Guerrilla floral en C¨®rdoba: estas no son decoraciones inocentes
Hay viajes accidentados, geometr¨ªa bot¨¢nica, ejercicios de memoria y de futurolog¨ªa en Festival Flora, el evento de arte floral que concluye este domingo en la ciudad andaluza
A veces un golpe de mala suerte puede convertirse en fuente de inspiraci¨®n. La artista floral australiana Ruby Barber se encontraba en Madrid este verano con su acompa?ante cuando decidi¨® alquilar un coche para visitar los campos de lavanda de Brihuega, en Guadalajara. Eligi¨® un veh¨ªculo el¨¦ctrico, enfil¨® la A-2, fue demasiado optimista con los tiempos y el coche se qued¨® sin bater¨ªa a cinco kil¨®metros de su destino. Sin cobertura en el m¨®vil y bajo un sol de justicia, la pareja camin¨® por los campos de lavanda y trigo hasta llegar al hotel que hab¨ªan reservado.
A pesar de lo que pudiera parecer, Barber asegura que esta experiencia canicular no fue negativa. Que la imagen del trigo y la lavanda se le qued¨® en la retina. Y que, por eso, su instalaci¨®n para la ¨²ltima edici¨®n del Festival Flora, que concluye en C¨®rdoba este domingo 27, es un intento de evocar ese paisaje mesetario en el precioso patio del Palacio de Orive. Se llama Trabajo de campo, lo firma con su nombre art¨ªstico ¨CMary Lennox, como la protagonista de El jard¨ªn secreto de Frances Hodgson Burnett¨C y es una cascada de lavanda y trigo custodiada por velos blancos que pende sobre la fuente central de este patio de m¨¢rmol. Con una banda sonora de m¨²sica atmosf¨¦rica, el espacio ofrece un oasis de paz zen gracias al olor de la lavanda.
Resulta oportuno adentrarse en las historias que rodean esta edici¨®n del Festival Flora para entender la peculiar filosof¨ªa que anima este encuentro internacional de arte floral. Sobre todo porque, para la mayor¨ªa del p¨²blico, el arte floral puede resultar dif¨ªcil de distinguir del trabajo de los floristas que se dedican a realizar ornamentos y ramos por encargo, o incluso de los cuidadores de patios que han conseguido crear en la ciudad andaluza una pasi¨®n poco habitual por la ornamentaci¨®n bot¨¢nica. Esta fina l¨ªnea no se debe al azar; varios de los artistas invitados por Flora tienen sus propias florister¨ªas comerciales a pie de calle, pero se distinguen por llevar su oficio m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de lo estrictamente comercial.
Un ejemplo de esa ambivalencia es el colectivo que se llev¨® el primer premio de este a?o, concedido por un jurado formado por el florista Mark Colle, el comisario de arte Jes¨²s Alcaide y la editora Victoria Clarke. Flor Motion es el nombre bajo el que se ocultan 15 floristas madrile?os que, al margen de su trabajo diario, llevan a cabo una labor de investigaci¨®n, creaci¨®n y guerrilla floral particular. Su objetivo es sacar las flores del entorno conservador, acomodaticio y decorativamente inofensivo y llevarlas a intervenciones en el espacio p¨²blico.
Su proyecto ganador para Flora, Trepidante, es un viaje por latitudes lejanas a trav¨¦s de lo bot¨¢nico. El patio de Casa G¨®ngora, invadido por una gigantesca estructura tentacular de mimbre, acoge una cascada de flores y olores (porque han empleado especias) que hablan de lo ex¨®tico y lo cercano, del descubrimiento y la sensualidad.
Es un proyecto espectacular y a gran escala, pero ese no es el ¨²nico registro en el que se mueven los proyectos de Flora. El merecedor del segundo premio lleva la firma de Thierry Boutemy, toda una autoridad en el arte floral contempor¨¢neo y autor de proyectos tan perturbadores como los arreglos florales de ese prodigio rococ¨® y punk llamado Mar¨ªa Antonieta de Sofia Coppola. A Boutemy le gustan las flores atmosf¨¦ricas, de tonos tenues, levemente decadentes y ligeramente marchitas, y su instalaci¨®n, Constelaci¨®n, es una especie de c¨¢psula de memoria contenida en una estancia en el patio de la Diputaci¨®n de C¨®rdoba. Resulta fascinante por las especies que usa (ra¨ªces, arbustos, hierbas, bulbos apenas sin enterrar) y tambi¨¦n por su car¨¢cter introspectivo.
Asegura Boutemy que es la primera vez que puede llevar a cabo un proyecto art¨ªstico personal tan ambicioso, y ese es otro de los m¨¦ritos de este festival que comenz¨® su andadura hace dos a?os. De hecho, la intervenci¨®n de la estadounidense Lisa Waud es tan abiertamente experimental que, m¨¢s all¨¢ de este festival, solo podr¨ªa tener cabida en una bienal de arte contempor¨¢neo. Waud ha dise?ado un Museo de Historia Bot¨¢nica de C¨®rdoba en el patio del Museo Arqueol¨®gico de la ciudad andaluza, imaginando c¨®mo ser¨ªa una hipot¨¦tica instituci¨®n dedicada a reconstruir la historia de los patios cordobeses en el futuro.
Aunque la parte m¨¢s vistosa de su proyecto multimedia son sus r¨¦plicas florales de piezas del museo (capiteles, columnas e incluso monedas hechas con flores y plantas), la m¨¢s sugerente es el homenaje que hace a cinco especies vegetales habituales en los patios cordobeses. El geranio, la gitanilla, la centauria, la esparraguera y la flor del dinero se exponen en pedestales, con grabaciones en las que cordobeses de distintas generaciones narran su relaci¨®n cotidiana con estas plantas.
Hay mucho de emocional en el arte floral, pero tambi¨¦n un potencial crom¨¢tico y espacial ilimitado. La instalaci¨®n del colectivo tailand¨¦s PHKA es exuberante y contenida al mismo tiempo: una estructura met¨¢lica en uno de los patios del ya en s¨ª espl¨¦ndido Palacio de Viana en la que distintas especies de flores forman un degradado de colores y formas evocando el nacimiento, plenitud y muerte de la flor. As¨ª individualizadas, pendiendo de cables en probetas de cristal, las flores resultan pl¨¢sticas, fr¨¢giles y sofisticadas al mismo tiempo, y permiten reflexionar sin obst¨¢culos acerca de qu¨¦ tienen las flores para hipnotizarnos tanto.
Una pregunta que, en el fondo, sirve de hilo conductor para las instalaciones de estos cinco artistas que, durante una semana, se han podido ver en una de las ciudades m¨¢s orgullosamente florales del mundo.
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