Nuevo consenso
La econom¨ªa global exige pol¨ªticas presupuestarias y fiscales antic¨ªclicas
Los organismos econ¨®micos mundiales y los bancos centrales est¨¢n intentando, a trompicones, producir un nuevo consenso econ¨®mico global. El punto de partida es la confirmaci¨®n, evidente y proclamada recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI), de que la pol¨ªtica monetaria expansiva, necesaria para afrontar los primeros efectos de la crisis de 2007, est¨¢ a un paso de agotar sus efectos, si es que no los ha agotado ya. De poco sirve bajar un poco m¨¢s los tipos si no hay demanda de cr¨¦dito y la que aparezca para tipos m¨¢s bajos vendr¨¢ solicitada por empresas zombis; y es un riesgo para la estabilidad financiera global mantener un volumen de 15 billones de d¨®lares, una burbuja en ciernes cuyo estallido provocar¨ªa una crisis financiera global m¨¢s grave que la de hace 12 a?os.
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Esta alerta tiene una segunda parte que involucra a los Gobiernos y a las ¨¢reas econ¨®micas implicadas, sobre todo a la eurozona. Acabada la heterodoxia monetaria y ante los riesgos de una desaceleraci¨®n general del crecimiento, ha llegado la hora de aplicar pol¨ªticas presupuestarias y fiscales antic¨ªclicas. La OCDE, el BCE y varios organismos multilaterales reclaman m¨¢s inversi¨®n p¨²blica en aquellas econom¨ªas que tengan estabilidad suficiente para hacerlo; es decir, aquellas que presenten super¨¢vit fiscal. La mirada est¨¢ puesta sobre todo en Alemania, por su capacidad de tracci¨®n para la econom¨ªa del euro, pero tambi¨¦n en correligionarios de ortodoxia, como Holanda o Dinamarca. El nuevo consenso se resume en este principio: la pol¨ªtica monetaria no lo puede hacer todo y la econom¨ªa debe recibir est¨ªmulos presupuestarios. M¨¢s inversi¨®n p¨²blica, en suma.
Forma parte de este consenso econ¨®mico la percepci¨®n de que la econom¨ªa global necesita regulaciones espec¨ªficas centradas en corregir los efectos de la globalizaci¨®n financiera. Gita Gopinath, economista jefa del FMI, lo ha explicado con claridad meridana en una entrevista publicada ayer en EL PA?S: las pol¨ªticas fiscales dom¨¦sticas tienen hoy la tarea principal de corregir la desigualdad, quiz¨¢ el efecto m¨¢s indeseable de la crisis financiera. La correcci¨®n tiene que fundamentarse en una pol¨ªtica fiscal antic¨ªclica de cada Estado, con el fin de estabilizar la econom¨ªa internacional.
El problema del nuevo consenso, todav¨ªa en hilvanes, es que requiere </CF>un esfuerzo tributario en aquellas econom¨ªas que, aun cuando han salido de la recesi¨®n subsiguiente a la crisis financiera, no han sido capaces de recuperar los est¨¢ndares de gasto social, inversi¨®n y convergencia en renta anteriores a la Gran Depresi¨®n de 2007. Las se?ales apuntan a Espa?a, por supuesto. La insistencia en la reducci¨®n de impuestos, claramente ideol¨®gica y contraria a las pol¨ªticas de redistribuci¨®n, olvida que Espa?a presenta un d¨¦ficit severo en gasto social respecto a la media europea, que sus infraestructuras b¨¢sicas se est¨¢n deteriorando y que el proceso de convergencia en renta per capita con la media europea se ha estancado, en el mejor de los c¨¢lculos.
De nuevo aparece la urgencia de proponer a la sociedad espa?ola, es decir, en el Parlamento, una reforma fiscal profunda. El prop¨®sito es aumentar la recaudaci¨®n del Estado a niveles que le permitan apuntalar la estabilidad financiera p¨²blica, gravemente comprometida para 2019 y 2020 por el bloqueo presupuestario, esto es, por la demora en aprobar nuevos ingresos.
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