Los poderosos que blindaron al ped¨®filo Jeffrey Epstein
Para poder cautivar a sus v¨ªctimas, el millonario se rode¨® de famosos como Donald Trump, Bill Clinton, Woody Allen, Naomi Campbell y hasta Stephen Hawking
Jeffrey Epstein ten¨ªa el perfil perfecto para que la alta sociedad neoyorquina le abrazara sin hacer preguntas. Se gan¨® la reputaci¨®n de ser un financiero de ¨¦xito, un fil¨¢ntropo comprometido y un pensador. As¨ª le ve¨ªan el expresidente Bill Clinton o el pr¨ªncipe Andr¨¦s de Inglaterra. Hac¨ªa funcionar el dinero y de esta manera estableci¨® un poderoso c¨ªrculo de conexiones que protegi¨® su trama ped¨®fila, mirando a otro lado.
Epstein apareci¨® muerto en su celda el 10 de agosto pasado. El forense determin¨® que se ahorc¨®. Estaba solo y los guardias que le vigilaban no comprobaron su estado durante ocho horas. Tras el suicidio, la investigaci¨®n se centr¨® en identificar a los c¨®mplices que le ayudaron a reclutar a decenas de menores de las que abus¨® en su mansi¨®n en el Upper East Side de Nueva York.
No son pocos los que ven en su muerte un incidente conveniente con el que se llev¨® sus secretos a la tumba. El primer nombre que emerge es el de Ghislaine Maxwell, como presunta madame. La hija del magnate brit¨¢nico Robert Maxwell sali¨® con el financiero al poco de mudarse a Nueva York hace casi dos d¨¦cadas. Los documentos judiciales alegan que, tras romper la relaci¨®n, ¨¦l empez¨® a captar a j¨®venes para saciar su apetito sexual.
En la trama, en base al recuento hecho por los investigadores, se cita a Nadia Marcinkova. La antigua modelo yugoslava vivi¨® con el financiero y particip¨® en las org¨ªas. Tambi¨¦n se menciona como asistentes personales a Sarah Kellen, Adriana Ross y Lesley Groff. Ninguna de las cuatro mujeres fue imputada por los fiscales.
Tampoco Ghislaine Maxwell. Fue ella quien le present¨® al duque de York. Los dos se hicieron buenos amigos. No era la ¨²nica conexi¨®n que ten¨ªa con la realeza brit¨¢nica. La lista incluye a Sarah Ferguson, entonces mujer del pr¨ªncipe Andr¨¦s, y a Charles Althorp, hermano de la princesa Diana. Los tres nombres aparecen en su agenda personal y en el registro de vuelo del Lolita Express, su avi¨®n privado.
Epstein era educado y carism¨¢tico. Sol¨ªa celebrar fiestas para pol¨ªticos, empresarios y celebridades en sus mansiones en Manhattan, Palm Beach y Nuevo M¨¦xico. Para probar su influencia, exhib¨ªa las fotos de figuras como Woody Allen, Naomi Campbell y Jean-Luc Brunel. Mont¨® incluso conferencias cient¨ªficas en su isla privada en el Caribe a las que asistieron personalidades como Stephen Hawking.
Jeffrey Epstein deb¨ªa su fortuna a Les Wexner, el patr¨®n del grupo que controla Victoria's Secret y Pink. El empresario le confi¨® todo su patrimonio. La mansi¨®n donde resid¨ªa, escenario de los abusos, perteneci¨® antes al magnate de la moda y este le transfiri¨® la propiedad en 2011 sin que tuviera que pagar un d¨®lar. Wexner acab¨® rompiendo los lazos con Epstein hace m¨¢s de una d¨¦cada.
Su gusto por las adolescentes fue un secreto a voces durante a?os en Nueva York. Sol¨ªa presentarse ante sus invitados acompa?ado por tres o cuatro j¨®venes que parec¨ªan estar dentro del l¨ªmite de edad tolerable. Donald Trump lleg¨® a decir ¡°es alguien con quien uno se divierte mucho¡± y al que le gustaban las mujeres guapas tanto como a ¨¦l.
La ¨²ltima en denunciar los abusos es Mary Doe. Cuenta que el financiero hablaba de sus amistades para intimidarlas. ¡°Me arrebat¨® mi inocencia sexual frente a un muro lleno de fotograf¨ªas enmarcadas de ¨¦l sonriendo y dando la mano a celebridades y l¨ªderes pol¨ªticos¡±, afirma. Le prometi¨® que utilizar¨ªa sus conexiones para ayudarle a abrirse camino como modelo y estudiar en Harvard.
Pero nadie hizo preguntas. Jeffrey Epstein tuvo la astucia de establecer relaciones con personas que le daban credibilidad, como la doctora Eva Andersson-Dubin. Bill Clinton us¨® varias veces su avi¨®n privado. El actor Kevin Spacey y el comediante Chris Tucker tambi¨¦n formaron parte de ese estrecho c¨ªrculo, hasta el punto de que viajaron juntos por ?frica para un proyecto de la Fundaci¨®n Clinton.
El entorno de Trump y Clinton se apresur¨® a decir tras su arresto el pasado julio que hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada que no se hablaban ni se ve¨ªan con Epstein. La justificaci¨®n coincide con el momento que fue condenado por prostituir a una menor. El ped¨®filo convicto logr¨®, tras salir la primera vez de prisi¨®n que se borrara la idea de que era un depredador sexual y su reputaci¨®n, de hecho, parec¨ªa ir al alza al volver a Nueva York.
Aunque sol¨ªa ser discreto sobre sus amistades, alarde¨® de su relaci¨®n con el pr¨ªncipe saud¨ª Mohammed bin Salman, hizo de facilitador de donaciones de Bill Gates al MIT Media Lab, y proclam¨® que aconsej¨® a Elon Musk cuando tuvo problemas por sus tuits. Pero, pese a describirse como un multimillonario, nunca lleg¨® a estar a la altura de la gente con la que se codeaba y el dinero que donaba era de otros.
Los abogados de?Ghislaine Maxwell tratan ahora de impedir que se publiquen documentos en el marco de una demanda por difamaci¨®n que citan cientos de nombres relacionados con Epstein. Mientras, las v¨ªctimas piden a los que se cruzaron en la vida del ped¨®filo que cooperen para poder desvelar los secretos que se llev¨® a la tumba y poder depurar as¨ª responsabilidades entre sus m¨¢s inmediatos colaboradores.
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