Las ¨ªntimas cartas de Greta Garbo que narran su vida de soledad
Una subasta saca a la luz 65 misivas de la actriz dirigidas a la guionista austroh¨²ngara Salka Viertel, su amiga y confidente durante 40 a?os: ¡°Sigo siendo un ni?o confundido y cansado¡ Significas mucho para m¨ª¡±
La llamaban la divina esfinge sueca (Estocolmo, 1905). Desde que lleg¨® a Estados Unidos con 20 a?os construy¨® un muro tan pesado como el silencio para proteger su vida privada. A veces, sin embargo, bajaba los brazos. ¡°Estoy cansada, nerviosa y estoy en EE UU. Aqu¨ª no sabes que est¨¢s viva¡±. Cuando la mujer que enamor¨® en la pantalla grande a toda una generaci¨®n ya era mayor, un aficionado la detuvo en la calle y le pregunt¨® si realmente era ella. "Yo fui Greta Garbo", contest¨® la actriz que abandon¨® el cine a los 36 a?os, en la cumbre de su carrera. Lo que pas¨® durante los a?os venideros ha sido uno de los misterios que envuelve al icono del siglo XX. La casa de subasta Swann Auction Galleries sac¨® a la venta el jueves 65 cartas que la actriz envi¨® a su amiga ¨ªntima, la guionista austroh¨²ngara Salka Viertel, durante su etapa en el anonimato.
¡°Salka, s¨¦ que soy una persona imposible¡ No voy a ninguna parte, no veo a nadie, al igual que en Brentwood [su residencia en Hollywood]¡ Tal vez vengas a rescatarme¡ Es dif¨ªcil y triste estar sola, pero a veces es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil estar con alguien¡ No es extra?o que no recuerde haber conocido al se?or Vidal. Nunca escucho un nombre, ni nada, cuando estoy en alg¨²n lugar¡ Sigo siendo una ni?a confundida y cansada¡ Significas mucho para m¨ª. Espero que lo sepas¡±, reza una misiva firmada en 1937. En total son cerca de 100 hojas escritas de pu?o y letra por la int¨¦rprete a su confidente entre 1932 y 1973. Se despide como G. G. o Tucha o Tusha. Desde la casa de subastas estiman que el valor del material oscila entre los 40.000 y 60.000 d¨®lares (entre los 36.000 y los 54.000 euros).
Viertel, que se describi¨® como "ni lo suficientemente hermosa ni joven" para convertirse en una estrella, escribi¨® muchos guiones para Garbo, como los de La reina Cristina de Suecia (1933) o Anna Karenina (1935). Muchas de las cartas que la estrella n¨®rdica le envi¨® a su amiga estuvieron dirigidas a Klosters, Suiza, donde la guionista se mud¨® en 1953 para estar cerca de su hijo, el escritor Peter Viertel, casado con la estrella de cine escocesa Deborah Kerr.
En las primeras cartas, Garbo critica a directores de cine y hace apreciaciones sobre los guiones en los que trabaja. Despu¨¦s habla de que no tiene amantes, pero que eso no le impide tener problemas. En la ¨²ltima etapa de su correspondencia cuenta que pasa los d¨ªas echada en la cama, aunque le parecen a?os. "Estoy viviendo con terror y absoluta tristeza", confiesa. "Si no escuchas noticias m¨ªas no sabr¨¢s que te amo, pero lo hago, y para siempre. (...) Pienso en ti constantemente y dar¨ªa cualquier cosa por volver a los d¨ªas en que pod¨ªa coger mi buggy y conducir hasta la calle Myberry para verte. A ti, tan vibrante y maravillosa", escribe en otra carta destinada a Viertel. Tambi¨¦n la inst¨® a contar su historia de inmigrante y en 1969 la austroh¨²ngara public¨® su autobiograf¨ªa, La bondad de los extra?os. Muri¨® en 1978. Garbo, en 1990, con 84 a?os.
En 1993 la casa de subasta Sotheby's de Londres destruy¨® ese muro privado construido por la estrella cuando ofert¨® 66 cartas dirigidas a la guionista. Entonces las compr¨® un aficionado de Florida. Ahora las subasta un propietario privado. Dos a?os atr¨¢s, Sotheby's subast¨® otro paquete de cartas escritas por Garbo a la condesa sueca Marta Wachtmeister. La t¨®nica de sus mensajes eran tan dolorosa y solitaria como la de los escritos a Viertel. "Nunca dije: ¡®Quiero estar sola", explic¨® en 1955 a la revista Life. "Solo dije: ¡®?Quiero que me dejen en paz!¡¯ Ah¨ª est¨¢ la gran diferencia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.