El juego donde luchas por tu derecho a vivir
Un documental sobre las personas refugiadas atrapadas en la ruta de los Balcanes
Resulta extra?o, pero de repente, unos minutos de espera pueden parecer una eternidad. Incluso cuando llevas a?os de espera en espera, buscando un refugio por medio mundo. Por eso, aguardar la llegada de un coche en un lugar desconocido en el que has pactado con un ¡°traficante¡± y que te llevar¨¢ de un nuevo par¨¦ntesis a otro ¨Cde un pa¨ªs a otro¨C tensa todo el cuerpo. Porque igual no aparece. Porque quiz¨¢ no qued¨® claro el punto de encuentro, porque te enga?aron...
Youseef, procedente de Irak, nos cuenta que con el hambre y la sed ocurre parecido: lo malo no es sentirla, lo malo es no saber cu¨¢ndo la conseguir¨¢s saciar tras d¨ªas de caminata por el bosque, tratando de alcanzar Italia. Pero lo peor de todo ¨Cpara algunos¨C es sentirte culpable por estar vivo despu¨¦s de ver caer a tantos a tu lado.
Estamos en Velika Kladusa, un peque?o pueblo bosnio que se encuentra a cuatro kil¨®metros de la frontera con Croacia. All¨ª sobreviven cientos de personas procedentes de Pakist¨¢n, Afganist¨¢n, India, Siria, Ir¨¢n, Kurdist¨¢n (de Siria, Irak e Ir¨¢n), Marruecos, Argelia, Nigeria, Bereberes, etc. Comenzaron a llegar hacia febrero de 2018 y en agosto ¨Ccuando se rod¨® The Game¨C algunas de ellas estaban establecidas en un asentamiento improvisado a escasos metros del n¨²cleo urbano. En cambio, muchas otras se establecieron en casas en construcci¨®n, segundas viviendas o naves en desuso, gracias a la solidaridad de las personas locales.
Quiz¨¢s, eso sea una de las pocas cosas reconfortantes que encuentras al llegar: que la memoria construye solidaridad; mientras que el olvido construye nuevos cr¨ªmenes repetidos. La memoria de saber que hace poco m¨¢s de veinte a?os fueron los bosnios quienes tuvieron que salir corriendo con las manos vac¨ªas.
Un a?o despu¨¦s, muchos est¨¢n en la calle o en tiendas de campa?a porque el campo ¡°oficial¡± que han construido no cubre la demanda actual.
Estas personas llegadas de tantos rincones del mundo huyen de la guerra, de persecuciones pol¨ªticas por ideolog¨ªa o por ser minor¨ªas, o son refugiados econ¨®micos. Est¨¢n ahora mismo en Bosnia porque ¨Cpodr¨ªa decirse¨C esta nueva ruta es la menos peligrosa si la comparamos con la de Libia, con cruzar el Mediterr¨¢neo por otras zonas o con tratar de llegar a Europa por Hungr¨ªa (que ha construido una valla de casi 200 km).
Estreno en Web
El documental vio la luz por primera vez en la Filmoteca de Navarra el pasado 12 de septiembre y ser¨¢ publicado junto al nuevo disco de la banda de rock Ingravit?.
En este proyecto musical participan varias personas refugiadas y migradas que viven en Pamplona.
La menos peligrosa no quiere decir que sea segura. La opci¨®n de perder la vida en el intento est¨¢ presente, pero no tanto como en las anteriores. De hecho, mientras est¨¢bamos all¨¢, dos personas perdieron la vida en un bosque croata tratando de atravesar ese pa¨ªs. Algunos dicen que se despe?aron; otros, que una tormenta provoc¨® un alud de barro que los aplast¨®. No salieron en ning¨²n titular y es probable que muriesen sin nombre.
Resulta inevitable echar la vista atr¨¢s y pensar lo lejos que queda ya 2015 en nuestra amnesia inducida: cuando la fotograf¨ªa del cuerpo sin vida de un ni?o en una playa turca da la vuelta al mundo. Se llamaba Aylan, era kurdo y muri¨® ahogado junto a su madre y su otro hermano huyendo de la guerra de Siria (desde una de las zonas que Turqu¨ªa est¨¢ bombardeando actualmente). La imagen nos devolv¨ªa el reflejo de lo que somos: una sociedad enferma que ha naturalizado las fronteras como lugares de conflicto, donde la muerte de inocentes est¨¢ legitimada. Porque el miedo al migrante es el que justifica una inversi¨®n en control fronterizo cada vez mayor: un aut¨¦ntico negocio.
La foto fue publicada en miles de peri¨®dicos y pareci¨® remover conciencias. Pero nada m¨¢s lejos de la realidad. De hecho, tras un leve intento de distribuci¨®n de refugiados por los pa¨ªses de la UE, se externalizaron sus fronteras a pa¨ªses que no ofrec¨ªan garant¨ªas, se redujeron las capacidades de b¨²squeda y rescate y se criminaliz¨® a diferentes organizaciones que intentaron e intentan salvar vidas en el Mediterr¨¢neo.
Es m¨¢s, desde esa fotograf¨ªa han muerto miles en el Mediterr¨¢neo. La agencia de la ONU para los refugiados calcula que en 2018, unos dos mil. En torno a la mitad, menores de 18 a?os. Sin ser noticia, sin titulares, sin fotos y sin testigos. Y es que criminalizar a las organizaciones de rescate, adem¨¢s de condenar a la muerte, supone eliminar tambi¨¦n observadores inc¨®modos que puedan ver qu¨¦ est¨¢ pasando.
The Game
En el olvido interesado de este drama, surge "The Game" (El Juego), que es como llaman los y las protagonistas del documental al cruzar una nueva frontera. Debido a que es un juego que pueden ganar o perder. Vidas que defienden su derecho a ser vidas, pese a la violencia de un sistema que las despoja de cualquier tipo de derecho por el hecho de migrar, por el hecho de haber nacido en el lado equivocado.
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