Jugarse la vida por una canasta
Un documental relata la huida de la selecci¨®n bosnia de baloncesto de la cercada Sarajevo para jugar el Europeo de 1993 en Alemania
En abril de 1993, el ala-p¨ªvot bosnio Samir Avdic, de 2,05 metros y que luego jugar¨ªa en el Unicaja, trat¨® de machacar durante el primer entrenamiento de su selecci¨®n para el Eurobasket que comenzaba dos meses m¨¢s tarde en Alemania. No lleg¨® al aro. As¨ª era su estado f¨ªsico tras un a?o desnutrido y sin tocar el bal¨®n: el transcurrido desde que fue reclutado de urgencia por el incipiente Ej¨¦rcito bosnio para defender Sarajevo del cerco de las fuerzas serbobosnias hasta que ¨¦l, otros seis jugadores y el equipo t¨¦cnico ¡ªentre ellos el famoso exjugador madridista Mirza Delibasic¡ª se jugaron la vida en un sprint bajo el sonido de las balas para escapar de la ciudad y representar por primera vez a su reci¨¦n nacido pa¨ªs en una competici¨®n internacional. La historia, poco conocida incluso en Bosnia, ha sido rescatada por Oliver Valente y ?lvaro Gonz¨¢lez-Aller en el documental The long shot, que obtuvo el mes pasado el Premio del P¨²blico en el festival de la versi¨®n balc¨¢nica de la cadena Al Jazeera.
Gonz¨¢lez-Aller, periodista y guionista madrile?o que resid¨ªa entonces en Sarajevo, se top¨® de casualidad con una menci¨®n a la odisea y decidi¨® entrevistar a uno de los jugadores para escribir un art¨ªculo sobre el tema. ¡°Mi primera pregunta fue: ¡®?de verdad nadie ha escrito un libro o hecho un documental sobre esto?¡±, recuerda hoy en conversaci¨®n telef¨®nica. Contact¨® entonces a Valente, amigo y cineasta, y durante cuatro a?os entrevistaron a todos los participantes en la gesta que segu¨ªan con vida. ¡°Para muchos, era la primera vez que hablaban del tema en 23 a?os. A menudo ten¨ªamos que parar la grabaci¨®n porque se emocionaban¡±, se?ala Gonz¨¢lez-Aller. Los principales retos fueron la financiaci¨®n (que vino principalmente de Al Jazeera y de una campa?a de micromecenazgo) y la escasez de material gr¨¢fico. ¡°Todo el conocido est¨¢ en el documental¡±, afirma Valente desde Berl¨ªn.
The long shot, un juego de palabras entre una oportunidad y un intento de encestar a la desesperada, narra la incredulidad con la que los baloncestistas vivieron el estallido b¨¦lico, apenas horas despu¨¦s de un partido sin incidentes entre el Bosna de Sarajevo y el Partiz¨¢n de Belgrado. ¡°Es como si alguien simplemente hiciese ¡®clic¡¯ y de repente eres otra persona, est¨¢s en una guerra¡±, recuerda el base Adis Beciragic.
La mayor¨ªa fueron llevados al frente como soldados o reclutados como polic¨ªas. Algunos siguieron sacando tiempo para entrenar, pese a que llegar a la cancha implicaba pasar por los puntos de mira de hasta tres de los tiradores serbios que sembraban el p¨¢nico en la ciudad. ¡°No era solo una cuesti¨®n de mantenerse en forma f¨ªsica. Era tambi¨¦n sentirse normal durante esa hora y media, una forma de terapia¡±, cuenta uno de ellos, Samir Seleskovic. Cuatro meses despu¨¦s, nadie se aferraba ya a ese espejismo de normalidad.
El Gobierno bosnio form¨® en esas fechas un Comit¨¦ Ol¨ªmpico, al considerar que una de las formas de visibilizar el nuevo pa¨ªs surgido de Yugoslavia era participar en competiciones deportivas internacionales. Delibasic y la Federaci¨®n hicieron un primer listado de baloncestistas con los que les gustar¨ªa contar. Y empezaron los descartes: algunos bosnios ¨¦tnicamente serbios o croatas optaron por jugar respectivamente con Yugoslavia o Croacia. Otros se quedaron fuera por problemas administrativos. Al final, quedaron diez nombres (el resto de selecciones convocaban a 12), de los que solo tres jugaban en el extranjero. El resto estaban en una Sarajevo sin electricidad ni agua corriente, en medio de un bloqueo que acabar¨ªa convertido en el m¨¢s largo a una capital de la historia moderna (1.425 d¨ªas). ¡°No era el mejor equipo que Bosnia pod¨ªa llevar, pero era talentoso y experimentado, porque en Yugoslavia siempre ha habido talento¡±, se?ala Gonz¨¢lez-Aller.
