Woody Allen: ¡°Una vez muerto, como si tiran mis pel¨ªculas al mar. La posteridad me importa un pito¡±
A la condici¨®n de genio de la historia del cine, Allan Stewart K?nigsberg (Brooklyn, 1935) ha sumado a su pesar la de controversia andante. Su nueva pel¨ªcula, la comedia rom¨¢ntica D¨ªa de lluvia en Nueva York, llegar¨¢ el 11 de octubre a Espa?a y a otros pa¨ªses, pero no a Estados Unidos: Woody Allen y la productora Amazon est¨¢n en guerra, con las acusaciones por abusos sexuales y el movimiento #MeToo como trasfondo. Entretanto, el cineasta acaba de terminar en San Sebasti¨¢n el rodaje de otra cinta m¨¢s, Rifkin¡¯s Festival.
COMO LA climatolog¨ªa es as¨ª de caprichosa, el d¨ªa elegido para charlar con Woody Allen sobre D¨ªa de lluvia en Nueva York (50? pel¨ªcula en su filmograf¨ªa) fue un d¨ªa de aguacero en San Sebasti¨¢n. All¨ª ultimaba el rodaje de otro largo, provisionalmente titulado Rifkin¡¯s Festival. El cine, la vida, la muerte, el fracaso, el sexo, la nostalgia, Bergman, Shakespeare, Trump¡, de todo ello se habl¨® durante casi una hora. De las cuestiones m¨¢s espinosas apenas se pudo. Su publicista personal hab¨ªa avisado: nada de preguntas sobre el contencioso legal entre Allen y Amazon. El director tiene interpuesta una demanda por 68 millones de d¨®lares (unos 60 millones de euros) contra la productora de D¨ªa de lluvia¡ por no estrenar la pel¨ªcula en EE UU tras unas declaraciones suyas sobre el movimiento #MeToo. No se mostr¨® muy locuaz el autor de Annie Hall cuando se le pregunt¨® por su estado de ¨¢nimo tras las reiteradas acusaciones de abusos sexuales lanzadas contra ¨¦l por Dylan Farrow, hija adoptiva suya y de su expareja Mia Farrow. Los supuestos hechos se remontan a 1993, cuando Dylan Farrow ten¨ªa siete a?os. Allen fue objeto de una larga investigaci¨®n y finalmente exonerado. Nunca ha sido condenado por este asunto.
?Por qu¨¦ adora los d¨ªas de lluvia? ?Por qu¨¦ mejor los cielos plomizos que el sol? Porque la luz es m¨¢s bonita. Y porque creo que en esos d¨ªas las personas piensan m¨¢s desde su interior, desde su alma. La m¨ªa es un poco triste¡ y si abro la ventana por la ma?ana y hace sol, me resulta desagradable. En cambio, encuentro que las ciudades son hermosas bajo la lluvia. Par¨ªs, Londres, Nueva York, San Sebasti¨¢n son muy bonitas¡, pero si llueve son m¨¢gicas. En San Sebasti¨¢n, por ejemplo, el clima es una bendici¨®n, el verano parece primavera. Y llueve. En mis pel¨ªculas lo importante sucede casi siempre cuando llueve. Pero quienes invierten en ellas se quejan de que es caro rodar con lluvia. Sobre todo porque, cuando quiero rodar con lluvia, casi nunca llueve y tenemos que fabricarla y usar cisternas. Yo a veces llamo a Dios para que haga algo, pero nada, ni una nube.
Viendo al joven protagonista de D¨ªa de lluvia en Nueva York descubriendo Manhattan, uno no puede evitar pensar en el joven Woody Allen descubriendo Manhattan¡ ?Hay nostalgia en esta pel¨ªcula? Desde luego que la hay, puede estar seguro, esta pel¨ªcula est¨¢ llena de ella, y otras m¨ªas, lo mismo.
