Nacer y existir (o no) en los papeles
Miles de ni?os en Senegal carecen de documentos que demuestren su existencia. Esto supone que no puedan cursar la educaci¨®n secundaria, entre otras trabas. Un proyecto de C¨¢ritas ayuda a evitarlo
Hace unos meses, las plegarias de Sire Dia, recibieron respuesta. Este maestro y director de una peque?a escuela en Ndiebeen Gandiol, un pueblo en la regi¨®n de Saint Louis (Senegal), llevaba a?os viendo c¨®mo la mayor¨ªa de sus alumnos de primaria no pod¨ªan acceder a la secundaria. El motivo: carec¨ªan de documentos de identidad. No exist¨ªan. Al menos, no oficialmente... hasta ahora. Un equipo de C¨¢ritas se puso en contacto con su centro para identificar los casos de ni?os indocumentados y comenzar los tr¨¢mites legales para acabar con esa situaci¨®n.
"Era muy doloroso", recuerda el profesor. Los ni?os que completaban la primera etapa educativa, en torno a los 12 a?os, ve¨ªan su esfuerzo tirado por los suelos. Solo en su centro, este curso detectaron que de 139 alumnos, 106 no estaban registrados. Fue cuando C¨¢ritas contact¨® con Dia para hacer un recuento, convocar a los padres con sus documentos y comenzar el proceso de registro.
"No tenemos datos recientes de todos los ni?os sin registrar en el pa¨ªs, pero s¨ª de los que hemos ayudado. Los que llegan de la inspecci¨®n regional de educaci¨®n, de ni?os que estaban el a?o pasado en la escuela sin papeles. Encontramos 2.262; y este 2019 hemos atendido 3.449 casos", explica Agnes Seck, responsable de proyecto en Saint Louis. Seg¨²n estad¨ªsticas de la ONG, en el departamento de nombre hom¨®nimo que la regi¨®n tan solo el 38% de los alumnos de primaria est¨¢n inscritos en el registro civil. Los ¨²ltimos c¨¢lculos oficiales de la Agencia Nacional de Estad¨ªstica, publicados en 2015 con encuestas de 2013, el 17,6% de los habitantes de la regi¨®n no ten¨ªa certificado de nacimiento, una cifra por debajo de la media nacional (20,3%).
Casi siempre por desconocimiento, muchos padres no saben ni creen que sea necesario inscribir a sus hijos en el registro civil al nacer. Otros viven muy lejos de las oficinas administrativas, son agricultores n¨®madas o pescadores que pasan muchos meses fuera del hogar. "Al dar a luz, a las mujeres les dan un papel, pero esa no es la c¨¦dula de identidad. Las matronas les tienen que decir que vayan al registro", apunta Seck. Pasado un a?o, si no han realizado este tr¨¢mite gratuito, tienen que acudir a instancias judiciales y pagar 4.900 francos centroafricanos (7,50 euros). Una cantidad que la mayor¨ªa no se puede permitir. Menos si tienen varios cr¨ªos en la misma situaci¨®n.
"Esos ni?os crecen sin papeles. La consecuencia es que, dese 2004, el Estado permite a los maestros recibir alumnos sin documentos de identidad durante la primaria, que dura seis a?os; y cuando acaban, si no los tienen no pueden acudir a la ense?anza media y lo que han estudiado hasta entonces no les sirve de nada, tienen que dejar su educaci¨®n", resume Seck. La sanidad p¨²blica es universal, contin¨²a la especialista, pero no es el caso si no est¨¢n registrados. De adultos, tampoco podr¨¢n votar, ni obtener un pasaporte para viajar, entre otras trabas. "Jur¨ªdicamente, no tienen nombre ni nacionalidad", destacan desde la organizaci¨®n.
