C¨®mo crecer en un hogar infernal mostr¨® el camino de la felicidad al alma de Red Hot Chili Peppers
El carism¨¢tico Flea naci¨® en un entorno violento, empez¨® a drogarse a los once a?os y acab¨® cantando sin ropa ante millones de fans. Lo cuenta todo en sus memorias, que hoy salen a la venta
La historia de como un tipo como Flea (Melbourne, Australia, 1962) acaba siendo el miembro de una de las bandas m¨¢s vendedoras de la historia es una de esas que solo podr¨ªa existir en el rock, donde la marginalidad, las drogas y el lumpen parecen pasto f¨¦rtil tanto para la tragedia como para la creaci¨®n. Flea, de nombre real Michael Peter Balzary, acaba de contarla en sus memorias, con el llamativo nombre de Acid for the children (¡°?cido para los ni?os¡±, todav¨ªa sin fecha de publicaci¨®n en Espa?a), cuya portada ya anuncia que no se trata de un relato suave: en ella aparece el propio Flea, de ni?o, fumando un porro. El bajista hace un repaso de su vida desde que naci¨® en una familia humilde, vivi¨® el lado m¨¢s salvaje de la vida desde su pubertad y acab¨® en una banda llamada Red Hot Chili Peppers. Con ellos ha vendido ochenta millones de discos, se ha convertido en millonario y tambi¨¦n en el segundo mejor bajista de la historia, seg¨²n Rolling Stone (el primero es John Entwistle, de los Who).
Cuando se sent¨® a escribir sus memorias, seg¨²n ha explicado a The Guardian, Flea iba a escribir sobre su banda, no sobre su propia infancia. ¡°?Qui¨¦n ser¨ªa tan arrogante de pensar que a la gente le interesa mi infancia?¡±. Pero qu¨¦ infancia y qu¨¦ juventud: hab¨ªa tanto que contar que en el libro no hay casi espacio para m¨¢s. Naci¨® en Australia, pero el trabajo de su padre (que era pescador) los llev¨® a Nueva York cuando ¨¦l ten¨ªa cinco a?os. Cuando ten¨ªa siete, su padre se divorci¨® de su madre y se volvi¨® a Australia. Su madre, Patricia, se cas¨® entonces con un m¨²sico de jazz que, a la vez que hizo de la infancia de Flea un infierno, tambi¨¦n cambi¨® su vida para bien en otro sentido.
Walter Urban Jr. era un tipo bohemio y libre, pero tambi¨¦n violento y alcoh¨®lico. Seg¨²n Flea, su madre se enamor¨® de ¨¦l porque representaba todo lo opuesto a la familia recta y moralista con la que hab¨ªa crecido en Australia. Walter se llev¨® a Patricia, a Flea y a su hermana Karyn a vivir al s¨®tano de la casa de sus padres. Al poco tiempo, cuando Flea ten¨ªa once a?os, se mudaron de Nueva York a un barrio bastante peligroso de Hollywood. Su estatura le vali¨® el mote de Flea (¡°pulga¡±) y cierto complejo de inferioridad (Flea mide 1,68 y no es tan bajo, pero s¨ª inferior a la media en Estados Unidos, que es de 1,74 para los hombres).
Este complejo, unido a crecer en un hogar desestructurado, desemboc¨® en el uso de drogas y en las compa?¨ªas peligrosas. ¡°El abuso a las sustancias me ha rodeado toda la vida¡±, escribi¨® en un art¨ªculo para la revista Time publicado en 2018. "Todos los adultos de mi vida se evad¨ªan regularmente de este modo para aliviar sus problemas y el alcohol y las drogas estaban en todas partes. Empec¨¦ a fumar marihuana cuando ten¨ªa once a?os y luego empec¨¦ a esnifar, pincharme, fumar y a perseguir dragones durante mi adolescencia y juventud¡±.
Una noche de Halloween se corri¨® la voz por el barrio de que hab¨ªa un tipo peligroso li¨¢ndose a tiros por la calle. Flea y sus amigos regresaron aterrorizados a sus casas para refugiarse. Pero Flea se lo encontr¨® all¨ª: era Walter, su padrastro
Seg¨²n su biograf¨ªa, siendo adolescente empez¨® a consumir speed (un tipo de anfetamina que, como la coca¨ªna, se suele esnifar) y a experimentar con LSD. Lejos de dar un discurso moralista sobre las drogas, Flea se atreve a confesar en su libro que algunos alucin¨®genos ¨Ccomo el LSD¨C le ayudaron a mirar dentro de s¨ª mismo. ¡°Para alguien como yo, que corr¨ªa como un loco por las calles, las drogas me ayudaron a acceder a mi subconsciente, desarrollaron un car¨¢cter m¨¢s introspectivo¡±, cont¨® a The Guardian.
