Un c¨®ctel molotov en un banco y siete a?os de exilio en Londres: as¨ª fueron los inicios de Joaqu¨ªn Sabina
A punto de cumplirse medio siglo de los hechos que le llevaron a huir de Espa?a, el m¨²sico sigue de plena actualidad con sus conciertos junto a Serrat
Ten¨ªa 21 a?os y era un joven melenudo, inconformista y revolucionario. Espa?a llevaba 31 a?os sumida en una f¨¦rrea dictadura y este joven andaluz, por aquel entonces estudiante de Filolog¨ªa Rom¨¢nica en la Universidad de Granada, quer¨ªa cambiar las cosas. ?Y qu¨¦ se le ocurri¨®? Estallar un c¨®ctel molotov en una sucursal del Banco de Bilbao. Ese melenudo se llamaba Joaqu¨ªn y se apellidaba Sabina. Igual le suena a m¨¢s de uno.
Los hechos ocurrieron en 1970. Joaqu¨ªn Sabina (?beda, Ja¨¦n, 1949) puso el explosivo en el Banco de Bilbao junto a varios compa?eros como protesta contra el proceso de Burgos. En este juicio, conocido tambi¨¦n como juicio de Burgos o consejo de guerra de Burgos, se juzg¨® a 16 miembros de ETA acusados de asesinar a tres personas. Se conden¨® a muerte a nueve de ellos. Sin embargo, las protestas nacionales y la presi¨®n internacional consiguieron que Franco cambiara la pena capital por 500 a?os de condena a cada uno de ellos (o lo que es lo mismo, cadena perpetua).
En 2010, el m¨²sico confes¨® en una entrevista a El Mundo que, m¨¢s all¨¢ de los ideales pol¨ªticos, lo que le llev¨® a poner un c¨®ctel molotov fue la inconsciencia de la juventud: "Quer¨ªa sentirme h¨¦roe por un d¨ªa. Se ligaba lanzando c¨®cteles molotov como el que tir¨¦ al Banco Bilbao. Era muy gilipollas y quer¨ªa meterme en todos los tinglados. Llegaba del pueblo y no ten¨ªa ni puta idea de nada. As¨ª que a la semana vi una manifestaci¨®n y me met¨ª".
En Londres, Joaqu¨ªn Sabina descubri¨®, gracias a su novia Leslie, a Bob Dylan; la libertad intelectual y sexual, y los porros
Sabina recuerda con detalle c¨®mo se libr¨® de la c¨¢rcel en una entrevista con Carlos Boyero en 2000 para la edici¨®n espa?ola de la revista Rolling Stone: "Las decisiones m¨¢s importantes de la vida se toman en un segundo, no se meditan. La polic¨ªa sab¨ªa que hab¨ªamos puesto el c¨®ctel molotov y, del comando que form¨¢bamos, algunos se escaquearon y a otros los trincaron y les cayeron meses de c¨¢rcel. Yo estaba escondido y me tocaba irme a los 10 d¨ªas a la mili, pero tal y como estaba la situaci¨®n hab¨ªa que largarse".
En esta conversaci¨®n con Boyero, Sabina reconoce que si pudo salir de Espa?a y esconderse en Londres fue gracias a la ayuda altruista de un desconocido que le dio su pasaporte sin pedir nada a cambio. El hombre que le cedi¨® su identidad fue Mariano Zugasti. Zugasti y Sabina se conocieron una noche de juerga. Conectaron lo suficiente para que el primero se jugara el tipo cometiendo la ilegalidad de permitir que Sabina suplantara su identidad durante la dictadura franquista. "Cada vez que necesito creer en el g¨¦nero humano, pienso en el acto de Mariano Zugasti, al que jam¨¢s he vuelto a ver. Seguramente, ¨¦l era un inconsciente. Por eso yo quiero pasar la vida con inconscientes, que hacen cosas tan solidarias como impresionantes".
Pero el compositor de 19 d¨ªas y 500 noches, disco que acaba de celebrar su vig¨¦simo aniversario, no estuvo solo en la capital inglesa. All¨ª ten¨ªa una novia inglesa a la que conoci¨® estudiando en Granada. La joven se llamaba Leslie y le acogi¨® en su casa familiar londinense. Tal y como explica en la entrevista de Rolling Stone, Leslie hab¨ªa crecido en un ambiente muy liberal. Su padre, un profesor universitario progresista nacido en Sud¨¢frica, daba alojamiento y comida a gente negra que lo necesitaba. "Los negros no se tiraban a su hija, yo s¨ª. Por eso a m¨ª me trataba con un desprecio infinito", afirma el m¨²sico con sorna en la entrevista.
