Por qu¨¦ los juguetes sexuales de ellas son ¡®cool¡¯ y los de ellos son s¨®rdidos
Solo si vives en otro planeta no te habr¨¢s enterado de lo que es Satisfyer. Los estimuladores para hombres, en cambio, no est¨¢n tan bien vistos. ?A qu¨¦ se debe?
Est¨¢n en todas partes: peri¨®dicos, revistas, redes sociales, conversaciones de oficina¡ Son los juguetes sexuales para mujeres. Su visibilizaci¨®n es tal que hoy los percibimos como algo cool, moderno y divertido. Un nuevo estatus encomiable. Pero, al mismo tiempo, sobre los juguetes sexuales para hombres sigue pesando un halo de sordidez. Lo cual establece una curiosa paradoja: cabr¨ªa pensar que, dado que la masturbaci¨®n masculina est¨¢ m¨¢s normalizada que la femenina, tambi¨¦n deber¨ªan estarlo los juguetes para hombres. Y, sin embargo, ocurre exactamente al rev¨¦s.
Durante siglos, y hasta tiempos recientes, a las mujeres se les ha privado del derecho al placer. Estaban en el mundo, seg¨²n las ideolog¨ªas m¨¢s anquilosadas, para traer hijos, lo que acotaba a este fin el acto sexual. Si sent¨ªa placer o no en el transcurso del mismo representaba algo secundario, y desde luego pocos hombres se preocupaban de que lo obtuvieran. Anhelarlo era propio de mujeres de dudosa moralidad, se pensaba. Por el contrario, tradicionalmente se ha aceptado que los hombres tengan "otras necesidades" (se empleaba esa expresi¨®n) y que desde adolescentes tratan de satisfacerlas. El padre se jactaba ufano de haber descubierto revistas porno bajo la cama de su hijo, aunque, a decir verdad, que este las escondiese indicaba que aquella liturgia ¨ªntima le avergonzaba si sal¨ªa a la luz.
"Los juguetes sexuales para hombres se ven rid¨ªculos porque se asume que los hombres de verdad no los necesitan; se las pueden arreglar bien solo usando sus manos"
Hallie Lieberman, profesora en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Georgia (EEUU) e historiadora de la sexualidad
Los resultados de los estudios difieren en cuanto a la prevalencia de la masturbaci¨®n entre hombres y mujeres. En los a?os cuarenta, el conocido como informe Kinsey (los vol¨²menes Sexual behavior in the human male, de 1948,y Sexual behaviour in the human female, de 1953, del bi¨®logo Albert Kinsey, de la Universidad de Indiana) revelaba que un 62% de las mujeres estadounidenses ya por entonces se masturbaban. En general, como indica esta investigaci¨®n de 2011, se asume que los chicos adolescentes se masturban m¨¢s a menudo y desde una edad m¨¢s temprana que las chicas. Pero, por otra parte, el 15% de los hombres y el 21% de las mujeres reconocen haber usado alguna vez uno de estos artilugios, seg¨²n un estudio publicado en 2014 en Sex Health. Es decir: ellos se masturban m¨¢s, pero ellas recurren m¨¢s a los juguetes de placer. Otro estudio sentencia que ellas, aunque se tocan menos, cosechan de esta pr¨¢ctica mayor goce.
La creciente popularidad de los juguetes sexuales para mujeres contradice cualquier idea relacionada con la verg¨¹enza y voltea radicalmente las doctrinas del pasado. "Es curioso, porque la masturbaci¨®n masculina ha estado m¨¢s socialmente aceptada que la femenina (aunque en ambos casos ha estado siempre estigmatizada), y los juguetes sexuales para hombres deber¨ªan estar m¨¢s socialmente aceptados que aquellos para mujeres", dice a ICON Hallie Lieberman, profesora en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Georgia (EEUU), historiadora de la sexualidad y autora del libro Buzz: The stimulating history of the sex toy, de 2017 (¡°Zumbido: la estimulante historia del juguete sexual¡±). Ha publicado art¨ªculos en revistas cient¨ªficas como Sexuality & Culture, Journal of Positive Sexuality o Enterprise & Society.
