Jos¨¦ Luis Perales: ¡°Soy como el vecino del cuarto¡±

A sus 74 a?os, el autor de una inagotable serie de himnos sentimentales interpretados por ¨¦l y otras estrellas de la m¨²sica ligera hace inventario de canciones y de vivencias, de recuerdos y de ¨¦xitos. ?Y c¨®mo es ¨¦l? Un tipo t¨ªmido y familiar que tiembla al salir a escena. ?A qu¨¦ dedica el tiempo libre? A las cosas de siempre: sus seres queridos, su casa en el campo de Cuenca, sus vinos, su colecci¨®n de arte. Es el rey del karaoke. Y uno de los grandes triunfadores en la Espa?a musical del ¨²ltimo medio siglo.
ANDO UNO LLEGA a Cuenca cree que va a encontrarse a Jos¨¦ Luis Perales por cualquier esquina. Aunque lleve 20 a?os en Madrid, forma parte del paisaje y le saludan los vendedores callejeros. Atraviesa el puente colgante con un br¨ªo local, sin ning¨²n atisbo de v¨¦rtigo. Cruza las salas del Museo de Arte Abstracto Espa?ol contando an¨¦cdotas de pintores como Antonio Saura, Millares, Canogar o Z¨®bel, aquellos santones que hicieron confluir la m¨ªstica de la ciudad con sus propios lienzos y de quienes posee algunos cuadros en su colecci¨®n. Disfruta igual de la pintura y de los huevos fritos que saborea en La Ponderosa, una de las mejores barras de Espa?a. Son paradas obligadas en la ciudad donde ha vivido, a 50 kil¨®metros de Castej¨®n, el pueblo en que naci¨® y donde a¨²n se retira a escribir novelas, darle a la alfarer¨ªa, sembrar su huerto y, por supuesto, componer canciones. Las cuenta por centenares ¡ªentre ellas, ¨¦xitos como Un velero llamado libertad, Y c¨®mo es ¨¦l o Me llamas¡ª y ahora algunas las ha reinventado junto a su hijo Pablo, productor musical, en Mir¨¢ndote a los ojos, recopilatorio que les imprime nuevos vigores con los ecos de siempre. Dice ser un lobo estepario, aunque lo suaviza con la felicidad que le produce tambi¨¦n ser rey del karaoke. No solo en las canciones que interpreta ¨¦l mismo. Cada vez que suenan algunas de las m¨¢s c¨¦lebres de Raphael, Mocedades, Isabel Pantoja, Roc¨ªo Jurado o La Oreja de Van Gogh, sepan que tambi¨¦n son suyas. La melancol¨ªa y la timidez con las que muchos le han descrito ¡ªempezando por ¨¦l mismo¡ª quedan en duda a costa de las carcajadas que suelta en un sal¨®n del parador conquense mientras nos cuenta como sali¨® de su pueblo, se hizo electricista y triunf¨® en la m¨²sica.
Castej¨®n, donde usted naci¨®, ?mantiene algo de lo que fue en su infancia?
Ha perdido aquella vidilla. Pertenece a la Alcarria pobre, la de Cuenca, en contraposici¨®n a la rica, la de Guadalajara. Ah¨ª siguen las monta?as azules que yo quer¨ªa atravesar cuando era ni?o.
?Las monta?as azules?
Para m¨ª era el fin del mundo. Atravesar eso y llegar a Sevilla cuando ten¨ªa 14 a?os con una beca que consigui¨® mi padre era una haza?a. El misterio de aquellas monta?as lo fomentaban los mayores. Lo poco que contaban se lo imaginaban. Muy pocos las hab¨ªan atravesado.
En aquella ¨¦poca, lo normal era morir donde nac¨ªas.
S¨ª. Aunque en aquellos tiempos ya empezaba a notarse la emigraci¨®n. Ah¨ª s¨ª se produjo un vac¨ªo. Para sobrevivir. Pero ahora veo c¨®mo todos los que se fueron han regresado para enterrarse aqu¨ª. Incluso para arreglar sus casas medio hundidas. Pr¨¢cticamente todos han vuelto.

Y usted, ?qu¨¦ hace all¨ª?