La nostalgia, ese monstruo¡, ?o la nostalgia, ese b¨¢lsamo? La nostalgia, esa trampa. Camus habla de ella como una trampa seductora, y yo caigo en ella constantemente, sobre todo cuando hablo de Nueva York. De ni?o, era una gran ciudad. Yo dir¨ªa que lo fue hasta finales de los a?os cincuenta. Entonces empez¨® a modernizarse de un modo que no me gusta mucho, ya sabe, lugares nuevos y feos ocupando el sitio de lugares antiguos y deliciosos, tiendas de caramelos que desaparec¨ªan, el tr¨¢fico que empez¨® a empeorar¡ y al cabo de cierto tiempo, mucha delincuencia. ?Y hoy la plaga son las bicicletas! Van por la acera, te asaltan, se saltan el sem¨¢foro en rojo, es una locura. En fin, que Nueva York no es lo que era.
En este filme tenemos a un director que no quiere acabar su pel¨ªcula, a un estudiante que no quiere seguir en la universidad y a un joven que no se quiere casar¡ Parece una pel¨ªcula habitada por el Bartleby de Melville: ¡°Preferir¨ªa no hacerlo¡±. Es verdad, es as¨ª, qu¨¦ curioso, no lo hab¨ªa pensado. El protagonista, Gatsby, quiere hacer lo que ¨¦l quiere hacer, no lo que le piden sus padres que haga, estudiar y ser elegante y todo eso. O sea que, en efecto, ¡°prefiere no hacerlo¡±. Prefiere ser un jugador, o tocar el piano de noche en bares llenos de humo.
En EE UU no hay tolerancia frente al fracaso. Y es terrible ense?ar eso a los ni?os. Tienes que estar siempre dispuesto a fracasar.
Si no, te secar¨¢s como ser humano
?Dir¨ªa que observar y diseccionar ¡ªpuede que tratar¡ª a personajes en crisis como este es una de las especialidades de la casa Allen? Pues s¨ª. Los necesitas para el drama. Personajes en situaciones cr¨ªticas. Si no¡ Cuando ves un w¨¦stern, o una de g¨¢nsteres, o cualquier tipo de pel¨ªcula emocionante, hay personas en crisis, sacan pistolas, huyen de los soldados, sufren¡ Y mis personajes, igual. Siempre tienen una crisis emocional. Los personajes que no la tienen, para m¨ª no son interesantes, ni divertidos. No me interesa la gente habitual, me interesa la gente con problemas. Sobre todo, emocionales.
Por ejemplo, ?gente con dudas angustiada en medio de un mundo de certezas? Ciertamente.
?Por qu¨¦ cree que la duda ¡ªno digamos ya el error¡ª carece de todo prestigio? ?No cree que eso tiene un impacto negativo en la educaci¨®n de nuestros ni?os? Seguro, y eso s¨ª que lo conozco bien. Es m¨¢s, hoy estamos asistiendo a la muerte del artista. Eso es triste. El artista hoy tiene miedo de arriesgarse en lo que hace y en lo que dice porque tiene miedo de las consecuencias. Lamentablemente, en mi pa¨ªs, si fracasas, no hay mucho margen. En Estados Unidos no hay tolerancia frente al fracaso. Y es terrible ense?arles eso a los ni?os. Hay que estar dispuesto a fracasar, y m¨¢s en mi profesi¨®n. Te secar¨¢s como ser humano si vives toda tu vida temeroso de fracasar. Esa es una manera terrible de vivir.
?Considera que esa situaci¨®n es a¨²n peor en Estados Unidos ahora que el pa¨ªs lo dirige un tibur¨®n de los negocios? Est¨¢ claro que al presidente no le gusta fracasar ni reconocer sus fracasos. Pero en general este es un s¨ªntoma claro de la cultura de estos tiempos. Nadie quiere decir algo as¨ª como 'Vaya, tuve una idea, pero no fue una buena idea'. Y eso no ayuda ni al hombre cotidiano, ni a los artistas, ni a los ni?os, ni al presidente. El fracaso es degradante, y eso es una l¨¢stima.
Por cierto, usted incluy¨® a Donald Trump en una escena de su pel¨ªcula Celebrity. ?Volver¨ªa a hacerlo? Pues he de decir que fue un buen actor. Vino, se sab¨ªa el di¨¢logo, sab¨ªa c¨®mo andar, fue muy teatral, nada t¨ªmido. Como actor, muy bueno. Como presidente, digamos que la situaci¨®n es algo distinta. Un pa¨ªs no es un teatro. Eso s¨ª, ?me gusta tanto pensar que lo tuve como empleado!