Impulsada con fondos propios y del Gobierno de Canarias, la actividad principal del proyecto de C¨¢ritas es la sensibilizaci¨®n y comunicaci¨®n directamente en los pueblos. "Y la puerta de entrada son las escuelas. La organizaci¨®n hace la petici¨®n al centro, y vienen tambi¨¦n personas del registro civil que conocen todo el proceso. Cuando llegamos, ya el director de la escuela tiene identificados a los alumnos sin papeles y hace ir a sus padres", detalla Seck. Es lo que llaman charlas y han realizado 68 en cada una de las dos fases del programa, que cuentan con 125.000 euros de presupuesto repectivamente, una cantidad que aporta la oficina espa?ola de la ONG.
Seg¨²n estad¨ªsticas de C¨¢ritas, en el departamento de Saint Louis tan solo el 38% de los alumnos de primaria est¨¢n inscritos en el registro civil
Uno de los problemas que enfrentan es que a menudo los progenitores, incluso los abuelos, tambi¨¦n carecen de documentaci¨®n. Por lo que primero hay que registrares a ellos y despu¨¦s a los ni?os. Para evitar fraudes, se pide la presencia de testigos ¡ªel im¨¢n, el jefe del pueblo, el profesor¡ª que atestig¨¹en que el ni?o es de esos padres. La ONG se encarga de todo lo dem¨¢s, tambi¨¦n de los costes.
El complejo tr¨¢mite funciona as¨ª: como los maestros saben qu¨¦ casos tienen, hacen un censo y se lo manda al equipo de C¨¢ritas. Ellos se lo env¨ªan al tribunal, que gestiona los papeles y se los remite al Ayuntamiento para que la gente est¨¦ registrada. Despu¨¦s el consistorio hace llegar los papeles a C¨¢ritas. La organizaci¨®n se los da a la inspecci¨®n educativa departamental que los distribuye a cada escuela en los diferentes pueblos. All¨ª, los padres pueden recoger sus documentos y los de sus hijos.
A una de esas charlas fue convocado Ndake Diop, padre de seis ¡ªcinco chicos y una chica¡ª de sus dos mujeres. "Un d¨ªa, nos llam¨® el director para hablarnos de que C¨¢ritas ayudaba a la gente para obtener papeles". Acudi¨® a la cita con las madres, pero tampoco ellos ten¨ªan documentaci¨®n. "No sab¨ªa que ten¨ªa que declarar a mis hijos. Yo no he ido a la escuela y no ten¨ªa a nadie cerca que me lo explicase", justifica este pescador y agricultor. Un tiempo despu¨¦s, sin coste alguno, todos recibieron sus carnets de identidad.
"Ahora, alabado sea Dios, este problema ya no existe", celebra Diop mientras se deshace en agradecimientos hacia la ONG. Algunos de sus hijos hab¨ªan tenido que abandonar el colegio porque no estaban inscritos. "Eran ni?os brillantes en la escuela y la tuvieron que dejar. Perdieron un a?o y al siguiente, cuando ya hab¨ªamos conseguido sus documentos, regresaron. Pero estaban desmotivados por lo que les hab¨ªa pasado", rememora. "C¨¢ritas est¨¢ resolviendo este problema. Nos est¨¢n quitando pena", zanja. ?l mismo se ha convertido en embajador de la causa: "A todos mis amigos, cuando tienen hijos, les digo que lo tienen que hacer".
Adem¨¢s de las charlas en las escuelas, en cada fase de proyecto, se organizan cuatro sesiones de sensibilizaci¨®n m¨¢s generales en las que se convoca a todo el pueblo. Basta un escenario en la plaza, un equipo de m¨²sica y sillas de pl¨¢stico, y la gente empieza a acudir atra¨ªda por el movimiento. En Mouit han asistido m¨¢s de un centenar de personas a las que se les explica la importancia de hacer existir a sus ni?os. "La satisfacci¨®n es que cada vez que pasamos por un pueblo, al d¨ªa siguiente el Ayuntamiento nos llama para decir que la gente est¨¢ inscribiendo a sus hijos", asegura orgullosa Seck.
Para expandir el mensaje est¨¢n los talleres de capacitaci¨®n de l¨ªderes de las comunidades y que contin¨²en la actividad de sensibilizaci¨®n. El siguiente objetivo es conseguir que los padres inscriban a los ni?os al menos en el primer a?o de vida e idealmente en los primeros 45 d¨ªas.
