El futuro no lleg¨® a Argentina
Ac¨¢, 13 chicos de cada 100 pasan hambre. Incluso mueren desnutridos. ?Falta comida? No. Casi el 40% de la poblaci¨®n es pobre
El para¨ªso quedaba al oeste, cruzando las monta?as, nos dijeron durante los ¨²ltimos a?os y all¨¢ fueron muchos de nosotros compelidos a repetir la gesta de San Mart¨ªn seg¨²n la modesta concepci¨®n contempor¨¢nea: cruzar la Cordillera de los Andes para volver aplastados de televisores, computadoras, remeras Gap y un recuerdo difuso del avistaje de picos nevados. Chile nos fue mostrado como la prueba de que hab¨ªa luz al final del t¨²nel, el segundo semestre, el a?o que viene, el pr¨®ximo lustro, bueno, no sabemos bien cu¨¢ndo pero pronto, nos volvieron a decir. Al final del t¨²nel de la precarizaci¨®n de la vida, juraron, el futuro venturoso. Pero el para¨ªso estall¨® y a los chilenos que se manifiestan contra la desigualdad feroz les llueven gases, balas, torturas, violaciones, detenciones arbitrarias, desapariciones y asesinatos.
Y el futuro no lleg¨®. Lo que s¨ª llega son las elecciones, tal vez la causa de que Argentina no haya estallado. Ac¨¢, 13 chicos de cada 100 pasan hambre. Incluso mueren desnutridos. ?Falta comida? No. Casi el 40% de la poblaci¨®n es pobre. Esto, con estad¨ªsticas un poco c¨ªnicas: suponen que los pobres son propietarios y no tienen que pagar por su vivienda. La educaci¨®n, cuya gratuidad hizo alguna vez de la Argentina un pa¨ªs de fuerte movilidad social, es forzada a desarrollarse en condiciones nefastas, con viandas miserables en los comedores, salarios deprimidos e instalaciones descuidadas al grado de provocar la muerte -fue el caso de la docente Sandra Calamano (48) y el portero Rub¨¦n Orlando Rodr¨ªguez (45) que murieron en 2018 por una explosi¨®n en una escuela de Moreno. El sistema de salud se cae a pedazos. Y los salarios de los trabajadores ni siquiera pueden caerse: de tan livianos, vencen a la ley de gravedad.
El Gobierno obtuvo estos logros sumando unos 100.000 millones de d¨®lares de deuda externa. Y apelando a una peligrosa ret¨®rica de exaltaci¨®n de la democracia. Porque ?qu¨¦ queda de la democracia cuando se la usa para empobrecer a los pobres? ?Qu¨¦ queda de la democracia cuando se come poco, se cura poco y se educa menos? ?Qu¨¦ de las instituciones cuando se ven transformadas en ap¨¦ndices burocr¨¢ticos de la ley del m¨¢s fuerte? En su libro Futurabilidad, el fil¨®sofo italiano Bifo Berardi dice que la democracia muri¨® en 2015 "cuando el Gobierno democr¨¢ticamente electo de Grecia, contrario a las medidas de austeridad, se vio obligado a ceder bajo el peso del chantaje financiero" del FMI y dispuso ajustes que constituyeron una traici¨®n a su pueblo. La misma traici¨®n en la que cay¨® en Ecuador Lenin Moreno, provocando la revuelta liderada por su poblaci¨®n ind¨ªgena que resisti¨®, apoyada por otros sectores de la sociedad ecuatoriana, una represi¨®n atroz. Y lo hizo retroceder. No s¨®lo a Moreno. Al neoliberalismo. Que adem¨¢s de ser un sistema econ¨®mico es una cultura que quiere hacernos creer que existe una ¨²nica racionalidad ¨²nica que consiste en someternos a "los mercados", esos mismos que, sin comillas, aparecen "euf¨®ricos" en las tapas de los diarios cuando cualquier Gobierno logra someter al pueblo --ni?os, mujeres, hombres, viejos-- a un nuevo recorte de cualquiera de nuestros, ay, ya pocos derechos.
Esa racionalidad que hace hablar de m¨¦ritos a personas que ocupan los lugares que ocupan en virtud de, primero que nada, la herencia que recibieron. ?Qu¨¦ m¨¦rito hay en nacer en casa rica? Una racionalidad fundada en el criterio de la maximizaci¨®n de la renta. La que llev¨® a Mauricio Macri a calificar de "irresponsable" un fallo judicial que proh¨ªbe fumigar con agrot¨®xicos a menos de 1.000 metros de las escuelas. La que lleva al presidente --y a varios gobernadores de diversos signos-- a permitir, cuando no alentar, la deforestaci¨®n de El Gran Chaco, el segundo pulm¨®n verde sudamericano despu¨¦s de la Amazonia, sin tomar en cuenta ni su riqu¨ªsima biodiversidad ni a sus pobladores ni el futuro de todo lo que vive en este mundo. ?Qu¨¦ queda de la democracia cuando se alienta un biocidio? Poco.
Tal vez por eso nuestro presidente se refugia en la fe y se hace bendecir por evang¨¦licos de la misma l¨ªnea que los que acompa?an al mis¨®gino, racista y homof¨®bico presidente de Brasil. Esos que festejan la opresi¨®n de toda mujer y cada parto de ni?a. Ac¨¢, cada tres horas una nena de entre 10 y 14 a?os es obligada a parir, por la persuasi¨®n tramposa o por la fuerza, para ser despu¨¦s abandonada, junto a su hijo, a un destino que ser¨¢, casi siempre, la miseria m¨¢s espantosa.
Los habitantes de este pa¨ªs necesitamos un nuevo presidente porque necesitamos acceso a la alimentaci¨®n, la salud, la educaci¨®n y la vivienda. Necesitamos a las iglesias separadas del Estado. Necesitamos una econom¨ªa que no se base en el envenenamiento y la deforestaci¨®n. Ojal¨¢ Alberto Fern¨¢ndez est¨¦ a la altura del desaf¨ªo porque va a ser enorme, incluso por la resistencia de sectores reaccionarios de su propio partido. Y si no est¨¢ a la altura, nos veremos en la calle todas las veces que sean necesarias hasta lograr una democracia que est¨¦ viva: una que nos incluya a todos.
Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara es una escritora argentina.
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