Llegar a clase sin morir contra el asfalto
Aceras m¨ªnimas, impunidad en las infracciones, ausencia de se?ales... Los accidentes de tr¨¢fico son una de las principales causas de muerte para ni?os a partir de los cinco a?os en el mundo. Esto es lo que se hace para reducir los decesos
Dos motociclistas esperan a la salida del funicular de Gualey, en Santo Domingo (Rep¨²blica Dominicana). Cuatro personas se aproximan a ellos y tras una breve negociaci¨®n cierran el trato: 50 pesos por el trayecto. Los cuatro clientes se tienen que repartir entre los dos veh¨ªculos, aunque est¨¦ prohibido que se monten m¨¢s de dos. De casco, ni hablamos. En la parte delantera de la moto, el conductor ha hecho una modificaci¨®n para poner una radio. En el trayecto se cruzan con un padre que lleva a su beb¨¦ de menos de un a?o en su regazo mientras tambi¨¦n conduce su ciclomotor. Tampoco hay rastro de protecci¨®n en la cabeza. Rep¨²blica Dominicana es el pa¨ªs con la tasa de muertos en la carretera m¨¢s alta de toda la regi¨®n de Am¨¦rica Latina y el Caribe: 29,3 por cada 100.000 habitantes.
Muchas de las vidas que acaban contra el asfalto no llegan a la edad adulta. Las lesiones derivadas de los accidentes de tr¨¢fico son la principal causa de muerte de la franja de edad entre los cinco y los 29 a?os en todo el mundo, seg¨²n el ¨²ltimo informe global de seguridad vial de la OMS. Y por supuesto los pa¨ªses donde m¨¢s golpea este problema son los de medios y bajos ingresos, donde hay m¨¢s impunidad, menos medios y una regulaci¨®n m¨¢s laxa. Cada a?o mueren en el mundo 1,35 millones de personas en siniestros de tr¨¢fico y el 93% de los fallecimientos se dan en dichos pa¨ªses, aunque solo concentran el 54% del parqu¨¦ automovil¨ªstico mundial.
Algunos ciudadanos se est¨¢n organizando ante la falta de respuesta de los Gobiernos para tratar de reducir los riesgos a los que se enfrentan los menores cuando salen a la calle. "Yo he visto dos atropellos de ni?os. Uno de ellos un amigo m¨ªo a la salida del colegio. Pero, ?sabes qu¨¦? Tampoco me impresion¨® tanto. Es como normal". Sergio Andrade, vecino de Ciudad de M¨¦xico, es hoy un adulto que como muchos otros menores tuvo que sortear la muerte cada d¨ªa para ir a la escuela en un pa¨ªs en el que 21 peatones mueren atropellados cada d¨ªa. M¨¢s de 16.000 en todo un a?o (16 veces m¨¢s que en Espa?a con solo el triple de poblaci¨®n).
Andrade forma parte de la Liga Peatonal, una agrupaci¨®n ciudadana que lucha por aumentar la seguridad de los viandantes. Especialmente de los m¨¢s peque?os. Uno de sus proyectos, Caminito de la Escuela, fue finalista de los premios sociales de Fundaci¨®n Mapfre. Se trata de un mapa digital en el que se muestran los 8.343 colegios de la capital mexicana. Gracias a una petici¨®n de transparencia, cruzaron estos datos con los accidentes registrados en la ciudad en los horarios de entrada y salida de los colegios y puntuaron a las escuelas seg¨²n su peligrosidad. "Mira, casi todas tienen un punto rojo. ?C¨®mo le decimos a un ni?o que vaya por la acera que es m¨¢s seguro, cuando no existe acera? Ellos no van por la calle queriendo que les atropellen, es que no hay infraestructuras", explica.
Cerca de ¨¦l, se encuentra Carolina Padilha, brasile?a que puso en marcha en 2015 su programa Carona a P¨¦. Un proyecto de formaci¨®n para centros educativos para crear rutas seguras de camino al colegio. Capacitan a miembros de la comunidad escolar para acompa?ar a grupos de alumnos y dan clases de seguridad vial a los estudiantes. Por ahora est¨¢n presentes en nueve centros. "En Brasil todo est¨¢ organizado alrededor del coche. No hay aceras, casi no hay pasos de cebra y los conductores van a toda velocidad. Es absurdo llevar a los ni?os de la mano hasta los 10 a?os y a esa edad decirles que ya pueden caminar solos por la calle sin explicarles nada y sin mejorar las infraestructuras", se?ala Padilha.
Un proyecto de mayor escala es Rights of Way, que lleva a cabo desde 2017 Unicef en colaboraci¨®n con Abertis. Tres millones de d¨®lares para mejorar infraestructuras, formar a conductores y peatones e idear planes de mejora de seguridad vial. Por ahora est¨¢ presente en Filipinas, Jamaica y Brasil.
El programa lleg¨® a este ¨²ltimo pa¨ªs en mayo y est¨¢ previsto que 210 adolescentes sean los encargados de identificar los puntos conflictivos alrededor de los centros educativos. Seg¨²n un informe publicado por Unicef en junio de 2018, el 88% de las calzadas en Am¨¦rica Latina no tienen pasos de cebra y el 68% carecen de aceras. Saul Billingsley, directora de la Fundaci¨®n FIA para el autom¨®vil y la sociedad, asegur¨® en la presentaci¨®n de esta investigaci¨®n que los accidentes de tr¨¢fico son "una epidemia de salud p¨²blica".
Ana Pinto es especialista en seguridad vial del BID en Am¨¦rica Latina y el Caribe: "La regi¨®n ha avanzado porque se han reducido las muertes un 4% en la ¨²ltima d¨¦cada, pero es una cifra que queda muy lejos de la meta 50% que se marcaron los Gobiernos en 2010. Hay que reflexionar sobre por qu¨¦ las medidas no est¨¢n siendo efectivas del todo". "Uno de los grandes problemas es la velocidad, no existen l¨ªmites y cuando los hay, no se respetan. Muchos ni?os mueren en el camino al colegio por este motivo", remata su compa?era Marisela Ponce de Le¨®n.
El 80% de los veh¨ªculos que se venden en todo el mundo no cumplen las normas b¨¢sicas de seguridad. Solo 40 pa¨ªses han adoptado en su totalidad los reglamentos propuestos por la ONU en este sentido, de los que 35 son ricos. "En Am¨¦rica Latina ning¨²n pa¨ªs cumple este reglamento, es habitual ver coches reciclados de Estados Unidos que no tienen las condiciones de seguridad m¨ªnimas: ABS, cinturones...", indica Pinto. "Al menos, en los ¨²ltimos diez a?os el problema ha entrado en la agenda p¨²blica, ahora es normal ver a un ministro hablando de este tema", completa su colega.
En un recorrido entre la capital dominicana y San Crist¨®bal, un municipio cercano, se produce la curiosa escena de ver aparcados junto a la carretera una hilera de seis autobuses escolares amarillos t¨ªpicos de Estados Unidos. En muchos pa¨ªses de la regi¨®n tienen una segunda vida y son una imagen habitual. Tanto, como la de los siniestros fatales cerca de las escuelas.
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