Cumbre en Madrid

Madrid acoger¨¢ entre los d¨ªas 2 y 13 de diciembre la 25 Conferencia de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico, conocida como COP25. El Gobierno espa?ol se ha ofrecido a albergar esta cumbre, a la que se espera que asistan 25.000 personas, despu¨¦s de que Chile, que seguir¨¢ presidi¨¦ndola, decidiera renunciar a causa de los graves incidentes que han sacudido Santiago las ¨²ltimas semanas. El acuerdo refuerza los lazos de solidaridad que unen a Espa?a con este pa¨ªs latinoamericano y constituye una excelente oportunidad para mostrar la voluntad de liderazgo del Gobierno socialista en esta materia. En su corto mandato, la ministra de Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, ha dado un vuelco a las pol¨ªticas ambientales con un ambicioso plan de descarbonizaci¨®n y transformaci¨®n energ¨¦tica que ha merecido los elogios de las autoridades europeas. La transici¨®n hacia un nuevo modelo econ¨®mico y energ¨¦tico debe ser un objetivo de Estado sea cual sea el Gobierno que surja de las urnas.

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No es suficiente

La cumbre se celebra en un momento muy delicado en el que nos jugamos poder llegar a tiempo de evitar los efectos m¨¢s desastrosos del cambio clim¨¢tico. En esta cumbre deben acordarse los reglamentos de desarrollo de los acuerdos de Par¨ªs sobre emisiones e intercambio de derechos de emisi¨®n, justo cuando uno de los dos principales productores de gases de efecto invernadero, Estados Unidos, acaba de iniciar el tr¨¢mite para desvincularse del acuerdo. Pese a que muchos pa¨ªses han accedido a revisar al alza sus compromisos de reducci¨®n de emisiones, con los planes presentados hasta ahora no ser¨¢ posible alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 1,5 grados cent¨ªgrados a final de siglo. El ¨²ltimo informe de Naciones Unidas advierte de que si no se act¨²a con mayor ambici¨®n, esos 1,5 grados se alcanzar¨¢n entre 2030 y 2052, y en 2100 el aumento de la temperatura ser¨¢ de 3 grados.

Los c¨¢lculos est¨¢n hechos: para cumplir los objetivos, es preciso que en 2030 la cantidad de di¨®xido de carbono que se emita a la atm¨®sfera sea un 45% inferior a la de 2010 y alcanzar la neutralidad del carbono en 2050, es decir, que a partir de esa fecha no se emita m¨¢s CO2 del que la naturaleza pueda absorber. Para ello es preciso que en esa fecha entre el 70% y el 85% de la electricidad sea de origen renovable. La transformaci¨®n exigir¨¢ inversiones por valor de 900.000 millones de d¨®lares anuales los pr¨®ximos 30 a?os. Como han indicado tanto la ministra Ribera como su hom¨®loga chilena Carolina Schmidt, para afrontar este colosal desaf¨ªo ¨¦tico y econ¨®mico es preciso cambiar de paradigma y considerar las pol¨ªticas necesarias para la transici¨®n ecol¨®gica no como un coste, sino como una inversi¨®n de futuro.