A Sabina le quedaba muy poco para terminar la carrera cuando se vio obligado a huir al Reino Unido tras poner el c¨®ctel molotov. En su biograf¨ªa autorizada Perdonen la tristeza (Libros C¨²pula), escrita por Javier Men¨¦ndez Flores, se afirma que solo ten¨ªa pendientes unas asignaturas para licenciarse en Filolog¨ªa Rom¨¢nica en la Universidad de Granada. Durante sus a?os universitarios descubri¨® la poes¨ªa de C¨¦sar Vallejo y de Pablo Neruda y empez¨® a relacionarse con gente que ten¨ªa sus mismas inquietudes pol¨ªticas.
Antes del c¨®ctel molotov de 1970, en 1968, Joaqu¨ªn Sabina fue detenido por su propio padre, que era polic¨ªa. Lleg¨® una orden de detenci¨®n a la polic¨ªa de ?beda. Sabina frecuentaba ambientes peligrosos para el r¨¦gimen, como asambleas del PCE (Partido Comunista de Espa?a) o reuniones donde se maquinaba contra Franco. En Perdonen la tristeza, Men¨¦ndez recoge un fragmento de una entrevista publicada en El Heraldo de Arag¨®n en 1983 donde Sabina relata lo que ocurri¨®: "En Granada empezaron a detener a mucha gente y a m¨ª me entr¨® un poco de miedo, por lo que me fui a mi pueblo, ?beda. Un d¨ªa ordenaron mi b¨²squeda y mi padre me cogi¨®, me meti¨® en un coche y me llev¨® a Granada, donde me interrogaron. Luego volv¨ª a mi pueblo, donde estuve desterrado tres meses sin poder salir".
Jer¨®nimo Mart¨ªnez Gallego, padre de Joaqu¨ªn Sabina, que antes que polic¨ªa hab¨ªa sido seminarista y hab¨ªa luchado en el frente nacionalista durante la Guerra Civil, siempre apoy¨® a su v¨¢stago, a pesar de ser este "el hijo pr¨®digo que deja el plato de lentejas, sale a tomar un caf¨¦ y no le vuelven a ver", como lleg¨® a confesar el m¨²sico a Boyero. "Aunque era polic¨ªa, era un tipo culto, noble y espl¨¦ndido", apunta Sabina. Pero la imagen que guarda de su madre, Adela, una mujer "solterona" de la que nunca conoci¨® su verdadera edad, es totalmente opuesta. "Era una se?orita burguesa con pocas luces y sin posibles. S¨¦ que era mayor que mi padre y que su padre, mi abuelo, hab¨ªa sido diputado. Era muy inculta porque en aquella ¨¦poca simplemente se preocupaban de casar a las se?oritas".
La historia de amor de sus padres es, sobre todo, una historia de necesidad. Al volver de la guerra, Jer¨®nimo no ten¨ªa a nadie salvo a un amigo con una hermana de cierta edad -a¨²n sin emparejar- que ejerc¨ªa de madrina de guerra. En aquella ¨¦poca era com¨²n la figura de estas mujeres, solteras y falangistas, cuyo cometido era mandar v¨ªveres y cartas a los soldados seminaristas que volv¨ªan de la guerra. "Mi padre, que ya hab¨ªa visto en la guerra demasiada sangre como para querer cantar misa, se fue a Huelva a buscar a la hermana de su amigo. Y mi madre [que era la hermana soltera del amigo de su padre] se agarr¨® a un clavo ardiendo porque era su ¨²ltima oportunidad". As¨ª fue c¨®mo Adela y Jer¨®nimo se casaron y pronto tuvieron a Joaqu¨ªn y a su hermano Francisco, que termin¨® siendo polic¨ªa igual que su padre.