La ¨²nica forma de salir de Sarajevo era cruzar corriendo y de noche la pista del aeropuerto (a¨²n no exist¨ªa el famoso ¡°t¨²nel de la vida¡±que lo atravesar¨ªa bajo tierra) hasta superar el cerco serbio. 500 metros a oscuras, bajo fuego intermetente serbio y evitando los veh¨ªculos de las fuerzas de la ONU. Con los bases delante al ser m¨¢s r¨¢pidos, todos lo lograron ilesos.
En una vieja furgoneta y atravesando puestos de control militares donde les tachaban de locos, llegaron a la capital croata. ¡°En el centro de Zagreb, llenos de barro, parec¨ªamos salvajes¡±, rememora Samir Saleskovic en el documental.
En ese momento, Bosnia no solo era atacada por los serbios, sino tambi¨¦n por los croatas. Sin embargo, cuando la Cibona de Zagreb y la Federaci¨®n Croata de Baloncesto se enteraron de la huida les pagaron el alojamiento y les ofrecieron pabellones para entrenar. Adem¨¢s, Dino Radja y Toni Kukoc, dos mitos croatas del baloncesto que jugaban entonces en Italia y acabar¨ªan dando el salto a la NBA, pagaron de su bolsillo las equipaciones bosnias.
Los tres que viv¨ªan en el extranjero se reunieron con los escapados de Sarajevo. ¡°Al principio no reconoc¨ª a muchos, del peso que hab¨ªan perdido¡±, cuenta uno de ellos, Sabit Hadzic. Hasta 17 kilos.
Con media mente en la cancha y la otra media en su familia y amigos en Sarajevo, jugaron un amistoso en la ciudad italiana de Bolonia. Era su primer partido desde el estallido de la guerra y desplegaron entre aplausos una pancarta en ingl¨¦s pidiendo su fin.
As¨ª llegaron al clasificatorio en Polonia. ¡°Sus partidos hab¨ªan sido programados a las 08.30 de la ma?ana porque nadie pensaba que se fuesen a presentar. Estaban muy delgados y tocados psicol¨®gicamente. Y jugaron por encima de sus posibilidades¡±, se?ala Gonz¨¢lez-Aller. Ganaron todos los encuentros, dos de ellos por unos 30 puntos.
El torneo en s¨ª se presentaba m¨¢s dif¨ªcil, encuadrados en el grupo de Rusia, Suecia y la Espa?a de Lolo Sainz con Villacampa, Epi, Herreros, Antonio Mart¨ªn o Azofra. Pasaron de milagro a cuartos, donde les toc¨® en el cruce precisamente Croacia. Uno de los jugadores bosnios, de origen croata, se autoexcluy¨® porque ¨¦l y su familia hab¨ªan recibido amenazas. Con nueve jugadores y mucho m¨¢s lejos en el torneo de lo que ellos mismos esperaban llegar, perdieron 98-78. ¡°Para nosotros lo importante era colgar nuestra bandera de Bosnia en un torneo¡±, recuerda en el documental el m¨¢nager t¨¦cnico Jovica Rokvic. ¡°Que el mundo supiera sobre nosotros, para que no solo nos viesen por televisi¨®n como refugiados, gente pobre cruzando monta?as, o como muertos¡±. Fue m¨¢s que eso: Dino Bilalovic se coron¨® m¨¢ximo anotador del torneo y el octavo puesto es, hasta el d¨ªa de hoy, el mejor del pa¨ªs en un Eurobasket.
Acabada la competici¨®n, el combinado acord¨® que no ten¨ªa sentido regresar a un pa¨ªs que se desangraba. Dos de los jugadores recalaron en Espa?a: Avdic, en el Unicaja; y Dino Bilalovic, en el Breog¨¢n. Solo Delibasic, enfermo, se fug¨® de un hospital en Italia y regres¨® a Sarajevo, donde falleci¨® en 2001, ya en tiempos de paz.
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