¡°Esa creencia de que la mujer rural es invisible es para los que no quieren ver¡±
La dise?adora argentina Celeste Valero reivindica el papel femenino en el campo y la artesan¨ªa desde su cooperativa familiar de lana de llama. Cree que se viven tiempos de reconocimiento, pero tambi¨¦n de lucha
Celeste Valero (Quebrada de Humahuaca, 1994) ha visto tejer lana de llama desde que tiene uso de raz¨®n. Esta joven de 25 a?os es la cuarta generaci¨®n de una familia tradicional de tejedores, tanto por parte materna como paterna. "Me despertaba y mi madre ya estaba?hilando la lana, ya fuera para preparar abrigos para nosotros o para vender. Esa fue mi infancia", explica Valero. Una ¨¦poca que rememora como feliz y siempre vinculada a Jujuy, una regi¨®n al remoto norte de Argentina, donde la comunidad aborigen de Casillas est¨¢ asentada y a la que pertenece ella y su familia. "Nuestros padres nos ense?aron el valor de cuidar y de hacer uso de nuestras herramientas naturales, las manos, para crear cosas que nos ayudar¨ªan a sobrevivir: una casa donde vivir, plantar ¨¢rboles que nos dieran frutos...", explica la cuarta de cinco hermanos, tres hijos y dos hijas.?
De los aproximadamente 670 millones de personas que viven en Am¨¦rica Latina y el Caribe, 129 millones son pobladores rurales. La mitad de ellas son mujeres y se dedican a la agricultura y la artesan¨ªa, principalmente. Celeste Valero ha sido, junto a su madre, Lucrecia Cruz, una de las cien mujeres elegidas de cuatro pa¨ªses ¡ªGuatemala, Jamaica, Argentina y Brasil ¡ª?que ha participado?en?Mujeres rurales en Am¨¦rica: sembrando hoy la agricultura del futuro, una iniciativa entre el Instituto Interamericano de Cooperaci¨®n para la Agricultura (IICA) y VOGUE Brasil?para conmemorar el?D¨ªa Internacional de la Mujer Rural. Ellas son el alma y la cabeza pensante de?Qenqo Artesan¨ªa Textil, una red de artesanos de la lana de llama aut¨®ctona de la regi¨®n.
"Le propuse a mi madre y a mis t¨ªas, que tambi¨¦n trabajan con ella, hacer su negocio algo m¨¢s s¨®lido y conformar un grupo, una red de artesanas, con base familiar pero extenderlos m¨¢s all¨¢, y abrir nuestras puertas y coraz¨®n a m¨¢s tejedoras", explica Valero, la coordinadora de la cooperativa. Qenqo Artesan¨ªa Textil comenz¨® en el 2016, y ya lo conforman?13 mujeres y dos varones, que trabajan en sus propios talleres, en sus casas junto a sus hijos, uno de los requisitos que se puso Valero para que el trabajo de estos artesanos no les quitase tiempo, tan valioso para sus familias. "Nos reunimos una vez al mes en el taller Qenqo, para hacer lo que llamamos ronda de tejidos, para generar un ambiente de compa?¨ªa y de charla, de abrirse y de compartir el conocimiento que cada uno tiene".?En su p¨¢gina de Facebook puede leerse: ¡°Tejer es volver al origen, un importante componente de nuestra identidad cultural, donde expresamos sentimientos, pensamientos y recreamos nuestro entorno natural¡±.?
La soluci¨®n para proteger el planeta de un desastre global es volver a las ra¨ªces y al respeto por la tierra
Valero es la cabeza pensante de Qenqo, pero el alma es Lucrecia Cruz, su madre, su mayor fuente de inspiraci¨®n: "Ella es la que mueve el conocimiento ancestral del tejido, es la salvaguarda; y todo lo tiene en la cabeza, no tiene nada escrito". De?ella destaca lo servicial y constante que es. "Les ense?¨® algo muy valioso para las mujeres que viven aqu¨ª, ya que el turismo busca lo artesanal. A su vez rescat¨® esa valiosa ense?anza de dar todo sin esperar nada a cambio del otro", asegura Valero.
La importancia de una red laboral para la mujer rural se refleja en los n¨²meros: el?40% no tiene ingresos propios, frente un 14% de los hombres, y solo el 10% tiene acceso a cr¨¦dito, seg¨²n datos del IICA.?Pero, ?es la mujer rural invisible? "Esa idea de invisibilidad o esa creencia de que la mujer rural es invisible es para aquellos que no quieren ver, siempre estuvimos. Estamos", zanja Valero tajante y a la vez optimista. Cree que?las mujeres artesanas est¨¢n viviendo tiempos de gloria y reconocimiento, pero tambi¨¦n de lucha. "Est¨¢n saliendo de su comunidad sin desprenderse de sus ra¨ªces. La?soluci¨®n para proteger el planeta de un desastre global es volver a las ra¨ªces y al respeto por la tierra", sentencia.
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