La vida, barrio a barrio, en una ciudad africana
Recorremos siete distritos de Saint Louis para mostrar las distintas facetas de la urbe senegalesa, m¨¢s all¨¢ de la isla, su coraz¨®n, Patrimonio de la Humanidad. Lejos del turismo, la ajetreada vida diaria del extrarradio discurre entre el dinamismo y la tradici¨®n
Apenas ocupa una superficie de tres kil¨®metros de largo por 300 metros de ancho. Pero cuando se habla de la ciudad de Saint Louis, enseguida el imaginario vuela all¨ª, a la hom¨®nima isla en el medio del delta del r¨ªo Senegal, hoy Patrimonio de la Humanidad. M¨¢s all¨¢ del puente Faidherbe, sin embargo, la vida fluye en otra isla, lejos de la mirada de los turistas. Quiz¨¢ Sor sea menos elegante, menos homog¨¦nea y menos rom¨¢ntica que el peque?o centro hist¨®rico, pero sin duda es m¨¢s real y, sobre todo, m¨¢s din¨¢mica.
Los observadores m¨¢s duchos son quiz¨¢ capaces de asociar la ciudad tambi¨¦n con los barrios de la Langue de Barbarie, la zona de pescadores, con sus idiosincrasias y los grandes retos ante la erosi¨®n costera. Pero para la mayor¨ªa Sor sigue siendo la gran desconocida.
La zona perif¨¦rica de esta isla era la ciudad ind¨ªgena. Funcionarios y trabajadores senegaleses de la administraci¨®n p¨²blica viv¨ªan a principios de 1930 en los actuales barrios de Corniche, Ndioloff¨¨ne y Balacoss. ¡°Je sors de la ville¡± [Salgo de la ciudad], dec¨ªan en franc¨¦s, con una palabra que pronto pas¨® a designar esa extensi¨®n periurbana que en la actualidad alberga a m¨¢s de la mitad de los cerca de 210.000 habitantes de la ciudad.
Los primeros n¨²cleos de esta zona costera nacen alrededor de la mitad de la d¨¦cada de los sesenta. ¡°En 1964, se producen unas fuertes inundaciones en el barrio de Guet Ndar y en la isla de Saint Louis que obligan a ampliar los espacios habitacionales en Sor. Se crean entonces alojamientos para los siniestrados: as¨ª nacen los barrios de Diamagu¨¨ne, L¨¦ona y Pikine. Ya no son familias acomodadas, sino proletarias¡±, explica Samba Wade, ge¨®grafo urbanista de la Universidad Gaston Berger de Saint Louis.
En la d¨¦cada siguiente, la ciudad se resinti¨® de la gran sequ¨ªa que sufri¨® el Sahel. Olas de emigrantes rurales llegaban a Saint Louis desde el interior de Senegal o incluso desde pa¨ªses fronterizos. ¡°El aumento constante de la poblaci¨®n urbana en tasas que llegaron a casi un 6% entre 1961 y 1970 aceler¨® la ocupaci¨®n de las llanuras aluviales y la creaci¨®n de asentamientos irregulares¡±, se?ala el docente. El ¨¢rea urbana pas¨® de medir 15 kil¨®metros cuadrados en 1961 a 45,8 en 1967. Se extendi¨® un 80% sobre tierra y un 20% sobre el agua, ganando espacio en brazos muertos del r¨ªo y marismas.
La ciudad ha seguido creciendo y hoy ronda los 140 kil¨®metros cuadrados, incluido un nuevo eje que se extiende hacia el oeste a los barrios de Khor, Vauvert y Ngall¨¨le. Estas extensiones nacen ligadas a la apertura de la Universidad Gaston Berger, que atrajo a un importante n¨²mero de familias ligadas al sector educativo a principios de los ochenta, las repatriaciones de senegaleses desde Mauritania debido a un conflicto entre ambos pa¨ªses en 1989 y nuevas inundaciones en los noventa.
Los estragos del agua de finales del siglo pasado, sin embargo, tambi¨¦n desencadenaron algunos efectos positivos, dentro de lo que cabe. ¡°Despu¨¦s de las inundaciones, los vecinos decidimos unir fuerzas¡±, cuenta Coumba Wade, que trabaja en la organizaci¨®n de mujeres Jigeen Ak Jigeen. ¡°As¨ª nacieron la Asociaci¨®n de Desarrollo de Diamagu¨¨ne y la guarder¨ªa de ni?os. El agua nos dej¨® claro que juntos pod¨ªamos hacer muchas cosas¡±.