"Se convirti¨® en una peque?a estrella local dentro de un circuito de establecimientos de hosteler¨ªa latinos de Londres. En uno de ellos lleg¨® a interpretar el 'Happy birthday to you' para el mism¨ªsimo George Harrison"
En Londres, Joaqu¨ªn Sabina se distanci¨® de su familia y de la represi¨®n que caracteriz¨® durante d¨¦cadas a la dictadura espa?ola. All¨ª descubri¨®, gracias a su novia Leslie, a Bob Dylan; la libertad intelectual y sexual, y los porros. Aunque el artista no ten¨ªa ni idea de ingl¨¦s encontr¨® en la m¨²sica anglosajona gran disfrute. "No le entend¨ªa, pero sab¨ªa en lo m¨¢s profundo que Dylan me estaba hablando a m¨ª". Pero el exilio fue duro a pesar de la libertad que le daba el vivir en un pa¨ªs con un r¨¦gimen democr¨¢tico. Sabina no ten¨ªa identidad en el Reino Unido, viv¨ªa al margen de la ley, no conoc¨ªa el idioma y no ten¨ªa dinero. Depend¨ªa completamente de Leslie.
Adem¨¢s de cubrir las necesidades de Sabina, Leslie se encarg¨® de trazar una estrategia junto a unos amigos abogados para que el m¨²sico obtuviera asilo pol¨ªtico en Inglaterra. El int¨¦rprete logr¨® el permiso de residencia tras ganarse a la opini¨®n p¨²blica apareciendo en diferentes medios brit¨¢nicos donde aseguraba estar perseguido en Espa?a debido a su implicaci¨®n pol¨ªtica.
Ya con los papeles del espa?ol en orden, la pareja se estableci¨® en Edimburgo. All¨ª pasaron unos meses de convivencia que, como se relata en la biograf¨ªa escrita por Men¨¦ndez, acabaron como el rosario de la aurora. Ella quer¨ªa hacer de ¨¦l un hombre de bien y ¨¦l quer¨ªa vivir una vida sin ataduras. Sabina se independiz¨®, se mud¨® a Londres, vivi¨® de ocupa durante un tiempo y trabaj¨® como camillero de hospital y camarero antes de probar suerte como cantante en bares espa?oles de la capital inglesa.
Un fragmento de Perdonen la tristeza relata c¨®mo el m¨²sico logr¨® hacerse un nombre en la escena musical underground londinense: "Se convirti¨®, gracias a la mezcla infalible de talento y simpat¨ªa, en una peque?a estrella local dentro de un circuito de establecimientos de hosteler¨ªa latinos. En uno de ellos, llamado Mexicano-Taverna, lleg¨® a interpretar el Happy birthday to you para el mism¨ªsimo George Harrison".
En Londres, adem¨¢s de convertirse en un valorado int¨¦rprete, ejerci¨® como activista pol¨ªtico. Por ejemplo, se encargaba de instalar en el restaurante Barcelona, donde tambi¨¦n actuaba, a los espa?oles que iban all¨ª para conspirar contra la dictadura franquista. En 1973, Sabina quiso darse una segunda oportunidad con Espa?a. Sin embargo, un aviso que lleg¨® a la comisar¨ªa de Ja¨¦n previniendo de que pretend¨ªa entrar de nuevo en Espa?a chaf¨® sus planes. Su padre, Jer¨®nimo, pudo interceptar esta orden de detenci¨®n y alert¨® a su hijo del peligro que corr¨ªa si pisaba suelo espa?ol. Sabina tuvo que esperar hasta 1977, una vez finiquitada la dictadura, para volver a Espa?a.
"Mi vuelta a Espa?a se debi¨® a varias razones. Entre otras, recuerdo con horror que a la vuelta de Edimburgo yo le dije a Leslie que quer¨ªa ver a mi gente, a mis compatriotas. Tuvimos una gran bronca, ella no me quer¨ªa dejar salir de su casa y yo me largu¨¦ como alma que lleva el diablo", confes¨® en la entrevista que concedi¨® a Carlos Boyero. Tras la gran pelea, Joaqu¨ªn y Leslie nunca m¨¢s volvieron a verse.
Joaqu¨ªn Sabina pas¨® siete a?os en el Reino Unido, all¨ª recibi¨® asilo pol¨ªtico y vivi¨® en libertad. Cuando aterriz¨® en Espa?a cumpli¨® con la mili en Mallorca. Luego Madrid, la paternidad (dos hijas), La Mandr¨¢gora... y el ¨¦xito.
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