"Ahora, como comunidad podemos dormir tranquilos", zanja Dia, que ya no impartir¨¢ clases a alumnos que despu¨¦s tendr¨¢n que abandonarlas por no tener una identidad.
Nacer para existir
Antes de cualquier tr¨¢mite burocr¨¢tico es imprescindible que se produzca el m¨¢s importante: venir al mundo. En la calle principal del barrio de pescadores de Guet Ndar, en la ciudad de Saint Louis, la capital regional, un cartel descolorido se?aliza una cl¨ªnica que hace m¨¢s de una d¨¦cada fue financiada por la Cooperaci¨®n Espa?ola. El logo apenas se aprecia, pero est¨¢. Ahora, ya sin dicho apoyo, este centro p¨²blico se sostiene con donaciones de los vecinos y la venta de medicamentos, seg¨²n explica el responsable de la botica, Abdu Fall.
De aspecto decr¨¦pito, con la mejor higiene posible pero insuficiente a simple vista, ah¨ª es donde van las futuras madres a los controles prenatales y a parir cuando llega el momento. La matrona Maimuna Sen trabaja aqu¨ª desde hace cinco a?os. Sin salario, remarca. "El personal somos gente ben¨¦vola, vivimos de lo que nos da la gente", asegura cansada. La noche anterior, atendieron cinco partos. "Hay problemas de materiales y de medicamentos. Algunos nos los da el distrito sanitario, pero a veces faltan y si lo tuvi¨¦ramos ser¨ªa mejor. Para que cada mujer que venga, tenga acceso a ellos", relata.
Seg¨²n los datos de la Agencia Nacional de Estad¨ªstica hay carencia de personal cualificado. En 2016, hab¨ªa en la regi¨®n un m¨¦dico para 11.045 habitantes ¡ªen lugar de uno por cada 10.000 como indica la OMS¡ª y una enfermera para 5.585 habitantes ¡ªen vez de una por cada 3.000¡ª. Sin embargo, en lo que respecta a parteras, tienen buena cobertura: una por cada 1.858 habitantes en la regi¨®n, muy por encima de una por cada 6.000 que recomienda la organizaci¨®n de la ONU.
Preguntada por las muertes maternas y de beb¨¦s durante el parto debido a esa falta de medicamentos, adem¨¢s de la evidente falta de higiene e instrumental, Sen asegura que no hay. "Cuando surgen complicaciones, las derivamos al hospital", apunta. Por ser atendidas, las madres no tienen que pagar nada, solo por las medicinas. No es as¨ª en la cl¨ªnica privada en la que trabaja Ndeye Khady Khalil Diallo, donde es la matrona jefe. All¨ª, las mujeres son atendidas por un ginec¨®logo apoyado por el equipo de Khalil.
"Las complicaciones a nivel m¨¦dico se dan en todo tipo de estructura, p¨²blica y privada, pero en esta ¨²ltima hay un mejor control y tomamos todas las medidas para que est¨¦n bien atendidas. Tenemos cuidado de no cometer errores porque puede destrozar la reputaci¨®n de la cl¨ªnica", opina. En un hospital, dice, las mujeres pagan 30.000 francos al dar a luz (alrededor de 46 euros), en el centro que ella trabaja, entre 200.000 (300 euros) y 300.000 (460 euros). "El parto en casa hoy es muy raro", anota.
Para hacer sus sue?os realidad, Khalil necesita m¨¢s formaci¨®n."Me encanta ayudar a las personas. Estoy feliz de mi trabajo, pero no quiero ser matrona toda la vida, sino hacer un m¨¢ster en obstetricia, diploma en ecograf¨ªa, tener conocimientos de nutrici¨®n y puericultura para trabajar en una ONG, e incluso abrir una cl¨ªnica propia", detalla.
En definitiva, toda la informaci¨®n posible, m¨¢s recursos y mayores conocimientos son ¨²tiles y necesarios para nacer y existir en Saint Louis.
La Agencia Espa?ola para la Cooperaci¨®n Internacional al Desarrollo (AECID) ha facilitado la log¨ªstica para realizar este reportaje
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