M¨¢s de un mill¨®n de euros por ¡®Christine¡¯, obra in¨¦dita de Ben Enwonwu
El mercado del arte cae rendido de nuevo ante el pintor nigeriano, fallecido en 1994, con la subasta en Sotheby's del retrato desconocido de una amiga. La obra supera en precio a la misteriosa princesa ¡®Tutu¡¯ de hace un a?o
Ben Enwonwu es leyenda en el arte que trasciende las fronteras de su Nigeria natal. Lo llaman ¡°el padre del modernismo nigeriano¡± o el creador de la Mona Lisa africana, mientras ¨¦l revive en espectaculares aventuras contempor¨¢neas, 25 a?os despu¨¦s de su muerte. La semana pasada volvi¨® a ocurrir: un retrato pintado por Enwonwu en Lagos, en 1971, se vendi¨®, en Sotheby¡¯s, por algo m¨¢s de un mill¨®n de libras (aproximadamente 1,3 millones de euros, cuando su valoraci¨®n de entrada era 100.000). Christine, el nombre de la obra, era en realidad la modelo y amiga de Enwonwu en cuyo hogar familiar qued¨® guardado por cinco d¨¦cadas el cuadro que retrata a una joven mujer vestida de amarillo. Los parientes de Christine no ten¨ªan idea del valor de la obra hasta que un d¨ªa decidieron escribir en Google el nombre del autor y la b¨²squeda les condujo hasta el simulador de la casa de subastas londinense, que permite a los usuarios estimar la cotizaci¨®n de una pieza de arte.
La grat¨ªsima sorpresa para la familia de Christine se plasm¨® en un nuevo golpe de efecto desde el epicentro del mercado del arte: otra vez, el nombre de Ben Enwonwu volv¨ªa a dar jugosos r¨¦ditos. Las pen¨²ltimas noticias sobre el pintor nigeriano en la prensa mundial hab¨ªan sucedido hace apenas un a?o y medio, cuando una segunda versi¨®n de su Mona Lisa ¨Co el legendario cuadro de la princesa Tutu¨C fue localizado en un piso londinense, despu¨¦s de haberse perdido de vista, tras una exposici¨®n en 1975, y finalmente subastado por 1,4 millones de euros.
El artista, de etnia igbo, hab¨ªa pintado la primera versi¨®n de Tutu, en 1973, inspir¨¢ndose en la figura de la hija de un rey yoruba llamada Adetutu Ademiluyi, por lo que el retrato adquiri¨® el valor simb¨®lico de la paz entre nigerianos de dos etnias del sur, tras la guerra de Biafra. Enwonwu quiso conservar para s¨ª esa pintura original, por lo cual pint¨® otras dos versiones, que vendi¨®. Pero en 1994, poco antes de su muerte, su casa de Lagos fue desvalijada y, en el episodio, desapareci¨® el original de la princesa Tutu, lo cual devast¨® al pintor, ya aquejado de c¨¢ncer, seg¨²n confi¨® su hijo Oliver a los medios.
La imagen de la princesa yoruba popularizada en el trazo de Enwonwu se reprodujo en l¨¢minas que fueron poblando los salones de las casas nigerianas, mientras el misterio de los originales segu¨ªa creciendo. Parte del enigma se resolvi¨® el a?o pasado, cuando la segunda versi¨®n de la obra, la que fue pintada en 1974, apareci¨® en Inglaterra. Sin embargo, a¨²n no hay pistas del cuadro original del 73.
Enwonwu, que hab¨ªa nacido en la ciudad portuaria de Onitsha, en 1917, particip¨® activamente en los albores del movimiento panafricanista y caribe?o que reivindic¨® la negritud, en la d¨¦cada de los treinta, y luego lleg¨® a cumplir con un encargo bastante singular, como fue la realizaci¨®n de una escultura a gran escala de la reina Elizabeth II. En 1956 se convirti¨®, as¨ª, en el primer artista africano en producir el retrato oficial de un monarca europeo, lo que, curiosamente, le vali¨® m¨¢s cr¨ªticas del lado europeo, por haber supuestamente ¡°africanizado¡± los rasgos de la reina brit¨¢nica.
¡°Si bien Europa puede estar orgullosa de poseer algunas de las mejores esculturas de ?frica entre museos y coleccionistas privados, ?frica solo puede recibir los ejemplos m¨¢s pobres del arte ingl¨¦s, en particular, y obras de arte europeas de segunda categor¨ªa, en general¡±, escribi¨® en Pr¨¦sence Africaine, una revista panafricana que se editaba en Par¨ªs. Ciertamente, su relaci¨®n con el mundo occidental fue especial y motivo de algunas controversias, a las que el artista respond¨ªa con contundencia. ¡°No voy a aceptar una posici¨®n inferior en el mundo del arte. Mi arte no se llama arte africano, porque no he podido darle la adecuada expresi¨®n a mi realidad¡±, dijo en una entrevista con la BBC en 1958.
Sin embargo, Enwonwu fue muy enf¨¢tico al defender el legado de ?frica en su obra pl¨¢stica, y conden¨® expl¨ªcitamente el colonialismo: ¡°S¨¦ que cuando un pa¨ªs es reprimido por otro pol¨ªticamente, las tradiciones nativas del arte de los reprimidos comienzan a extinguirse. Luego, los artistas tambi¨¦n van perdiendo su individualidad y los valores de su propio lenguaje art¨ªstico. El arte, en esta situaci¨®n, est¨¢ condenado¡±.
La Fundaci¨®n Ben Enwonwu, erigida por su hijo Oliver, contin¨²a con una labor muy activa en la escena de la pl¨¢stica nigeriana, animando estos debates en torno al mercado del arte, sus precios y la necesaria inversi¨®n en educaci¨®n, investigaci¨®n y publicaciones que pueden hacer del arte una disciplina viva en el continente.
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