Una cient¨ªfica fuerte
Margarita Salas ha sido una cient¨ªfica excepcional, posiblemente la m¨¢s importante de la historia de nuestro pa¨ªs hasta los comienzos de este siglo
Margarita Salas ha sido una cient¨ªfica excepcional, posiblemente la m¨¢s importante de la historia de nuestro pa¨ªs hasta los comienzos de este siglo y, sin duda, la m¨¢s conocida. Margarita Salas ha puesto el nombre a muchas calles de un buen n¨²mero de ciudades y pueblos espa?oles y a innumerables colegios e institutos. Que ella consiguiera esto en un pa¨ªs como el nuestro, en el que a la ciencia no se le ha dado nunca suficiente importancia, y adem¨¢s siendo mujer, es de una relevancia casi tan grande como la de su calidad cient¨ªfica.
Margarita fue muchas cosas en sus ochenta a?os de vida. Licenciada en bioqu¨ªmica, estudiante posdoctoral en el laboratorio de Severo Ochoa en Nueva York, bi¨®loga molecular pionera e impulsora junto a su marido, Eladio Vi?uela, y otros cient¨ªficos con visi¨®n de futuro de la creaci¨®n del primer centro de investigaci¨®n en esta disciplina que se abri¨® en Espa?a. En ¨¦l fue jefa de un laboratorio de los m¨¢s productivos del pa¨ªs. Con ella se formaron decenas de investigadores e investigadoras espa?oles y algunos de ellos ocupan actualmente importantes cargos cient¨ªficos. La investigaci¨®n de toda su vida estuvo centrada en el estudio de un modesto virus que, como ella explicaba riendo, ¡°tiene un nombre dif¨ªcil¡±: el bacteri¨®fago phi29. El trabajo de Margarita descubri¨® importantes mecanismos de acci¨®n de la polimerasa, mol¨¦cula encargada de la replicaci¨®n del ADN del virus, y adem¨¢s produjo una serie de patentes internacionales sobre el uso de esta polimerasa en ingenier¨ªa gen¨¦tica y en biotecnolog¨ªa. Para hacerse una idea del alcance de estas aplicaciones baste saber que su primera patente le dio al Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), la instituci¨®n donde Margarita trabaj¨® toda su vida, la mitad de los ingresos que el CSIC recib¨ªa por todas las patentes registradas durante su vigencia. Margarita Salas obtuvo reconocimientos importantes por su trayectoria y fue la primera espa?ola miembro de la Academia de las Ciencias estadounidense y tambi¨¦n la primera cient¨ªfica que entr¨® en la Real Academia Espa?ola.
Desde hace tiempo, Margarita tambi¨¦n dedic¨® su energ¨ªa a hablar de la situaci¨®n de las mujeres en la ciencia. Ella misma reconoc¨ªa que hab¨ªa tardado en ser consciente de los sesgos de g¨¦nero que se producen en el campo de la investigaci¨®n. Una vez que lo fue, era frecuente escucharla explicando c¨®mo hab¨ªa sufrido el machismo en su carrera cient¨ªfica temprana, por ejemplo, en la forma en la que la trataba Alberto Sols, su director de tesis, evitando dirigirse directamente a ella. Pero tambi¨¦n recordaba a dos hombres que hab¨ªan estado a su lado incondicionalmente. Durante su estancia posdoctoral en el laboratorio de Severo Ochoa, Margarita estaba acompa?ada de su marido, Eladio Vi?uela que tambi¨¦n era investigador. Ochoa los separ¨® en grupos distintos y Margarita siempre sospech¨® que lo hizo por ella: ¡°Nos dijo que lo hac¨ªa para que mejorara nuestro ingl¨¦s, pero yo siempre sospech¨¦ que era para evitar que yo me convirtiera solo en la mujer de Eladio, incluso como investigadora¡±, recordaba la cient¨ªfica. Y fue precisamente Vi?uela el que tuvo un gesto de generosidad con su mujer cuando volvieron a Espa?a. Ambos estaban trabajando en lo mismo, el bacteri¨®fago phi29, pero ¨¦l decidi¨® apartarse y comenzar una nueva l¨ªnea de investigaci¨®n para dejarle a Margarita el protagonismo en el estudio del bacteri¨®fago, que ella aprovech¨® tan magn¨ªficamente.
Margarita era una persona generosa con todo lo que rodeaba a la ciencia. Siempre ten¨ªa tiempo para atender a los periodistas y, a pesar de su timidez y de su discreci¨®n, se prestaba a ser entrevistada cuando se lo ped¨ªan, procediera el periodista de un medio importante o de un peque?o medio casi desconocido. Tambi¨¦n ten¨ªa siempre tiempo para hablar de investigaci¨®n y de la situaci¨®n precaria de ¨¦sta en Espa?a, y de Severo Ochoa, y del papel como mujer en la ciencia. Daba conferencias, charlas, recog¨ªa premios¡ Y a los ochenta a?os segu¨ªa yendo al laboratorio hasta casi el final.
Margarita Salas fue desde 2002 socia de honor de la Asociaci¨®n de Mujeres Investigadoras y Tecn¨®logas (AMIT). En AMIT est¨¢bamos, y estamos, muy orgullosas de ella porque ha sido un referente para todas, para las cient¨ªficas que llevamos muchos a?os en la brecha, para las j¨®venes que empiezan su carrera y hasta para las ni?as que comienzan a plantearse la investigaci¨®n como una opci¨®n para su futuro. Se lo agradecimos antes pero tambi¨¦n queremos ahora mostrar nuestro enorme agradecimiento por ser inspiraci¨®n y ejemplo para tantas de nosotras.
Carmen Fenoll es presidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Investigadoras y Tecn¨®logas (AMIT). Flora de Pablo es expresidenta y fundadora de la misma entidad.
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