El auge medi¨¢tico de vibradores y succionadores es relativamente nuevo, pero desde hace m¨¢s tiempo existen las reuniones de tuppersex, en las que grupos de amigas quedan para probar y adquirir estos gustosos productos. Cuesta imaginar una reuni¨®n de hombres heterosexuales con este objetivo. Probablemente esa divergencia fue el primer paso para la mayor aceptaci¨®n de unos juguetes que de otros.
"Creo que hay varias razones por las cuales estas reuniones atraen a mujeres y no a hombres", analiza Hallie Lieberman. "Primero, las mujeres tienen la libertad de hablar entre ellas de sexo sin temor a que se cuestione su sexualidad. Los hombres heterosexuales generalmente no tienen esa libertad: si dec¨ªan que iban a una fiesta de juguetes sexuales, la gente podr¨ªa hacer suposiciones sobre su sexualidad. En segundo lugar, las mujeres est¨¢n acostumbradas a tener este tipo de fiestas caseras al estilo de Tupperware. Ellas han sido el objetivo de este tipo de esquemas de marketing multinivel durante d¨¦cadas, y la mayor¨ªa de las fiestas caseras de juguetes sexuales son parte de estos esquemas de marketing de estilo piramidal".
En general, parece m¨¢s probable que una conversaci¨®n sobre juguetes er¨®ticos surja en un corrillo de mujeres que de varones. Como apunta la sex¨®loga Georgina Burgos, "entre hombres se va a hablar menos. En todo caso, hablar¨¢n de un juguete que utilizan en pareja. Decir en la oficina: 'Yo utilizo un vibrador para estimular la pr¨®stata', casi seguro que no se va a dar. Porque, en general, los hombres prefieren no compartir aspectos por los que piensan que se les puede criticar o atribuir alg¨²n problema". Un reparo que resta exposici¨®n a los juguetes masculinos.
"Decir en la oficina 'yo utilizo un vibrador para estimular la pr¨®stata', casi seguro que no se va a dar. Porque, en general, los hombres prefieren no compartir aspectos por los que piensan que se les puede criticar o atribuir alg¨²n problema"
Georgina Burgos, sex¨®loga
Luis Ayuso, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Granada y coautor del libro Los espa?oles y la sexualidad en el siglo XXI, publicado por el CIS (2014), opina que el furor por los juguetes sexuales femeninos obecede a varios factores. "En primer lugar, hoy las mujeres tienen un nivel de estudios m¨¢s alto que hace unos a?os, lo que da lugar a que haya un mayor aperturismo por su parte. Tenemos datos de que las mujeres con estudios universitarios son las que m¨¢s se han atrevido a usar bolas chinas. Y actualmente en la universidad hay m¨¢s chicas que chicos", argumenta.
"En segundo lugar ¡ªprosigue¡ª, tendemos a una sociedad mucho m¨¢s secularizada: el factor religioso, que cohib¨ªa a muchas mujeres a vivir su sexualidad, ha ido cayendo. Hay tambi¨¦n una flexibilizaci¨®n de las normas sociales, que permite que las mujeres abracen por ejemplo la novela er¨®tica. Otro aspecto es que vamos a sociedades m¨¢s individualizadas, lo que explica el auge de la masturbaci¨®n, tanto en el hombre como en la mujer. Y m¨¢s hedonistas: la experimentaci¨®n, la b¨²squeda del placer est¨¢ m¨¢s presente en el d¨ªa a d¨ªa. Adem¨¢s, en la mujer es importante el tema del autoconocimiento del cuerpo".
Lieberman opina que el juguete er¨®tico masculino sigue estigmatizado, y en parte es por culpa de un mal entendido prurito varonil. "Pienso que los juguetes sexuales para hombres se ven rid¨ªculos porque se asume que los hombres de verdad no los necesitan; se las pueden arreglar bien solo usando sus manos. La idea de un hombre maduro que lleva procur¨¢ndose orgasmos desde los 13 a?os recurriendo a un aparato especial podr¨ªa parecer rid¨ªculo", expone.
