El asteroide que acab¨® con los dinosaurios acidific¨® el mar miles de a?os
Conchas marinas muestran c¨®mo el impacto alter¨® el pH del agua acabando con la base de la vida marina
A la historia del asteroide que acab¨® con los dinosaurios le faltan algunos cap¨ªtulos o no est¨¢n del todo bien escritos. Ahora, un estudio con microorganismos marinos tan peque?os que podr¨ªan confundirse con granos de arena muestra c¨®mo el impacto del b¨®lido acidific¨® la superficie de todos los oc¨¦anos. La r¨¢pida reducci¨®n del pH del agua, grabada en sus conchas, acab¨® con buena parte de la vida marina. Tuvieron que pasar decenas de miles de a?os para que el mar recuperara el equilibrio.
La ciencia tiene bastante avanzado qu¨¦ fue lo que pas¨® hace 66,04 millones de a?os. Un asteroide de unos 10 o 12 kil¨®metros de di¨¢metro impact¨® con la Tierra en lo que hoy es el golfo de M¨¦xico y la pen¨ªnsula del Yucat¨¢n. El choque desat¨® el apocalipsis: liber¨® una energ¨ªa equivalente a la de 10.000 millones de bombas como la de Hiroshima, levantando un gigantesco tsunami, volatilizando ingentes cantidades de material y liberando a la atm¨®sfera miles de millones de toneladas de CO2 y sulfuros.
Lo peor vino despu¨¦s. El cielo se oscureci¨®, filtrando la radiaci¨®n solar, lo que enfri¨® el clima y, sobre todo, entorpeci¨® la fotos¨ªntesis. El resultado fue la desaparici¨®n del 75% de la biodiversidad terrestre, empezando por los dinosaurios no alados. El cataclismo, que supuso el fin del periodo geol¨®gico del cret¨¢cico y el comienzo de uno nuevo, el pale¨®geno (lo que los geocient¨ªficos llaman l¨ªmite K-Pg), fue de tal magnitud que dej¨® una clara marca en el registro f¨®sil. Uno de los sitios donde mejor se aprecia la cicatriz es en la cueva de Geulhemmerberg, en el sudeste de Pa¨ªses Bajos, muy lejos de la costa mexicana (ver imagen arriba).
Los caparazones de los foramin¨ªferos muestran una acusada descalcificaci¨®n tras el impacto
"La cueva es especialmente ¨²nica porque se considera que recoge los primeros siglos, como mucho milenios, despu¨¦s de que el asteroide impactara con la Tierra", dice el investigador del Centro Alem¨¢n para la Investigaci¨®n en Geociencias GFZ?y principal autor del estudio?Michael Henehan. "Conserva una amplia capa de unos diez cent¨ªmetros de espesor que se deposit¨® entre una serie de eventos de s¨²per tormentas provocadas por las perturbaciones clim¨¢ticas del impacto", a?ade.
En esa capa aparecen unos microorganismos unicelulares que no son bacterias, ni plantas ni animales. Son?los foramin¨ªferos, unos protistas que proteg¨ªan su ¨²nica c¨¦lula con un caparaz¨®n no muy diferente del de mejillones y almejas. "Debido a que [el estrato] es muy rico en arcillas, los foramin¨ªferos contenidos en estos sedimentos se han conservado muy bien, tanto como si hubieran estado vivos hasta ayer", comenta Henehan, que inici¨® este trabajo durante su estancia en la Universidad de Yale (EE UU).
Gracias a la ratio de los distintos is¨®topos de boro (variaciones at¨®micas de un mismo elemento qu¨ªmico) presentes en las conchas de los foramin¨ªferos, Henehan y sus colegas han podido ver qu¨¦ pas¨® en el mar tras el asteroide. El ingrediente principal de las conchas es el carbonato c¨¢lcico y en su formaci¨®n tiene mucho que ver la alcalinidad (o acidez) del agua, es decir, su mayor o menor pH, la concentraci¨®n de iones de hidr¨®geno por litro.
"La composici¨®n isot¨®pica de las conchas tiende a asemejarse a la del agua en la que viven. La ratio de is¨®topos de ox¨ªgeno, por ejemplo, nos puede decir si viv¨ªan en aguas c¨¢lidas o fr¨ªas, los is¨®topos de boro, el pH del agua", comenta la investigadora de la Universidad de Zaragoza y coautora del estudio Laia Alegret, gran experta en estos organismos.
Los foramin¨ªferos de la cueva de Geulhemmerberg atrapados en el l¨ªmite K-Pg muestran una marcada descalcificaci¨®n de sus conchas. "A menor pH, menor disponibilidad de material para hacerlas", recuerda Alegret. El estudio, publicado en la revista PNAS, muestra que tras 100.000 a?os de un pH estable, este baj¨® hasta en un 0.3. El actual est¨¢ en torno al 8.3. "No es que fuera ¨¢cido sulf¨²rico, pero impidi¨® en gran medida la calcificaci¨®n", a?ade.
El fen¨®meno fue generalizado. Los autores del estudio recopilaron m¨¢s de 7.000 foramin¨ªferos de la cueva holandesa, ba?ada por el desaparecido mar de Tetis, pero tambi¨¦n varios miles m¨¢s de otras dos localizaciones hoy emergidas en EE UU y otras tres en el Pac¨ªfico y el Atl¨¢ntico. Todos los f¨®siles muestran una acusada descalcificaci¨®n en las capas posteriores al impacto del asteroide. A diferencia de los foramin¨ªferos planct¨®nicos, m¨¢s superficiales, que sufrieron una extinci¨®n en masa, los de los fondos oc¨¦anicos, los bent¨®nicos, "no se extinguieron tras el evento, pero si sufrieron cambios significativos", aclara la investigadora espa?ola.
"La acidificaci¨®n del oc¨¦ano que observamos pudo f¨¢cilmente haber sido el desencadenante de la extinci¨®n masiva en el ¨¢mbito marino", recoge en una nota Pincelli Hull, profesor de geolog¨ªa y geof¨ªsica en Yale. Aunque no lleg¨® hasta el fondo, la deposici¨®n de ¨¢cidos sulf¨²rico y n¨ªtrico generados tras el impacto alter¨® la acidez de las capas superficiales de todos los oc¨¦anos. La producci¨®n primaria neta de carbono, un indicador de la biodiversidad, se redujo hasta al menos la mitad. El estudio estima que una gran parte de la vida oce¨¢nica, empezando por los mosasaurios, los grandes reptiles marinos, se extingui¨®.
Para Alegret, lo que pas¨® hace 66 millones de a?os deber¨ªa ser una lecci¨®n para el actual proceso de cambio clim¨¢tico. "Tras 100.000 a?os de estabilidad, el pH cay¨® en unos pocos cientos de a?os y no se recuper¨® tan r¨¢pido como cay¨®: empez¨® a hacerlo tras 40.000 a?os y no alcanz¨® los niveles previos al asteroide hasta despu¨¦s de 80.000 a?os".
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