Arregl¨¦ nuestra casa y tengo otra, m¨¢s alejada, a la que yo llamo el refugio. Me la hice cuando empec¨¦ a cantar. Necesitaba un sitio para escribir a mi aire. Iba siempre solo, menos en verano, que me acompa?aban Manuela y los ni?os. Es una casa absurda. Tiene un grupo electr¨®geno para la luz y un manantial de agua no potable. Sigue as¨ª.
?Debe a sus padres la m¨²sica?
Mi padre era aprendiz de todo y maestro en nada: fue capataz de la carretera, alba?il, huertano, nunca nos falt¨®. Y mi madre, una mujer list¨ªsima que cuando hac¨ªa cualquier cosa cantaba. Ten¨ªa una inteligencia natural incre¨ªble. Mis abuelos viv¨ªan con nosotros, eran la referencia. Al volver del colegio, para que nos dieran de merendar dec¨ªamos: ¡°?Abuela!¡±. No llam¨¢bamos a mi madre, es curioso. De la cocina se ocupaba ella: las gachas, el ajoarriero, el morteruelo, las morcillas; todo lo hac¨ªa ella.
Y su madre, ?qu¨¦ cantaba?
Lo de entonces, la Piquer y as¨ª. Estaba enamorada de los mexicanos. Y a mi padre se le daba muy bien el flamenco: Farina, La Ni?a de los Peines¡ Siempre estaban cantando los dos. Mucho, si iban al huerto: a sembrar tomates, pepinos, lechugas, jud¨ªas; eso tambi¨¦n lo he heredado yo.
?Le encontraron dotes muy r¨¢pido?
Yo escuchaba con ellos de todo. Pero a m¨ª me despert¨® la vocaci¨®n una rondalla. Un d¨ªa lleg¨® al colegio el que mandaba ah¨ª, el que sab¨ªa m¨²sica, y nos invit¨® a tomar el relevo porque quer¨ªan que siguiera la tradici¨®n. Yo levant¨¦ la mano instintivamente. Y nos adjudic¨® un instrumento. A m¨ª me toc¨® el la¨²d, que me aburr¨ªa soberanamente.
Pero as¨ª se conect¨® usted con el origen de la canci¨®n.
S¨ª, con la melod¨ªa. ?ramos juglares. Aprend¨ª r¨¢pido. Demasiado r¨¢pido. No deber¨ªa haber aprendido tan r¨¢pido.
?Por qu¨¦?
Me entraba de memoria todo. Adem¨¢s, me pon¨ªan de ejemplo, y eso me fastidiaba mucho: ser el listillo.
Ah¨ª influye su timidez. ?Enfermiza?
Se ve porque hablo muy r¨¢pido, ?no lo has notado?
Todav¨ªa no.
Lo notar¨¢s, si se da la oportunidad.
En eso de su timidez, ?no exageran?
No, no. Todav¨ªa, si tengo que dar un concierto, al salir me echo a temblar siempre.
?A¨²n sigue plante¨¢ndose su carrera como alguien que escribe para otros?
S¨ª, efectivamente, es que yo no quer¨ªa cantar. Y eso que despu¨¦s de la rondalla vino la tuna, en Sevilla, y form¨¦ un grupo: The Lunatic Boys. Eran los a?os sesenta.
Del la¨²d a los Lunatic Boys media un viaje. ?Qu¨¦ fueron aquellos? ?Unos Beatles?
Algo as¨ª. Pero, sobre todo, de esa ¨¦poca surge la primera canci¨®n, como un juego.
?La recuerda? ?Me la canta?
?No se la cant¨¦ ni a mi madre, que me lo ped¨ªa sin parar! ¡°Como te quiero mucho, no te pienso amargar¡±, le dec¨ªa yo. Se muri¨® la pobre sin escucharla. No, no, ni loco. Era muy mala. Se llamaba Niebla, de eso s¨ª me acuerdo. Deb¨ªa de tener 16 a?os, estaba en la Universidad Laboral de Sevilla. Me dio la vena. Fue un reto. Se me hab¨ªan olvidado las corcheas, pero no la escala musical.
Niebla¡ ?Ah¨ª aparece el melanc¨®lico que busca luz en la sombra?
