Las barricadas
Siento estar presenciando el continuo erigirse de barricadas. Las que menos preocupan son las que cortan calles, pues a lo sumo aguantan una noche;
luego hay otras, peores, invisibles: las que uno alza dentro de su mente, con im¨¢genes de odio, con fronteras. Una vez que se entra ya se sabe, pues la misi¨®n de todo embarricado es la de que no pasen. A la vista est¨¢ que el bien com¨²n comienza por pasar, los unos y los otros, libremente. Pero parece tarde. No s¨¦. M¨¢s all¨¢ de la contienda solo podremos parapetar la derrota. La derrota de todos, salvo de algunos, pocos, aquellos que como bien sabemos llevan toda su vida atrincherados.
Arturo Barros Yag¨¹e, Sotillo de la Adrada (?vila).
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