La vida con Walter era un desastre. Flea recuerda en el libro un episodio en el que, una noche de Halloween, se empez¨® a correr la voz por el barrio de que hab¨ªa un tipo peligroso li¨¢ndose a tiros por la calle. Flea y sus amigos regresaron aterrorizados a sus casas para refugiarse. Pero Flea se lo encontr¨® all¨ª: era Walter, que se hab¨ªa pasado con el alcohol, hab¨ªa roto casi todo en casa y estaba all¨ª con sangre en su cara y en su torso. Aquella noche fue arrestado y al regresar a casa pidi¨® perd¨®n. ¡°Pero siempre se repet¨ªa¡±, escribe Flea. Sin embargo, a la vez que Walter era una presencia peligrosa en su vida, ver como ensayaba con su banda en el sal¨®n tambi¨¦n dio sentido a la vida de Flea: en medio de las drogas, las calles y las bandas, aquella m¨²sica toc¨® una fibra especial.
Flea tambi¨¦n explica en su libro una de las caracter¨ªsticas m¨¢s llamativas de Red Hot Chili Peppers: su amor por el desnudo, que les dio fama y controversia al comienzo de su carrera. La banda no solo acostumbra a actuar sin camiseta o a posar ligeros de ropa en varias fotos: tambi¨¦n han actuado con calcetines tapando sus miembros o, directamente, sin nada a comienzos de su carrera. Esta costumbre los convirti¨® en ¨ªdolos de la comunidad gay (en el libro Flea recuerda que los bares gais de Los ?ngeles fueron ¡°los primeros que realmente se fijaron en Red Hot Chili Peppers¡±) pero tambi¨¦n en un dolor de cabeza para estados conservadores como Virginia, donde Anthony Kiedis lleg¨® a ser detenido por esc¨¢ndalo p¨²blico.
En Acid for the children, Flea hace un interesante an¨¢lisis de como cierta idea de la masculinidad t¨®xica que recibi¨® en su infancia hizo que se revelara y, como consecuencia, se mostrase orgulloso de su cuerpo y tambi¨¦n tuviese experiencias sexuales con otros hombres en su juventud: recuerda que en su infancia su padre lo humill¨® en una ocasi¨®n por pedirle un beso. Flea decidi¨® que nunca querr¨ªa tener ese tipo de idea de lo que es un hombre. Seg¨²n The Guardian, en una versi¨®n anterior de sus memorias se extendi¨® sobre ello, pero en la definitiva decidi¨® acortarlo porque no quer¨ªa que ¡°se hiciese sensacionalismo de ello. Para m¨ª no es para tanto. Experiment¨¦ y resulta que no, que al final no era gay. As¨ª que esa no es exactamente mi historia¡±.
Flea dej¨® las drogas a los treinta a?os tras ver a algunos buenos amigos morir. Entre ellos Hillel Slovak, guitarrista original de la banda y que muri¨® el 25 de junio de 1988 debido a una sobredosis de hero¨ªna. A otro miembro de la banda tambi¨¦n dedica gran parte del libro: a Anthony Kiedis, l¨ªder y cantante, con el que tiene una relaci¨®n ambigua. Si bien ha buscado siempre su amistad y su aprobaci¨®n, tambi¨¦n se refiere a ¨¦l como ¡°controlador¡± y ¡°un macho alfa¡±. Kiedis public¨® sus propias memorias en 2004 (Scar Tissue, editado en Espa?a por Capit¨¢n Swing).?
Curiosamente, ni Kiedis ha le¨ªdo las memorias de Flea ni Flea ha le¨ªdo las de Kiedis, todo en pos de mantener una relaci¨®n amistosa. Y eso que ambos tienen mucho en com¨²n: han dejado atr¨¢s infancias desastrosas y juventudes peligrosas para convertirse en rockeros famosos pero, m¨¢s importante, en los hombres familiares y formales que nunca tuvieron en sus familias. En el caso de Flea, se cas¨® en 1988 con una mujer llamada Loesha (nombre que a¨²n lleva tatuado en su pecho) y tuvo una hija, Clara, que hoy tiene 31 a?os. En 2005 tuvo con la supermodelo Frankie Ryder otra hija, Sunny. Hace dos semanas escasas se cas¨® por segunda vez con una dise?adora llamada Melody. Flea apoya al socialista Bernie Sanders en Estados Unidos, condena la tenencia de armas y es activista de la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Pero de todo esto apenas cuenta nada en sus memorias: curiosamente, terminan con el primer concierto masivo de los Red Hot. Se dir¨ªa que de toda la fascinante vida de Michael Peter Balzary, lo que menos le interesa de s¨ª mismo es el ¨¦xito.
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