En Sevilla, adolescente, imag¨ªnate. Siempre he buscado la sombra, la lluvia, el invierno, la soledad¡
Con su punto rom¨¢ntico¡
De Gustavo Adolfo B¨¦cquer, al que me sab¨ªa de memoria.
Hemos hablado de m¨²sica, pero poco de letra. ?Cultiva la poes¨ªa?
Mis canciones surgen de la calle, de la gente, de lo cotidiano m¨¢s que de otras inspiraciones. Cuando me siento a escribir suelo estar motivado por alguna cosa que acaba de ocurrir o me visto con el disfraz de otro.
Eso desde luego, porque pocos han escrito tanto sobre el desamor con un matrimonio como el suyo con Manuela, su esposa, que le dura ya¡ ?Cu¨¢nto?
Pues 40 a?os, por ah¨ª. Yo tambi¨¦n me pregunto eso.
?Se siente un poco vampiro de historias ajenas?S¨ª, aunque les pongo otros nombres. En las canciones y en las novelas. No creo que nadie escriba imaginando todo.
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Antes de ese matrimonio ejemplar, ?fue muy lig¨®n?Tuve otras novias, pero nada de mujeriego yo. El amor tiene ese desamor intenso que queda marcado en ti, como el primero, que nunca se consuma y deja un vac¨ªo tan grande que tienes necesidad de contarlo.
O sea, que su primer amor se convirti¨® en petr¨®leo para usted. ?C¨®mo fue?
Para m¨ª, fundamental. En el colegio. Hab¨ªa una chica que me gustaba y le escrib¨ª una carta. No se puede ni se debe decir su nombre. Le dec¨ªa que quer¨ªa salir a pasear por la carretera. Lo que ve¨ªa yo que hac¨ªan los novios formales, fig¨²rate, esa idiotez. Me col¨¦ en su escuela y se la dej¨¦ en el pupitre. La respuesta de ella fue: ¡°?Eres imb¨¦cil?¡±. Desde entonces me cost¨® m¨¢s. Aunque no me destroz¨® del todo. Luego te das cuenta de lo que es el amor de verdad.
?Y qu¨¦ es?
A m¨ª me lleg¨® con Manuela. Nos entendemos muy bien. Es puro, generoso y entregado. Darlo todo. Se siente y ya. En lugar de hablarlo, prefiero escribirlo o plasmar la emoci¨®n que me traslada en una canci¨®n. Con palabras y con m¨²sica. En mi caso, ambas cosas nacen a la vez. Yo hablar¨ªa con m¨²sica, como en la ¨®pera.
?C¨®mo se hace?
Buscas unos personajes, una escenograf¨ªa y lo vas contando. A la vez. Desde el principio, desde que escrib¨ª Niebla, que no te la voy a cantar, no insistas. Le estoy muy agradecido a esa canci¨®n, pero no la ense?ar¨¦ nunca.
Vale, vale. Aun as¨ª, ?cu¨¢ndo se atrevi¨® a ense?arlas?
Estuve cuatro a?os en Sevilla y desde que escrib¨ª aquella primera salieron otras 40 que fui grabando en casetes y no mostr¨¦ a nadie.
?De verdad?
Me vine arriba. En Sevilla. Andaluc¨ªa inspira much¨ªsimas cosas. No en balde, por eso he podido escribir tantas canciones para Isabel Pantoja o Roc¨ªo Jurado, que siempre me dec¨ªa: ¡°Este de Cuenca, hay que ver, eh¡ C¨®mo sabe este de Cuenca¡±. He sido hasta remero de la plaza de Espa?a y novio de una modistilla en mis canciones. Adem¨¢s, entonces ya hab¨ªa cambiado el la¨²d por una guitarra. La hab¨ªa visto en una tienda de la calle de Sierpes. Y por un precio que, joe¡ Nunca le agradec¨ª suficiente a mi padre que me la comprara. Su sueldo de casi dos meses. La Invicta, se llamaba.
Sus padres creyeron en usted desde el principio¡
Mi madre, much¨ªsimo. Sobre todo cuando ya me fui atreviendo a ense?arle cosas que hac¨ªa. Y mi padre dec¨ªa: ¡°?Mira, chiquillo, lo que t¨² tienes que hacer es flamenco!¡±.
Pero no fue a Sevilla para estudiar m¨²sica.