Nadie duda de que las mujeres tambi¨¦n se apa?an bien con las manos, "pero los vibradores pueden dar a algunas mujeres que nunca han tenido orgasmos con la mano la capacidad de alcanzarlo. Hay investigaciones que muestran que los orgasmos con vibradores son m¨¢s intensos que sin ellos. Las mujeres tambi¨¦n pueden tener orgasmos m¨²ltiples m¨¢s f¨¢cilmente con vibradores que con la mano", dice Hallie Lieberman.
Tambi¨¦n entra en juego un factor anat¨®mico. Una zona especialmente sensible al placer como el cl¨ªtoris es m¨¢s dif¨ªcil que se estimule mediante la penetraci¨®n. "Los hombres pueden tener orgasmos f¨¢cilmente con el sexo de pene en vagina, mientras que es menos probable que las mujeres lo logren as¨ª porque [la penetraci¨®n] no proporciona mucha estimulaci¨®n del cl¨ªtoris. Se debe a que este est¨¢ ubicado en el exterior y no en el interior de la vagina. De modo que las mujeres no necesariamente est¨¢n siendo m¨¢s sexuales, solo est¨¢n usando juguetes sexuales para cerrar la brecha del orgasmo".
"Es curioso, porque la masturbaci¨®n masculina ha estado m¨¢s socialmente aceptada que la femenina, y los juguetes sexuales para hombres deber¨ªan estar m¨¢s socialmente aceptados que aquellos para mujeres"
Hallie Lieberman, profesora en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Georgia (EEUU) e historiadora de la sexualidad
En cambio, algunos juguetes para hombres pueden provocar rechazo en clientes potenciales (heterosexuales) precisamente por escr¨²pulos relacionados con la anatom¨ªa. Como dice Georgina Burgos, "los juguetes est¨¢n aceptados para ambos sexos, pero puede haber determinados productos que generen alg¨²n conflicto derivado de creencias de algunos hombres. El vibrador para estimular la pr¨®stata puede echales para atr¨¢s: 'No voy a tener sexo anal', piensan. Puede ser que no les guste ese tipo de est¨ªmulo¡±.
Por ¨²ltimo, est¨¢ el mensaje de autosuficiencia que env¨ªa el feminismo. "Cada vez se admite m¨¢s que las mujeres se masturban y casi es una reivindicaci¨®n", se?ala la sex¨®loga Georgina Burgos. "Creo que el feminismo ha influido en la forma en que pensamos en los juguetes sexuales desde la d¨¦cada de 1960¡±, aporta Lieberman. "A finales de la d¨¦cada de 1960 y principios de la de 1970, Betty Dodson argumentaba que la masturbaci¨®n era una de las claves para la liberaci¨®n femenina, al permitir que las mujeres se dieran orgasmos sin pareja, y organiz¨® talleres para ense?ar a las mujeres a usar el vibrador Hitachi Magic Wand. Aunque a muchas de las feministas convencionales e incluso a las radicales no les gustaba. Pero el feminismo finalmente se est¨¢ poniendo al d¨ªa con lo que Dodson argumentaba hace cincuenta a?os. Creo que el movimiento feminista dominante ha adoptado los juguetes sexuales como una ruta hacia la autosuficiencia sexual, y creo que ha tenido una influencia".
Como aduce Georgina Burgos, "s¨ª que puede haber una presi¨®n social. Parece que ahora las mujeres tienen que ser hipersexuales y poner su sexualidad a la vista porque si no, parece que les pasa algo. S¨ª que puede haber m¨¢s presi¨®n para que las mujeres muestren eso y menos para que lo muestren los hombres. Hemos pasado de un tiempo en que el sexo pod¨ªa ser una cuesti¨®n tab¨² para las mujeres a que si no tienen una vida sexual activa, tienen un problema. Esto est¨¢ influyendo en el modo en que la gente manifiesta su sexualidad".
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