El refundador del BCE

Mario Draghi acaba su mandato de ocho a?os al frente del Banco Central Europeo (BCE) como el dirigente que m¨¢s contribuy¨® a salvar al euro, en el epicentro de la crisis de la deuda soberana. Y como un verdadero refundador del BCE. Su frase de julio de 2012 (¡°har¨¦ todo lo necesario para salvar al euro, y cr¨¦anme que ser¨¢ suficiente¡±), pronunciada cuando las econom¨ªas de Italia y Espa?a amenazaban quiebra ¡ªlo que habr¨ªa acarreado la ruptura de la eurozona¡ª, bast¨® para detener la crisis. Los especuladores renunciaron a apostar contra el euro. Pero enseguida le a?adi¨® credibilidad legal al aprobar un nuevo mecanismo de pol¨ªtica monetaria (las OMT) destinado a comprar deuda de los pa¨ªses vulnerables. La prueba de su eficacia fue que logr¨® sus objetivos sin necesidad de ser utilizado.

Activ¨® nuevos instrumentos de liquidez, rebaj¨® los tipos de inter¨¦s y lanz¨® en 2015 ¡ªcuando la eurozona se abocaba a un estancamiento deflacionario¡ª el programa de expansi¨®n cuantitativa modelado por la Reserva Federal (APP, por sus siglas en ingl¨¦s), mediante la masiva compra de bonos. Con ello y el apoyo del plan Juncker de inversiones, se reactiv¨® la econom¨ªa europea.

Lo significativo de ambos programas es que fueron desafiados con virulencia desde Alemania (y por el Bundesbank) en todos los terrenos, tambi¨¦n el judicial. Sendas sentencias del Tribunal de Justicia de la UE consagraron la transformaci¨®n del BCE: su refundaci¨®n. De una entidad ¨²nicamente preocupada por el control de la inflaci¨®n ¡ªla preocupaci¨®n hist¨®rica de los alemanes, desde la crisis de los a?os veinte¡ª pas¨® a ocuparse, aunque sin alharacas ret¨®ricas, por el crecimiento y el empleo, objetivos que tambi¨¦n figuran en su mandato y que son prioritarios, por ejemplo, en el de la Reserva Federal estadounidense. No hizo falta cambiar sus estatutos, ni el Tratado que los solemniza. Bast¨® su relectura inteligente, frente a los halcones de la austeridad. Es m¨¦rito de todo un equipo, pero sobre todo de su mentor, Mario Draghi. Lo deja todo razonablemente encarrilado ¡ªsalvo las agrias cr¨ªticas de sus rivales¡ª a su sucesora, Christine Lagarde.