Shakespeare, S¨¢nchez y el bot¨®n m¨¢gico de Vox
Agitar al monstruo para generar miedo y presentarte entonces como salvador es mucho m¨¢s que un viejo truco
¡°Llega un tiempo en que la justicia exige la suspensi¨®n de la libertad. El terror, peque?o o grande, vendr¨¢ entonces a coronar la revoluci¨®n¡±. Pongan un vozarr¨®n convincente a estas palabras terribles y sit¨²ense en una impresionante versi¨®n de Ricardo III que firma Miguel del Arco, tan actual y electrizante que dispara la obra m¨¢s representada de Shakespeare hasta dej¨¢rnosla en forma de ob¨²s en nuestro felpudo. Entonces tendremos dos opciones: asomarnos a presenciar la explosi¨®n de pensamiento, de verdades y lecciones a¨²n vigentes, a ver si se nos pega algo, o ponernos a cubierto y huir de la realidad.
Cinco siglos han pasado desde que Shakespeare escribi¨® su texto inmortal sobre la tiran¨ªa y la atracci¨®n del poder y, aunque las cosas no se resuelven hoy en guerras fratricidas como la que libraban ah¨ª los Lancaster y los York, a veces pareciera que no hemos aprendido tanto. La justicia que abandera el revolucionario siempre es ilusionante, claro, pero cuando incluye la suspensi¨®n de libertad como un all inclusive ineludible -lo tomas o lo dejas-, nos empieza a sonar. ?Estamos pensando en lo mismo?
Israel Elejalde, que encarna a Ricardo III con una energ¨ªa hipn¨®tica, ha confesado que Trump es su fuente de inspiraci¨®n. Miguel Del Arco habla tambi¨¦n de Boris Johnson, de Bolsonaro o de cualquier populista que se precie. Pero al verlo estos d¨ªas en Madrid uno no vuela tan lejos, porque algunos l¨ªderes de andar por casa nos regalan cada d¨ªa razones parecidas para temerles.
Vox utiliza la democracia que le permite existir para intentar anular la de los dem¨¢s. Ilegalizar¨ªa al PNV con el mismo bot¨®n m¨¢gico con que antes habr¨ªa ilegalizado a los independentistas catalanes. ?stos a su vez anular¨ªan los derechos de la mitad de los catalanes con su propio bot¨®n particular. Y as¨ª sucesivamente.
Pero Vox no ha llegado solo. Lo m¨¢s inquietante de Ricardo III es c¨®mo utiliza a los dem¨¢s para mover los vientos a su favor. Es habitual en pol¨ªtica, pero inmoral cuando lo que alientas es nocivo. En abril, Pedro S¨¢nchez quiso un solo debate a cinco para incorporar a Vox, que no logr¨® porque ¨¦ste a¨²n no ten¨ªa representaci¨®n. Esta vez lo ha conseguido, pero tanto ¨¦l como los dem¨¢s eligieron dejar a Abascal la porter¨ªa libre para que goleara a gusto. Agitar al monstruo para generar miedo y presentarte entonces como salvador es mucho m¨¢s que un viejo truco: es una frivolidad, una inmoralidad, una irresponsabilidad.
Frente a esta realidad que parece una mala obra de teatro, con l¨ªderes que se disfrazan de centro o de derechas, de partidarios del di¨¢logo o de la mano dura seg¨²n la fecha de interpretaci¨®n, nos queda volver a la sala Kamikaze de Madrid, donde hay personajes de los que al menos s¨ª podemos disfrutar.
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