Sor sigue evolucionando, en lo bueno y en lo malo, seg¨²n sus habitantes. Algunos de ellos a?oran aquellos tiempos en los que viv¨ªan entre ¡°pura vegetaci¨®n¡±, como cuenta Djibril Dia. Naci¨® hace 63 a?os en Ndioloff¨¨ne, un barrio que, seg¨²n ¨¦l, siempre ha estado dispuesto a acoger con los brazos abiertos a personas con distintos or¨ªgenes. ¡°El r¨ªo era mucho m¨¢s grande, hab¨ªa pescado en abundancia y ¨¢rboles. La gente viv¨ªa bien, hab¨ªa un buen clima social. Era un para¨ªso en la tierra. Ahora los habitantes del barrio tienen trabajos m¨¢s estables y disponen de dinero para que sus hijos estudien. Pero hay cosas que permanecen, como la tolerancia, las ganas de compartir y la simpat¨ªa de los vecinos¡±, cuenta.
Quedan a¨²n muchos retos pendientes de solucionar, desde el saneamiento y el control de las aguas pluviales, fluviales y subterr¨¢neas hasta el empleo. Las escuelas a menudo no est¨¢n listas para acoger a la numerosa poblaci¨®n infantil. El centro Nalla Ndiaye de Darou refleja de manera muy clara este problema: la escuela cuenta con m¨¢s de 950 alumnos y apenas 13 profesores.
Pero los inquilinos de Sor no se quedan de brazos cruzados ante los desaf¨ªos. En Darou, por ejemplo, la basura se usa como base para la construcci¨®n de casas, para evitar que la sal presente en el terreno carcoma los cimientos, mientras que en Pikine los desechos se convierten en obras de arte.
¡°Nosotros so?¨¢bamos con irnos a vivir a la isla y ahora resulta que son ellos los que quieren mudarse aqu¨ª, porque la ciudad vieja es m¨¢s cara e insegura¡±, resume Cheikh A?dara, un hombre polifac¨¦tico de 61 a?os que lleva casi toda la vida en Bango. Unos nueve kil¨®metros separan este barrio del casco antiguo. Esta distancia hace que los mismos saintlouisiens a veces no consideren esta zona como parte de la ciudad, se quejan los lugare?os.
Siguen abiertas muchas cuestiones, como por d¨®nde seguir¨¢ creciendo la ciudad y con qu¨¦ modelo de cohesi¨®n social. Pero la sociedad civil local revela un sentimiento de pertenencia a un solo territorio: la ciudad de Saint Louis.
1. Ndioloff¨¨ne, el barrio de la tolerancia
El f¨²tbol contribuye a la integraci¨®n de los talib¨¦s en este distrito. Aqu¨ª se encuentra tambi¨¦n el primer vivero para la experimentaci¨®n bot¨¢nica de ?frica occidental
2. Bango, el vivero de Saint Louis
Un recorrido por la ¨²nica calle asfaltada que cruza este barrio perif¨¦rico, desde el aeropuerto en obras a la depuradora que abastece de agua la entera ciudad, pasando por cocoteros, bananos y mangos
3. Diamagu¨¨ne, HLM, L¨¦ona: aqu¨ª viven mujeres poderosas
Son educadoras, microemprendedoras, profesionales de la salud. Ellas son el alma de estos barrios
4. Darou, la vida que pulsa entre los dos cementerios
Musulmanes y cristianos descansan los unos al lado de los otros en un barrio que cuenta con casas construidas sobre basura, manglares y puestos de ropa de segunda mano
5. Balacoss, un barrio familiar y acomodado
Este distrito es distinto en comparaci¨®n con los colindantes: las casas est¨¢n en buen estado, las nuevas construcciones respetan la armon¨ªa del espacio, la evacuaci¨®n de aguas no presenta mayores problemas
6. Pikine, la saturaci¨®n de gestionar tres barrios en uno
Este distrito ha absorbido buena parte del ¨¦xodo rural, multiplicando su poblaci¨®n por 17 en 50 a?os, lo que ha provocado importantes problemas de acceso a servicios b¨¢sicos e higiene
7. Ngall¨¨le, el pueblo dentro de la ciudad
La vida fluye tranquila en este barrio a unos seis kil¨®metros de la isla, en vilo entre los conservadores que quieren congelar el tiempo y los fautores de la modernidad
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