Las plantas olvidadas, leyendas y recetas curiosas
Una obra recopila 100 especies vegetales de nuestro entorno para devolverles la relevancia perdida
Todo empieza con una sopa de letras y dos membrilleros. La primera consigna: encontrar 15 nombres de plantas. Es el desaf¨ªo que Aina S. Erice (Palma de Mallorca, 34 a?os), autora de El Libro de las plantas olvidadas (Ariel, Grupo Planeta, 2019), propone a su lector nada m¨¢s abrir las primeras p¨¢ginas de su obra. El libro grueso y r¨ªgido parece un diccionario, o m¨¢s bien un cat¨¢logo ilustrado de todas las plantas escondidas que ya no forman parte del d¨ªa a d¨ªa del ser humano, que permanecen aprisionadas en las v¨ªas de un tren o en la oscuridad del asfalto. La bi¨®loga y divulgadora quiso devolver la luz a estas plantas escondidas cuando vio morir a dos membrilleros en su peque?o huerto favorito y a una multitud de ni?os de primaria confundir un cipr¨¦s con un pino.
El mayor problema que destaca la cient¨ªfica es la ¡°ceguera verde¡± en la cual la humanidad se hunde. En una fotograf¨ªa o en una selva, la vegetaci¨®n es informaci¨®n de fondo a la que el espectador no presta atenci¨®n. Se interesar¨¢ antes por el tigre e incluso por la peque?a ara?a encima de la hoja. La planta, como no act¨²a, no se nota. ¡°La cultura de la naturaleza est¨¢ desapareciendo. Hoy nos interesa m¨¢s saber c¨®mo funciona Instagram que la historia de un membrillero¡±, cuenta Erice con una carcajada. Sin embargo, su obra demuestra que las plantas s¨ª que act¨²an. Muchas de ellas tienen efectos sobre el ser humano, dotes dignos de hada madrina y una historia reci¨¦n salida de un cuento.
Algunas recetas metaf¨®ricas
Para la autora, una de las plantas m¨¢s curiosas es la alholva. Su tallo no mide m¨¢s de 60 cent¨ªmetros y tiene flores p¨¢lidas o amarillentas. Como buena legumbre se utiliza para dar textura a los guisos y puede a?adirse en la masa para panificar. Una de sus propiedades m¨¢s estudiadas es su capacidad para regular los niveles de glucosa en sangre para personas con diabetes. Pero su magia no se termina aqu¨ª. Seg¨²n cuenta la investigadora, las mujeres encerradas en los harenes com¨ªan simiente de la planta para aumentar la talla de sus senos. Erice explica que existen relatos sobre sus supuestos efectos, pero ninguna prueba cient¨ªfica lo respalda.
La cultura de la naturaleza est¨¢ desapareciendo. Hoy nos interesa m¨¢s saber c¨®mo funciona Instagram que la historia de un membrillero
La relaci¨®n entre la humanidad y las plantas es lo que fascina a la cient¨ªfica y una de las razones por las que ha dedicado su carrera a la vegetaci¨®n. ¡°Me di cuenta de que, sin naturaleza, no hab¨ªa historia ni poes¨ªa. El reino vegetal es una maravillosa inspiraci¨®n y fuente de preciosas met¨¢foras¡±, explica. Los membrilleros tambi¨¦n han demostrado tener un don curioso y una estrecha relaci¨®n con el ser humano. Aparte de combatir la diarrea, dar brillo y textura a los tejidos y ser un gel fijador para el cabello, son el s¨ªmbolo del amor, del v¨ªnculo conyugal y de fertilidad. En el siglo I, Plutarco contaba que Sol¨®n, poeta y legislador ateniense, ped¨ªa que, antes de recibir su esposo la primera noche de bodas, las mujeres mordisqueasen un membrillo para perfumar su aliento y sus palabras. Otra planta a la que la que se le atribuyen indemostradas creencias populares es la ortiga, la planta conocida por producir un gran escozor apenas se roza. En Ja¨¦n se aconsejaba frotar los genitales masculinos con la planta o comer sus semillas para levantar los ¨¢nimos sexuales.
Curiosidades ¨²tiles o comestibles
Las chiriv¨ªas, junto con la grama, el l¨²pulo y otras plantas, son buenas candidatas para elaborar bebidas fermentadas, desde cervezas de ra¨ªz (en Irlanda) hasta vinos (en el Reino-Unido y Am¨¦rica). Los niveles de az¨²car del vegetal aumentan con la exposici¨®n de la ra¨ªz al fr¨ªo, ya sea en el huerto o en la despensa. En oposici¨®n a este aspecto tan tangible, en Inglaterra exist¨ªa la creencia de que ?las chiriv¨ªas viejas causaban delirio y hasta locura? y que las gramas eran un s¨ªmbolo de inmortalidad.
El jugo de caqui ha servido durante siglos para impermeabilizar bolsas, sombreros, abanicos, paraguas y sombrillas. Aparte de ser comestible, es un agente antiarrugas y blanquea la piel. ¡°En Jap¨®n se dice que, si plantas un ¨¢rbol de caqui en tu jard¨ªn, te volver¨¢s rico o que, si ten¨ªas un abanico de papel tratado con este jugo, ser¨ªas capaz de ahuyentar al dios de la pobreza¡±, cuenta la obra, entre otras historias m¨¢gicas.
Las collejas no son solo un golpe en la nuca con la palma de la mano sino tambi¨¦n un ¡°manjar de exquisito sabor¡±. Es una planta de 80 cent¨ªmetros de altura de una tonalidad azulada que se considera ¡°mala hierba¡±. Erice propone m¨²ltiples recetas a base de collejas. La cient¨ªfica asegura que se toman en ensalada, cocidos, sopas, tortilla, croquetas y revueltos. Al final de su ficha, elige detallar una receta curiosa: los fideos de colleja.
Una recolecci¨®n ¨¦tica
Hay que determinar con claridad el uso que se hace de las plantas y la relaci¨®n que se mantiene con ellas. Para Erice hace falta maximizar los beneficios mutuos y establecer una relaci¨®n de colaboraci¨®n. ¡°Hay que preocuparse por ella y asegurarse que pueda regenerarse para que no siga desapareciendo de nuestra vista¡±. La cient¨ªfica sostiene que es importante el ritmo que se emplea para manejar la naturaleza y sobre todo qu¨¦ parte se utiliza. ¡°Hay que hacer una recolecci¨®n ¨¦tica¡± explica. En definitiva, la obra es una invitaci¨®n para que la gente sepa lo que le rodea, qu¨¦ plantas hay en la esquina de su barrio y c¨®mo recuperar lo olvidado.
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