La guerra sin cuartel entre democracia e inflaci¨®n
El desaf¨ªo de los pr¨®ximos presidentes argentinos ser¨¢ evitar las crisis, no solo porque afectan la calidad de vida de sus votantes, tambi¨¦n se pueden llevar a la libertad misma
El pr¨®ximo domingo habr¨¢ elecciones presidenciales en la Argentina. Y 45 d¨ªas despu¨¦s, Mauricio Macri entregar¨¢ el poder al peronista Alberto Fern¨¢ndez o iniciar¨¢ su segundo mandato. De esta manera, se producir¨¢ un hecho hist¨®rico: se abrir¨¢ el octavo per¨ªodo democr¨¢tico consecutivo por primera vez en la historia del pa¨ªs. Desde 1983, cuando volvi¨® la democracia luego de una cruenta dictadura militar, ha habido de todo: presidentes de un signo, del otro, presidentes que terminaban su mandato, otros que entregaban el poder antes de tiempo, pero todos los conflictos pol¨ªticos se resolvieron por la v¨ªa democr¨¢tica aun frente a las peores crisis econ¨®micas.
Ese logro argentino llama aun m¨¢s la atenci¨®n si se compara con lo que sucede en el resto del continente. En Venezuela ya no hay democracia. Brasil est¨¢ presidido por un gobernante de ultraderecha, que triunf¨® en elecciones donde el l¨ªder m¨¢s popular del pa¨ªs no pudo presentarse. Colombia sigue inmersa en una guerra interminable. Ecuador vivi¨® hace una semana una situaci¨®n de violencia y represi¨®n muy delicada. Lo mismo ocurri¨® en Chile el ¨²ltimo fin de semana. En Per¨², los ¨²ltimos presidentes est¨¢n detenidos, huyeron, o se suicidaron. El actual es un vicepresidente en ejercicio del poder que acaba de clausurar el Congreso. En Bolivia empieza a haber serios problemas con el escrutinio de la primera elecci¨®n en la que Evo Morales no parece haber triunfado en primera vuelta.
La Argentina, en cambio, es un pa¨ªs donde ning¨²n l¨ªder est¨¢ detenido ni proscrito ni exiliado, donde no se cierran medios de comunicaci¨®n, ni hay detenidos pol¨ªticos, ni guerras internas por las razones que fuera, ni un racismo extendido. "A sunny place", como defini¨® un funcionario del gobierno de Macri unos d¨ªas despu¨¦s de su asunci¨®n.
Sin embargo, esa cualidad convive con otra que es muy destructiva: una alt¨ªsima inflaci¨®n que super¨® el 50 por ciento en 2018 y orillar¨¢ el 60 cuando termine este a?o. Esa inflaci¨®n ha derivado en una cantidad de pobres aterradora para cualquier registro hist¨®rico del pa¨ªs: casi un 40% de la poblaci¨®n subsiste con niveles de ingresos por debajo de la l¨ªnea de pobreza. Los sectores pol¨ªticos dominantes se acusan unos a otros por este desastre. Pero lo cierto es que cuando alguien discute la culpa de un desastre est¨¢ admitiendo su existencia. La democracia argentina ha sido una democracia generadora de pobres.
Ese panorama es producto de un problema sin fin que acompa?a a la democracia desde su mismo nacimiento. La Argentina es el pa¨ªs de las crisis c¨ªclicas y, cada crisis, la hace descender un escal¨®n en el bienestar de su poblaci¨®n. Los argentinos que nacieron con el comienzo de la democracia ya vivieron la hiperinflaci¨®n en 1989, una ola de desocupaci¨®n muy seria en 1995, una crisis de deuda que llev¨® los ¨ªndices de pobreza al 52 por ciento en 2003, y el clima econ¨®mico empez¨® a enrarecerse en 2011 hasta volver a otra crisis explosiva en estos dos ¨²ltimos a?os.
Cada vez que hay una crisis de esta dimensi¨®n, el sistema democr¨¢tico se ha sacudido, ha tambaleado, pero se ha repuesto, esto es, la libertad ha demostrado una fortaleza tal que pareciera que no est¨¢ en discusi¨®n, que es una precondici¨®n a prueba de cualquier prueba. La Argentina, adem¨¢s, es una democracia vital, con movilizaciones populares que no se ven en muchas partes del mundo. Mauricio Macri, en las peores condiciones pol¨ªtica y econ¨®micas, junt¨® el s¨¢bado pasado 300.000 personas en su cierre de campa?a. La semana anterior 200.000 mujeres marcharon en reclamo de sus derechos. Se trata de una democracia movilizada y activa.
Pero la persistencia de esas crisis c¨ªclicas asedia al sistema pol¨ªtico. El fundador de la democracia argentina, Ra¨²l Alfons¨ªn, dec¨ªa: "Con la democracia se come, se cura y se educa". Eso no ha ocurrido. Tarde o temprano, uno de los dos polos vencer¨¢ al otro: o la inflaci¨®n o la democracia. M¨¢s a¨²n, si es una democracia rodeada de pa¨ªses cuyos l¨ªderes no vacilan en violar algunas o todas las reglas del sistema: tarde o temprano la crisis infinita generar¨¢ escepticismo y eso provocar¨¢ un cambio en el sistema pol¨ªtico. Si la libertad no trae bienestar, ?no ser¨¢ hora de prescindir de ella? Por eso, el desaf¨ªo de los pr¨®ximos presidentes argentinos ser¨¢ doblegar la inflaci¨®n y evitar las crisis pero no solo porque afectan la calidad de vida de sus votantes: tambi¨¦n se pueden llevar puesta a la libertad misma.
Tanto va el c¨¢ntaro a la fuente.
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