El unicornio de la prensa mexicana
Que una sentencia contra Duarte haya sido la secuela de una revelaci¨®n period¨ªstica es extraordinario porque toparse con un caso en que hay una consecuencia legal y pol¨ªtica es casi como encontrar una criatura mitol¨®gica
Don Antonio Irazoqui, muchos a?os director general de El Siglo de Torre¨®n, sol¨ªa decirme una frase cada vez que le mostraba alguna nota sobre un acto de corrupci¨®n o negligencia en alguna dependencia de gobierno, que revelar¨ªa al d¨ªa siguiente el peri¨®dico, o cuando platic¨¢bamos sobre un esc¨¢ndalo mostrado en la prensa nacional, en los a?os en que era editor del diario.
¡°As¨ª es este pa¨ªs, pasa todo y no pasa nada¡±, dec¨ªa, inapelable.
Pero la frase no serv¨ªa nada m¨¢s para encapsular la decepci¨®n de un periodista ante el escaso impacto de su trabajo al revelar un abuso de poder o el abandono de la funci¨®n p¨²blica, sino tambi¨¦n para resaltar que el trabajo period¨ªstico pod¨ªa ser lento y tedioso, como el agua que erosiona la piedra, pero que deb¨ªamos seguir haci¨¦ndolo para que la verdad fuera reivindicada.
Porque si bien es cierto que en M¨¦xico la constante es que no pase nada, es cierto s¨®lo hasta que pasa algo y entonces el trabajo period¨ªstico recibe su justo reconocimiento. Esto vale desde el peque?o peri¨®dico local que revela deficiencias en una calle que se paviment¨® con material defectuoso, hasta el reportaje masivo que exhibe las corruptelas de un gobernador o un presidente.
Y es cierto ahora que la sentencia, as¨ª sea de unos cuantos a?os de c¨¢rcel, contra el exgobernador de Veracruz Javier Duarte por lavado de dinero y asociaci¨®n delictuosa reivindica el trabajo del portal Animal Pol¨ªtico y la organizaci¨®n Mexicanos contra la Corrupci¨®n y la Impunidad que dio a conocer la red de empresas fantasma que en el gobierno de Duarte desvi¨® y desapareci¨® millones de pesos de dinero p¨²blico.?
No es frecuente en M¨¦xico que a la revelaci¨®n period¨ªstica de un acto de corrupci¨®n siga una investigaci¨®n y persecuci¨®n del caso por parte de una autoridad federal o estatal. De hecho, a veces parece que la regla es la contraria, que no pase nada. Pero esto no se debe a la ausencia de investigaciones en medios de comunicaci¨®n, pues ¨¦stas ocurren de manera regular, sino a la ausencia de estado de derecho. En este sentido, la ¡°Gran Estafa¡± de Duarte se distingue de otras investigaciones recientes como la ¡°Estafa Maestra¡± o la ¡°Casa Blanca¡± del presidente Enrique Pe?a Nieto, en el sentido de las dos ¨²ltimas no tuvieron consecuencias en la arena legal, s¨®lo en la de opini¨®n p¨²blica.
Que una sentencia contra Duarte haya sido la secuela de una revelaci¨®n period¨ªstica es extraordinario por lo mismo, porque toparse con un caso en que una consecuencia legal y pol¨ªtica es casi como encontrar una criatura mitol¨®gica. Es el unicornio del periodismo mexicano.
Los casos que empatan consecuencia legal y pol¨ªtica son tan espaciados en el tiempo que es dif¨ªcil recordar cu¨¢ndo sucedi¨® el ¨²ltimo. Quiz¨¢ el m¨¢s reciente donde al impacto period¨ªstico sigui¨® un proceso legal fue hace casi dos d¨¦cadas, cuando en 2000 el diario Reforma revel¨® que el Registro Nacional de Veh¨ªculos fue otorgado a una empresa dirigida por un torturador de la guerra sucia argentina, Ricardo Manuel Cavallo.?El reportaje provoc¨® la detenci¨®n de Cavallo cuando intentaba abandonar M¨¦xico, y su posterior extradici¨®n a Espa?a y luego a Argentina.