No. Lo pregunt¨¦, pero en la Laboral no se estudiaba. Se aprend¨ªan oficios, pero no literatura o m¨²sica. Me llev¨¦ un chasco. Pero, claro, decid¨ª quedarme all¨ª. No quer¨ªa hacer el camino de vuelta hacia las monta?as azules y a Castej¨®n, donde mi destino habr¨ªa sido otro. As¨ª que pens¨¦: lo que sea. Electr¨®nica. Lo importante era la formaci¨®n. Y la m¨²sica era cosa de insistir por otro lado. Erre que erre.
?Con qu¨¦ primera canci¨®n gan¨® un dinerillo?
Antes me puse a trabajar en Madrid como electricista, como farolero, s¨ª. Pon¨ªa luces con mi escalera, con mis complejos y con mi mono azul. S¨ª, s¨ª. Pero trataba de meter el hociquillo en locales de ensayo. La m¨²sica pod¨ªa m¨¢s que mi timidez. Me encantaban los Beatles. Tambi¨¦n Serrat. Pero mi gran ¨ªdolo era Aznavour. Yo no sab¨ªa franc¨¦s; aun as¨ª, hasta me lo inventaba so?ando que las cantar¨ªa. Pero ?qu¨¦ iba a cantar Aznavour una canci¨®n m¨ªa! Lo admiraba tanto que no he querido verlo hasta la ¨²ltima vez que vino. No se me pod¨ªa caer el mito.
Anda que no es usted raro.
S¨ª, para eso, rarito. Se me puso la carne de gallina y fui el mayor fan. Me recibi¨®¡ Alguien le dijo que yo era cantante. Le cont¨¦ eso: que le compon¨ªa canciones sin saber franc¨¦s. ¡°?C¨®mo no aprendiste!¡±, me dijo. Deber¨ªa, ?verdad? Ingl¨¦s tambi¨¦n, mis nietos se r¨ªen de m¨ª cuando les hago creer que lo domino y suelto: ¡°In the garden is a flower¡¡±. Y ja, ja, ja¡
Tampoco le ha hecho falta para cantar en Estados Unidos.
En el Carnegie Hall, dos veces. Sold Out. Con un metro de nieve. Y en m¨¢s sitios.
Por no hablar del contrato que ?firm¨® con CBS por mil millones de pesetas en 1986: seis millones de ?euros.
?Ese que se inventaron? No lo s¨¦. Nunca me los dieron.
?En serio? Pues fue publicado en ?todas partes.
Lo s¨¦, lo s¨¦, pero no era as¨ª.
?En cu¨¢nto qued¨®?
Menos, pero no te lo voy a decir. Fue un contrato bien importante, el mayor que he firmado nunca. ?C¨®mo se te ha quedado el cuerpo?
A m¨ª, bien. Eso le dar¨ªa para invertir en otras cosas.
Pues no soy mucho de invertir.
?Ni en vino, como algunos de sus colegas?
Yo hago vino, pero para m¨ª. Tengo 300 cepas, ?te parece poco? Nunca he sido negociante ni ambicioso. No es que vaya pidiendo perd¨®n, pero no presumo de nada. Me conformo con que alguien escuche una canci¨®n m¨ªa y me llame guapo aunque sea feo.
O de ser el rey del karaoke.
Hombre, me siento muy contento con eso. Pero me puedo tirar a?os sin pisar un escenario, aunque siempre tenga presencia musical. Al componer, normal que suene algo.
?Ha contado a cu¨¢ntos les ha firmado canciones?
No, pero soy quiz¨¢s el que m¨¢s ha compuesto. Aunque he dicho que no a varios. No a demasiados. Si tengo que hacer un traje a alguien que no me gusta, no hay traje. Si no me gusta es que no lo puedo hacer.
Y eso que ha trabajado con gente tan distinta como Raphael y La Oreja de Van Gogh.
?Claro, es que ambos son fant¨¢sticos! Como Pantoja, la Jurado o Paloma San Basilio y tantos y tantos. O lo mismo que me he quedado con ganas de escribir para Mari Trini, por ejemplo, que me encantaba.
?Ofrece usted hacerlas o se las piden siempre?