Una vez muerto, como
si tiran mis pel¨ªculas al mar. La posteridad me importa un pito. Y estoy seguro de que lo mismo
le pasaba a Shakespeare
Entre el optimismo, el pesimismo y el realismo, ?d¨®nde se coloca usted, d¨®nde cree que se sit¨²a su cine? El pesimismo y el realismo son la misma cosa. Yo soy muy pesimista, sobre el mundo, sobre el futuro, sobre la sociedad, sobre la existencia¡, pero de verdad creo que es as¨ª como es el mundo, as¨ª que pienso que soy realista. No hay otro remedio que hacer una evaluaci¨®n pesimista del mundo. No puedo hacer nada al respecto. Siendo honestos, no queda otro remedio que ser pesimistas.
?No cree que ese punto de vista puede perjudicar al contenido de algunas de sus pel¨ªculas? Ya sabe: ¡°?Ya est¨¢ aqu¨ª otra vez el cenizo de Woody Allen!¡±, y cosas as¨ª. Lo creo. Cuando hice La rosa p¨²rpura de El Cairo me llamaron los productores y me dijeron: ¡°Oye, la hemos proyectado en un pase en Boston y a todo el mundo le ha encantado. Pero, si cambiaras el final para que fuera un poco m¨¢s feliz, ganar¨ªamos mucho m¨¢s dinero con ella¡±. Y, claro, no lo hice, porque esa era la idea de la pel¨ªcula, precisamente aquel final.
La iron¨ªa es una de las armas m¨¢s poderosas en su cine. Pero ?no cree que est¨¢ en desuso o, al menos, amenazada por la correcci¨®n pol¨ªtica y cada vez peor entendida? Hay una gran parte del p¨²blico que quiere mensajes muy claros: a qu¨¦ te refieres, qu¨¦ es lo que defiendes¡, pero hay otra parte ¡ªm¨¢s reducida¡ª que es muy sofisticada y que no espera que abandones la iron¨ªa. Grandes cineastas a lo largo de las generaciones, como Bu?uel o Bergman, han tenido buen p¨²blico, no muy grande, pero s¨ª bueno, a pesar de que sus pel¨ªculas son complejas y muy abstractas.
?Para ese tipo de p¨²blico hace cine usted? S¨ª. Yo siempre he asumido que mi p¨²blico es por lo menos igual de inteligente que yo, si no m¨¢s inteligente. A m¨ª me echaron de la escuela de cine y lo que b¨¢sicamente he hecho desde entonces es hacer pel¨ªculas que a m¨ª me gustar¨ªa ver en una pantalla. Me gusta ver pel¨ªculas de Bergman, de Truffaut, de De Sica, de Antonioni¡ Es el cine que me gusta ver, as¨ª que intento hacer pel¨ªculas as¨ª.
Me preguntaba, viendo D¨ªa de lluvia en Nueva York, c¨®mo se las ingenia usted para hacer pel¨ªculas tan aparentemente sencillas de trama y factura pero de fondo tan complejo. Cuando escribe y cuando rueda¡, ?le es m¨¢s dif¨ªcil poner o quitar? Me es m¨¢s dif¨ªcil poner. Es que crear algo es muy dif¨ªcil. Bueno, si est¨¢s acostumbrado, no tanto. Hay personas que saben dibujar genial, te hacen un dibujo perfecto de un caballo. Yo soy incapaz. Pero ellos te dicen: '?Si es muy f¨¢cil!'. Pues a m¨ª me pasa lo mismo con las pel¨ªculas: puedo hacerlas. Y la gente las ve y piensa: '?Qu¨¦ dif¨ªcil debe de ser!'. Pero, si te dedicas a ello, no lo es, o no lo es tanto.
La realidad es demasiado triste y demasiado dura, y por eso sigue inventando historias a sus 83 a?os. ?Le vale como juicio? Claro, porque la ficci¨®n es mucho mejor que la realidad, sin comparaci¨®n. La realidad es una pesadilla. La ficci¨®n la puedes controlar. Puedes hacer que los personajes est¨¦n tristes o contentos, puedes poner una m¨²sica preciosa ¡ª?f¨ªjese en My Fair Lady, qu¨¦ maravilla!¡ª, pero en la realidad no controlas nada. Mire a la protagonista de La rosa p¨²rpura de El Cairo: est¨¢ mucho m¨¢s contenta en la ficci¨®n que en la realidad. Lamentablemente, uno no puede vivir en la ficci¨®n, o se volver¨ªa loco. Hay que vivir en la vida real, que es tr¨¢gica. Si yo pudiera, vivir¨ªa en un musical de Fred Astaire. Todo el mundo es guapo y divertido, todos beben champ¨¢n, nadie tiene c¨¢ncer, todos bailan, es fant¨¢stico.