Durante a?os, la prensa mexicana ha exhibido casos de corrupci¨®n, incluso cuando el impacto legal es nulo. Hay veces tambi¨¦n en que la consecuencia legal llega m¨¢s por la necesidad pol¨ªtica del gobernante en turno y para emprender la persecuci¨®n contra un personaje acusado de corrupci¨®n se basa en revelaciones period¨ªsticas. As¨ª ha sucedido con alcaldes, gobernadores u otros altos funcionarios.
Esto pasaba incluso durante la ¨¦poca del autoritarismo pri¨ªsta. A principios de la d¨¦cada de los 80, la revista Proceso public¨® varios reportajes sobre corrupci¨®n y abusos de la polic¨ªa de la Ciudad de M¨¦xico al mando de Arturo Durazo Moreno, culminando con la revelaci¨®n del ¡°Parten¨®n de Zihuatanejo¡±, la mansi¨®n que el jefe policiaco construy¨® en Zihuatanejo.?Pero la consecuencia legal nunca lleg¨® en el sexenio de Jos¨¦ L¨®pez Portillo, amigo y protector de Durazo, sino hasta el de Miguel de la Madrid, que ten¨ªa la necesidad pol¨ªtica de combatir la corrupci¨®n del anterior gobierno.
La debilidad del estado de derecho no es s¨®lo frente a las revelaciones period¨ªsticas. Cuando pasa todo y no pasa nada es cuando el narcotraficante m¨¢s famoso del mundo puede fugarse de la c¨¢rcel sin que ning¨²n funcionario de alto nivel pague la negligencia. Es cuando gobernadores pueden endeudar a sus estados y luego no dar cuentas del dinero sin que se les investigue o persiga, o cuando en tribunales de otros pa¨ªses, como Estados Unidos, se exhibe la complicidad de funcionarios con criminales y en M¨¦xico archivan sus casos.
Por eso ver el impacto legal de una investigaci¨®n period¨ªstica sorprende, y aunque el impacto pueda ser risible para el acusado, en este caso una sentencia contra Duarte que puede ser tan corta como de 3 a?os, lo que se tiene es una sentencia firme, no un funcionario encarcelado pero que tiene a su disposici¨®n argucias legales que le den la libertad pronto.
Esto que en M¨¦xico parece extraordinario ocurre con frecuencia en otros pa¨ªses, desde el caso Watergate en Estados Unidos hasta el Lava Jato en Brasil. Pero la diferencia con M¨¦xico no es la ausencia de una prensa curiosa y tenaz sino la ausencia del estado de derecho.
La referencia cl¨¢sica de Watergate, cuando el diario Washington Post escarb¨® las trapacer¨ªas de la Casa Blanca de Richard Nixon para espiar y desacreditar a sus rivales, que llev¨® a la ¨²nica renuncia de un presidente en ese pa¨ªs, vale no s¨®lo por el trabajo period¨ªstico sino porque mostr¨® para qu¨¦ sirve el periodismo en un pa¨ªs de leyes.
Dos leyendas del Watergate, la due?a del Post, Katharine Graham, y su editor en jefe Ben Bradlee, sol¨ªan decir que no hab¨ªa sido el diario el diario el que hizo que Nixon renunciara o el que llev¨® a la c¨¢rcel a sus m¨¢s cercanos colaboradores, sino el sistema legal, estimulado por las revelaciones. ¡°A veces se dice que nosotros tumbamos un presidente, cosa que, por supuesto no hicimos¡±, dijo Graham en una ocasi¨®n. ¡°Los procesos que causaron la renuncia de Nixon fueron constitucionales¡±.
No era falsa modestia. Fue que la cobertura deton¨® la investigaci¨®n de una fiscal¨ªa independiente y luego de un comit¨¦ del Congreso y despu¨¦s la intervenci¨®n de la Suprema Corte, que dejaron a Nixon sin salida.
Hay que recordar que un medio de comunicaci¨®n no mete a nadie a la c¨¢rcel. Sus revelaciones deben caer en el terreno f¨¦rtil de un estado de derecho para que tengan consecuencias m¨¢s all¨¢ de lo pol¨ªtico y la opini¨®n p¨²blica. Si no hay ese terreno f¨¦rtil, es cuando lamentamos que pasa todo y no pasa nada. Pero la forma de revertir eso es con m¨¢s periodismo para que finalmente llegue el d¨ªa en que pase todo y algo pase.
Javier Garza Ramos es periodista en Torre¨®n, Coahuila.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.