William Davies: ¡°Hemos renunciado a explicar que la democracia liberal merece la pena¡±
Profesor de Pol¨ªtica Econ¨®mica y escritor, en su ¨²ltimo libro explica c¨®mo el debate p¨²blico se ha contaminado de p¨¢nico, excitaci¨®n y urgencia
William Davies (Londres, 43 a?os) ha dado en la clave al definir la mezcla de p¨¢nico, excitaci¨®n y urgencia que vive el debate pol¨ªtico. Estados nerviosos. C¨®mo las emociones se han adue?ado de la sociedad (Sexto Piso) ayuda a entender por qu¨¦ los mensajes m¨¢s agresivos se han adue?ado de la conversaci¨®n y por qu¨¦ la autoridad de los expertos, que durante d¨¦cadas forj¨® una verdad compartida y aceptada en las sociedades democr¨¢ticas, ha perdido la confianza de muchos ciudadanos. El profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica de la Facultad de Goldsmiths, adscrita a la Universidad de Londres, exige a pol¨ªticos e instituciones que se adapten a un nuevo entorno en el que las decisiones ya no se pueden imponer unilateralmente, por muy bienintencionadas que sean. La democracia exige convencer y seducir a un electorado que ya no se identifica con el sistema ni lo defiende.
PREGUNTA.??Todav¨ªa existe algo como la verdad objetiva? ?O ya todo es relativo e interpretable?
RESPUESTA.?Est¨¢ claro que en los ¨²ltimos a?os hemos visto movimientos pol¨ªticos que han adquirido ventaja a base de contar mentiras, retorcer la verdad e inventarse los datos. Y no se trata de algo nuevo en pol¨ªtica. Siempre han existido. Un dato relevante, que ha ocurrido en el Reino Unido con el Brexit, pero tambi¨¦n en otros lugares, es que ciertos movimientos pol¨ªticos han comenzado a tratar a las instituciones que generan la verdad como parte del problema. Hablo de las universidades, de los organismos que producen estad¨ªsticas oficiales, de los medios de comunicaci¨®n que han ocupado siempre el centro del debate, como la BBC, CNN, The New York Times o Le Monde. Algunos l¨ªderes han comenzado a acusarlos de ser unas ¨¦lites liberales movidas por su propio inter¨¦s y no por impulsar la verdad. Las redes sociales han roto el cuello de botella que hab¨ªa en torno al periodismo impreso o audiovisual profesional.
¡°Si uno quiere ser viral en Twitter, su mensaje debe contener lo que los psic¨®logos llaman ¡°emoci¨®n moral¡±
P.?Su libro parece a veces una causa general contra esos expertos, como si fueran ellos los culpables del deterioro del debate p¨²blico.
R.?No culpo a los expertos. Lo que creo que ha ocurrido es que hemos atravesado un largo periodo de prevalencia de las democracias liberales en las que cada vez m¨¢s asuntos p¨²blicos eran puestos en manos de los expertos. En pol¨ªtica econ¨®mica, por ejemplo, hemos visto algunas corrientes muy poco democr¨¢ticas lideradas por expertos. Vimos a la UE convertir a Mario Monti, un profesor universitario, en primer ministro de Italia sin ning¨²n tipo de credencial democr¨¢tica. Durante los ochenta y noventa, el debate p¨²blico se centr¨® m¨¢s y m¨¢s en estad¨ªsticas p¨²blicas, y una y otra parte intentaban imponerse en la discusi¨®n apelando a datos muy concretos.
P.?En el debate del Brexit, un ministro contrario a la UE lleg¨® a decir que estaba ¡°harto de los expertos¡±.
R. Durante el refer¨¦ndum de 2016, los defensores de la permanencia en la UE presentaron a un mont¨®n de expertos y de datos y an¨¢lisis econ¨®micos para convencer a la gente. Y parte de la ciudadan¨ªa no les hizo ni caso. Se ha producido un desafortunado choque entre la pol¨ªtica, por un lado, y las pol¨ªticas dise?adas y controladas por expertos. Por otra parte, los Gobiernos han usado los datos estad¨ªsticos en su propio beneficio. Pero el aumento de la desigualdad en los ¨²ltimos 40 a?os demuestra que los datos manejados sobre el PIB o el desempleo han ocultado lo que estaba ocurriendo.
P.?Es usted muy esc¨¦ptico respecto a las redes sociales y su aportaci¨®n al avance de la democracia.
R.?Si uno quiere que su mensaje en Twitter sea lo m¨¢s viral posible, debe contener lo que los psic¨®logos llaman ¡°emoci¨®n moral¡±. Debes expresarte en t¨¦rminos como ¡°esto es escandaloso¡±, o ¡°esto es terrible¡±. Si escribes un mensaje de consenso lo m¨¢s objetivo posible, a nadie le interesa. Si quieres ser viral, lo mejor ser¨¢ afirmar algo que no se sostenga ni remotamente con hechos. Porque la l¨®gica de la viralidad, de que algo se extienda r¨¢pidamente, tiene muy poco que ver con los hechos concretos. Hay un contraste muy fuerte entre dos mundos. En el primero, comprobar la veracidad de algo lleva tiempo y esfuerzo. En el segundo, hay una sensibilidad instant¨¢nea que requiere inmediatez. Puede comprobarse en los medios adaptados al entorno digital. La historia comienza a contarse cuando empieza a existir. Y tienes a una legi¨®n de periodistas intentando contar lo que sucede, y diciendo ¡°me cuentan esta informaci¨®n o esta otra¡±. As¨ª funcionan las cosas y no hay modo de dar marcha atr¨¢s. Hace 20 a?os, te enterabas de lo que hab¨ªa ocurrido a la ma?ana siguiente.
P.??C¨®mo se responde ante ese ¡°estado de nervios¡±?
R.?Si deseamos tener hechos objetivos, debemos reconocer el problema que supone vivir en este mundo de sensaciones inmediatas en tiempo real. No es que circulen mentiras. Siempre las ha habido. La cuesti¨®n reside en el modo en que los nuevos medios y la tecnolog¨ªa han cambiado el paisaje de la realidad. Si alguien grita ?fuego!, usted y yo saldremos corriendo sin molestarnos en verificar si hay fuego o no. Ese es el tipo de mundo en el que vivimos, con enormes oportunidades de cambiar o influir en el comportamiento de la gente a base de mensajes que contengan esa emoci¨®n moral o esa sensaci¨®n de indignaci¨®n. Los expertos, como los periodistas, necesitan espacio y tiempo para desentra?ar las pol¨¦micas que surgen antes de emitir un mensaje p¨²blico.
P.?Pero exigir a los pol¨ªticos y expertos que expresen emociones, ?no simplifica el debate?
R.?Hemos renunciado a explicar de un modo simple que la democracia liberal merece la pena. La gente tiende a identificarse m¨¢s con las historias que con los hechos y las cifras. Hay multitud de historias que demuestran por qu¨¦ la UE ha beneficiado enormemente a la gente. En el caso del Brexit, creo que los defensores de la permanencia no recurrieron a esos m¨¦todos. Podr¨ªan haber contado la historia de ¨¦xito de los profesionales sanitarios espa?oles que trabajan en el Reino Unido, o el papel tan relevante que tuvo la UE para alcanzar los Acuerdos de Paz de Viernes Santo para Irlanda del Norte.
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