La realidad no ha sido especialmente c¨®moda con usted en los ¨²ltimos tiempos¡ [Woody Allen mira a su interlocutor con esos inconfundibles ojillos entre confundidos y asustados parapetados tras unas gafas de pasta negra e inmortalizados desde hace d¨¦cadas en im¨¢genes, carteles, camisetas, libros y figurillas de coleccionista].
Me refiero a las acusaciones de abusos sexuales lanzadas contra usted. Me gustar¨ªa saber qu¨¦ impacto ha tenido todo este asunto en su estado de ¨¢nimo. Cuando haga balance de su vida, ?c¨²anto y c¨®mo cree que pesar¨¢ todo esto? [Caroline Turner, la publicista personal de Allen, empieza a resoplar desde el fondo de la suite]. Mire, echo la vista atr¨¢s, recuerdo mi vida y me siento como alguien tremendamente afortunado. Lo he sido siempre. He tenido buena salud. Tengo una mujer maravillosa. Hijos. Trabajo en algo que me encanta, adoro hacer pel¨ªculas y obras de teatro. Toco con mi banda de jazz por todo el mundo. Soy un afortunado y nada ha obstaculizado esa fortuna; tampoco todo esto que ha pasado, que es un error y una injusticia. Es una situaci¨®n que est¨¢ fuera de mi alcance, as¨ª que procuro concentrarme en mi trabajo y en mi familia. Pero eso no me impide pensar que la vida es una experiencia triste.
Est¨¢ claro que quiere volver usted al tema. El pesimismo y el realismo. Es que todos acabaremos en el mismo sitio, y eso es horrible. En mi pel¨ªcula Stardust Memories todos los trenes ten¨ªan el mismo destino. Era tr¨¢gico. Pero prefiero pensar que he sido un afortunado. He hecho lo que me ha gustado y encima me han pagado por ello.
?Qu¨¦ le ha faltado para la felicidad completa? ?Felicidad? Mire, le dir¨¦ algo. Nadie de nosotros entiende las circunstancias en que venimos a este mundo. La vida carece de sentido. Sabes que vas a morir. Que la gente que quieres va a morir. No me gusta. As¨ª que la felicidad¡
Acerca de las acusaciones de abusos, no han sido probadas y usted no ha sido condenado¡ [De nuevo los ojos de Woody Allen quedan inertes y su boca cerrada, y su publicista hace ya inequ¨ªvocos gestos de enfado].
?No cree que estamos en una sociedad en la que, como ya apunt¨® Kafka, empieza a parecer obligatorio demostrar la inocencia en vez de la culpabilidad? Y no lo digo especialmente en relaci¨®n con su caso¡ [Nuevo silencio.]
Pues cambiemos de tema. Le dijo una vez a Richard Schickel, para su libro Woody Allen. A Life in Film (Woody Allen por s¨ª mismo), que no ten¨ªa aprecio ninguno por sus pel¨ªculas. No es f¨¢cil creerle. Puede usted creerme. Cuando estoy en mi casa yo solo, escribiendo el guion, tengo im¨¢genes fant¨¢sticas sobre lo que ser¨¢ la pel¨ªcula. Despu¨¦s la hago y todo sale mal. No puedo tener a los actores que quer¨ªa. Las localizaciones que hab¨ªa elegido, tampoco. No hay suficiente dinero. Cometo errores. Y cuando por fin acaba todo me digo: ¡°En fin, vale, es como el 20% de lo que me hab¨ªa propuesto hacer¡±. A veces pasas de creer que has hecho El ladr¨®n de bicicletas a desear no haber hecho el rid¨ªculo. En cambio, otras veces aciertas m¨¢s. Cuando acab¨¦ Match Point me dije: ¡°Esto est¨¢ bastante cerca de mis intenciones, es lo que quer¨ªa¡±.