Me las piden. Me dar¨ªa mucha verg¨¹enza ofrecerlas y que me dijeran que no. Al principio escrib¨ª una para Jeanette, porque me gustaba mucho, y me sali¨®: ¡°Hoy en la ventana brilla el sol¡¡±. En un ratito compuse Por qu¨¦ te vas. No quiero pecar de vanidoso, pero fue as¨ª. Luego se la ofreci¨® Rafael Trabuchelli y fue lo que fue, mi primer ¨¦xito.
?El que vio esa especie de antih¨¦roe de la canci¨®n que es usted?
S¨ª. Yo soy como el vecino del cuarto. Salvo cuando salgo al escenario, y ah¨ª, aunque lo pase mal, lo doy todo. Y si veo una butaca libre, me cabreo. Ah¨ª s¨ª me sale el artista.
?Tiene mal genio?
S¨ª, a veces. Manuela dice: ¡°El d¨ªa que yo hable¡¡±.
Pero su vida, ?dar¨ªa para un serial?
Mi forma de vida familiar, de ciudadano de a pie, no da. Me considero un ser algo extra?o. Un lobo estepario. Un trabajador en mi rinc¨®n, mi casa, mi campo. Tambi¨¦n cuando viene alguien indie o tipos como Marc Anthony [que ha adaptado Y c¨®mo es ¨¦l] a hacerme versiones me gusta. Me hacen sentir joven o eso que has dicho antes, el rey del karaoke. A m¨ª no me ha costado trabajo durar tanto. Ha sido natural. Hay que adaptarse. Hasta los curas se adaptaron a los Beatles cuando yo era joven y nos dejaban llevar el pelo cortado a taz¨®n.
Aquellos a?os a usted lo marcaron mucho. Sigue siendo muy cat¨®lico.
S¨ª, s¨ª. Aquello me marc¨®, pero no hasta el punto de ser mojigato, como el ni?o de Samaria: todo pureza y candor. Porque luego tienes que ir quit¨¢ndote pecados a tortas. A m¨ª, ahora me quedan pocos.
?Por dejar de cumplir?
S¨ª, antes te met¨ªas la mano en el bolsillo y era pecado.
?Cu¨¢l de todos le atormenta m¨¢s hoy?
Atormentarme, ninguno. Pero me duele la soberbia, la prepotencia, la desigualdad, la poca solidaridad.
Le veo m¨¢s del papa Francisco que de Wojtyla.
Ah, sin duda. Yo soy muy del papa Francisco.
Ya es algo en quien nunca se posiciona pol¨ªticamente.
Yo creo que en mis canciones se nota. Y para eso no he tenido que decir que sea de izquierdas ni de derechas.
Si le gusta el papa Francisco, ser¨¢ m¨¢s de ?izquierdas.
Bueno, pues vale. Lo prefiero. Hombre, un hijo de un alba?il, que se ha ganado la vida en un andamio, ser muy de derechas cuesta, la verdad. Pero respeto a todo el mundo y he cantado para millonarios y mineros.
Lo de la soberbia define esa cerraz¨®n para no ponerse de acuerdo entre pol¨ªticos. ?C¨®mo romperla?
Deber¨ªan mostrarse m¨¢s condescendientes pensando en el pa¨ªs para el que deben trabajar. Esa soberbia perjudica a las personas por las que deben ponerse manos a la obra.
?C¨®mo arreglar¨ªamos el mal ambiente en Catalu?a?
Me gustar¨ªa ser catal¨¢n para entenderlo. Me da mucha pena lo que ocurre. Mi primer dinero en una actuaci¨®n dentro de la m¨²sica fue en Camprod¨®n (Girona). Aquel dinero que gan¨¦ era cuatro veces m¨¢s de lo que cobraba como electricista. Y aun as¨ª, prefiero componer.
?Le siguen saliendo f¨¢cil las canciones? ?Ha tenido crisis creativas?
No, no he tenido. Me siguen saliendo. Y llegan ahora, en oto?o sobre todo. Cuando tienes que ponerte manta y te abrigas con eso o, como antes yo, con un cigarro. Ya no fumo, pero fumaba como una puta presa, que me dec¨ªan en Venezuela. Bueno, eso no lo pongas.
?Por qu¨¦ no?
Ya, en fin, da lo mismo.
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