La perra prensa
Parece que el prop¨®sito no fue liberar al periodismo para que fuera independiente y cr¨ªtico, sino ponerle un nuevo bozal, uno que le guste al presidente
Durante d¨¦cadas, los periodistas hemos usado una met¨¢fora canina para distinguir entre el periodismo que cuestiona al poder o el que le sirve. Usando categor¨ªas desarrolladas por la prensa de Estados Unidos, hablamos de ¡°perro guardi¨¢n¡± (watchdog) y ¡°perro faldero¡± (lapdog).
Estos t¨¦rminos perrunos se usan al menos desde la d¨¦cada de los 60, pero ignoraba, hasta que el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador lo record¨® la semana pasada, que ya hace un siglo el revolucionario mexicano Gustavo A. Madero comparaba a los periodistas con perros.
¡°Le muerden la mano a quien les quit¨® el bozal¡±, sentenci¨® L¨®pez Obrador en su conferencia ma?anera del 31 de octubre, retomando la frase de Madero sobre la prensa en la ¨¦poca de la Revoluci¨®n Mexicana, aplicada ahora a los periodistas que criticaron el operativo fallido para detener a Ovidio Guzm¨¢n L¨®pez, el hijo del Chapo Guzm¨¢n.
No vale la pena detenerse en discutir si la referencia canina es ofensiva para la prensa, como si solo los periodistas tenemos derecho a referirnos a nosotros mismos como perros. M¨¢s importante es analizar lo que el presidente sugiri¨® de manera impl¨ªcita: que fue ¨¦l quien le quit¨® el bozal a la prensa mexicana.
Es una mentira y L¨®pez Obrador lo sabe.
Lo sabe porque en 1976, cuando se afili¨® al PRI para participar en una campa?a en Tabasco, en la Ciudad de M¨¦xico nac¨ªa la revista Proceso, que se convirti¨® en la mayor piedra en el zapato del r¨¦gimen priista al grado que lleg¨® a ser llamada ¡°la fe de erratas del sistema¡±, publicando lo que nadie m¨¢s se atrev¨ªa.
Lo sabe porque en 1984, cuando se mud¨® a la Ciudad de M¨¦xico para tomar un cargo en el Gobierno federal, nac¨ªa el diario La Jornada buscando precisamente quitarse el bozal que somet¨ªa a la prensa diaria de la capital.
Lo sabe porque en 1995, cuando denunci¨® que el PRI hab¨ªa rebasado los topes de campa?a en la elecci¨®n para gobernador de Tabasco en la que hab¨ªa sido candidato el a?o anterior, el reci¨¦n nacido diario Reforma le dio cobertura de primera plana a los documentos que present¨® para probar el fraude.
Lo sabe porque los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n revelados durante el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto por medios como Proceso, Aristegui Noticias, Animal Pol¨ªtico o Mexicanos Contra la Corrupci¨®n, fueron factor clave en el hartazgo ciudadano que lo llev¨® a ganar la presidencia. Una victoria que no se explica sin la existencia de una prensa independiente que exhibi¨® corrupci¨®n, negligencia o abuso de poder de gobiernos y partidos a nivel nacional y local.
Esto lo sabemos porque a L¨®pez Obrador nunca se le escuch¨® un reclamo de que la prensa estaba port¨¢ndose mal (para retomar palabras que ¨¦l mismo us¨® hace unos meses) cuando conocimos la Casa Blanca de Pe?a Nieto, la Estafa Maestra, las irregularidades en la investigaci¨®n del caso Ayotzinapa, el aumento de la violencia en los ¨²ltimos dos sexenios, entre otros esc¨¢ndalos.
Al contrario, esos eran casos de periodistas cumpliendo su funci¨®n de vigilar y cuestionar al poder. Ahora est¨¢ haciendo lo mismo, la ¨²nica diferencia es que ahora es L¨®pez Obrador quien est¨¢ en el poder y empieza a ver como enemigos a quienes se?alan los inevitables yerros.
Esa percepci¨®n lleva a crear escenarios irreales, el ¨²ltimo de ellos es la advertencia sobre un supuesto ¨¢nimo golpista en la oposici¨®n. Pero el presidente ve las cosas al rev¨¦s, porque es precisamente una prensa cr¨ªtica la que puede evitar los golpes de Estado, siempre y cuando gobierno y ciudadanos la asuman como parte esencial de la vida p¨²blica. Por eso no vemos golpes de Estado en pa¨ªses como Estados Unidos o Gran Breta?a, polarizados pol¨ªticamente, pero con una prensa robusta. En donde el poder trata a la prensa como enemiga es donde se fomentan esos delirios.
En M¨¦xico, durante d¨¦cadas la sociedad ha aceptado la importancia de la prensa cr¨ªtica. Al Gobierno le ha faltado corresponder a esa madurez. Por el contrario, se exhibe una hostilidad abierta desde lo que se ha convertido el micr¨®fono m¨¢s potente del pa¨ªs, el de la conferencia ma?anera del presidente.
La izquierda misma ha sido defensora y promotora de una prensa independiente. O al menos lo era desde la oposici¨®n. Porque la embestida en redes sociales contra periodistas mexicanos, materializada en hashtags como #PrensaSicaria o #PrensaProstituta tras la conferencia del 31 de octubre, mostr¨® la hipocres¨ªa de un movimiento que antes de 2018 se asum¨ªa defensor de la tolerancia y la libertad de prensa y ahora busca eliminar la cr¨ªtica.
Pero vamos a seguir la met¨¢fora canina y suponer, sin conceder, que L¨®pez Obrador le quit¨® el bozal a la prensa. Si as¨ª fuera, parece que el prop¨®sito no fue liberar al periodismo para que fuera independiente y cr¨ªtico, sino para ponerle un nuevo bozal, uno que le guste al presidente.
En todo caso, debemos distinguir para qu¨¦ sirve un bozal. Tiene dos prop¨®sitos muy diferentes: evita que un perro muerda, pero tambi¨¦n que ladre. Hay una parte de la prensa mexicana que durante a?os no ha tenido ataduras para morder, es la prensa gacetillera que vende la l¨ªnea editorial al mejor postor, que oscila entre ser perro rabioso o faldero seg¨²n el tama?o del cheque. A esa prensa que todav¨ªa es un lastre del periodismo mexicano s¨ª hay que ponerle bozal.
Pero tambi¨¦n est¨¢ la prensa que ha ladrado durante a?os, que ha hecho ruido y esc¨¢ndalo, que llama la atenci¨®n sobre los riesgos en la casa, como un perro guardi¨¢n. Naci¨® sin bozal o logr¨® quit¨¢rselo gracias al trabajo de admirables periodistas. A esa hay que alentarla, defenderla y sobre todo protegerla.
Javier Garza Ramos es periodista en Torre¨®n, Coahuila.
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