?Y eso suele coincidir con la apreciaci¨®n del p¨²blico? No, muchas veces sucede al rev¨¦s. A veces veo una pel¨ªcula acabada y digo: ¡°Ufff, qu¨¦ mal¡±. Me pas¨® con Manhattan. Pero dio igual, resulta que al p¨²blico le gust¨®. Y otras veces logro hacer lo que de verdad quer¨ªa hacer y a la gente no le interesa nada. Cosas que pasan. Es mejor no pensar en ello. Haces la pel¨ªcula, la sacas y a por la siguiente.
?Qu¨¦ le provocan palabras como ¡°posteridad¡±, ¡°legado¡±, ¡°huella¡± o ¡°memoria¡±? No me interesa mi legado, no me interesa lo que hagan con mis pel¨ªculas cuando ya no est¨¦, como si las tiran al mar. Una vez que est¨¢s muerto, est¨¢s muerto. Se acab¨®. ?Usted cree que cuando haya cerrado los ojos me importar¨¢ si la gente ve mis pel¨ªculas o no? Lo s¨¦, hay gente a la que s¨ª le importa la posteridad. A m¨ª me importa un pito. Y estoy seguro de que lo mismo le pasaba a Shakespeare.
Su insistencia en seguir escribiendo y rodando pel¨ªculas, ?encierra motivaciones terap¨¦uticas o simplemente se aburre si no lo hace? ?Nunca me aburro! Las hago porque hay gente que paga por ellas, que las financia. Y siempre que haya alguien dispuesto a financiarme, har¨¦ pel¨ªculas. Y cuando me digan que son terribles y que ya no me las financian, me dedicar¨¦ a escribir solo obras de teatro. Y si eso no funciona, escribir¨¦ libros.
En su nueva pel¨ªcula, una estudiante de periodismo le echa este piropo a un c¨¦lebre director de cine: ¡°Usted nunca ha hecho una concesi¨®n comercial¡±. ?Es usted ese director? ?Nunca ha hecho concesiones comerciales? He intentado no hacerlas. No pienso desde una perspectiva comercial, solo pienso en lo que es bueno para la pel¨ªcula. Nunca hago cine pensando en complacer al p¨²blico. Me gusta cuando est¨¢ contento, eso s¨ª.
?C¨®mo hace para tratar tanto y tan intensamente el tema del sexo sin mostrar escenas de sexo? No hace falta mostrar sexo para hablar de sexo, como no hace falta mostrar violencia para hablar de la violencia. La violencia puede ser art¨ªstica y dram¨¢tica, maravillosa, f¨ªjese en Bonnie & Clyde. El problema es que directores sin talento la sacan a pasear una y otra vez y se piensan que son Scorsese, pero no, no son Scorsese. Lo mismo pasa con el sexo. Si lo exhibes, deja de ser dram¨¢tico. Yo no quiero infravalorar la inteligencia del p¨²blico, asumo que estoy hablando de sexo a gente inteligente.
Se dir¨ªa que es m¨¢s dif¨ªcil trasladar mensajes profundos utilizando la comedia que el drama. ?Lo cree as¨ª? Es dif¨ªcil trasladar mensajes, punto. Pero s¨ª, es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil con la comedia. Muchas veces, al estrenar una pel¨ªcula, me pregunto: ¡°Pero ?por qu¨¦ no he logrado hacer llegar el mensaje?¡±. No hay respuesta, y quiz¨¢ he hecho un filme interesante y divertido, pero no he trasladado el mensaje al p¨²blico. Y siempre es mi culpa, no la suya. Entretener y hacer pasar el mensaje a la vez solo est¨¢ a la altura de los grandes. Bergman, por ejemplo.
Pr¨¢cticamente no hay comedias en los grandes festivales, ni en los Oscar. ?Por qu¨¦? Pocos autores pueden hacer bien la comedia. Es un talento que escasea. Hay mucha m¨¢s gente capaz de hacer cosas serias que comedias. Y sin embargo parece como que el drama o la tragedia son m¨¢s sustanciales que la comedia. Como hacen re¨ªr, para muchos es dif¨ªcil otorgarles seriedad y prestigio.?
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