No destruyamos a nuestros doctorandos, son el futuro de la ciencia
La mayor¨ªa de situaciones de acoso no suele denunciarse por el temor de las v¨ªctimas a ser represaliados y las consecuencias que ello puede tener para su carrera profesional
El pasado 13 de noviembre la revista Nature publicaba los resultados de una encuesta realizada a m¨¢s de 6300 doctorandos de todo el mundo. Entre los numerosos resultados que arroja la misma hubo varios que me preocuparon particularmente: m¨¢s del 20% de los encuestados declara trabajar m¨¢s de 60 horas a la semana, el 36% ha tenido que solicitar ayuda debido a problemas de ansiedad y depresi¨®n, el 21% ha sufrido acoso laboral (bullying), sobre todo por parte de su director/a de tesis, y el mismo porcentaje (21%) ha sufrido acoso por motivos de g¨¦nero, edad, raza, orientaci¨®n sexual y religiosos (incluyendo el acoso sexual). Siendo lamentables, estos datos tampoco me pillaron por sorpresa, ya que se suman a un goteo de estudios y encuestas realizados en pa¨ªses como B¨¦lgica, el Reino Unido o Estados Unidos que proporcionan resultados similares.
?Cu¨¢l es la situaci¨®n en Espa?a? Si bien no existen estudios o estad¨ªsticas oficiales que cuantifiquen la magnitud del problema del acoso laboral y el estado de salud mental de los doctorandos, me temo que es muy probable que nos encontremos ante cifras muy similares a los mencionados en el p¨¢rrafo anterior. Pese a que la mayor¨ªa de situaciones de acoso no suelen denunciarse por el temor de las v¨ªctimas a ser represaliados y las consecuencias que ello puede tener para su futura carrera profesional, se est¨¢n haciendo p¨²blicos casos como los de Rodrigo Pousa, que narra en esta carta el acoso que ha sufrido durante el desarrollo de su doctorado y las nefastas consecuencias para su salud que ello le est¨¢ ocasionando, o el de Celia Arroyo-L¨®pez, quien ha sacado a la luz los detalles del acoso que sufri¨® tanto durante su tesis doctoral como durante su estancia post-doctoral. La mayor¨ªa de los que trabajamos en la universidad (si no todos) conocemos alg¨²n caso como los de Rodrigo o Celia. Si a ello le unimos los casos que est¨¢n llegando a las oficinas de atenci¨®n creadas en las distintas universidades (v¨¦anse los casos recogidos en esta base de datos sobre acoso en las universidades espa?olas), as¨ª como las denuncias que asociaciones como la Asociaci¨®n para la Transparencia Universitaria est¨¢n recogiendo, f¨¢cilmente llegaremos a la conclusi¨®n de que nos encontramos frente a un problema sist¨¦mico dentro del mundo acad¨¦mico e investigador tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Ser investigador en formaci¨®n hoy en d¨ªa es un trabajo cuanto menos muy estresante. El modelo tradicional de cient¨ªfico ¡°de ¨¦xito¡± (persona que ha sacrificado buena parte de su vida personal y familiar para dedic¨¢rsela a la investigaci¨®n), la idea generalizada de que la investigaci¨®n no es ¡°para los flojos¡± (quien no ha o¨ªdo frases de un colega s¨¦nior del estilo de ¡°no s¨¦ porque te quejas, yo cuando hac¨ªa la tesis no ten¨ªa financiaci¨®n ni supervisi¨®n y trabajaba todo el d¨ªa sin fines de semana ni vacaciones¡±) y la competencia extrema para optar a proyectos de investigaci¨®n, espacio en las revistas cient¨ªficas de prestigio y plazas de profesor/investigador empuja a nuestros doctorandos a realizar jornadas maratonianas para poder ser lo m¨¢s productivos posible y poder as¨ª seguir su carrera investigadora. No necesito explicar aqu¨ª los problemas para la salud y las dificultades para conciliar la vida personal y profesional que ello conlleva, ni tampoco tengo espacio para explicar por qu¨¦ trabajar m¨¢s horas no implica una mayor productividad.
Por si la excesiva presi¨®n y las jornadas de trabajo extenuantes no fuesen suficientes, los doctorandos se ven expuestos a pr¨¢cticas intolerables como el acoso en todas sus formas
Por si la excesiva presi¨®n y las jornadas de trabajo extenuantes no fuesen suficientes, los doctorandos se ven expuestos a pr¨¢cticas intolerables como el acoso en todas sus formas, el tradicional sentimiento de ¡°posesi¨®n¡± de los directores/as de tesis, que lleva a muchos de ellos a pensar en los doctorandos como herramientas de las que disponer en funci¨®n de sus propias necesidades (y no las del doctorando), la ausencia de supervisi¨®n y/o el comportamiento poco ¨¦tico que caracterizan a un n¨²mero no despreciable de directores/as de tesis (que levante la mano quien no conozca alg¨²n caso de director/a que ignore el trabajo que hacen sus doctorandos, que se apropie del trabajo realizado por miembros de su grupo de investigaci¨®n o que decida directamente quien firma y en qu¨¦ orden una publicaci¨®n independientemente de la contribuci¨®n que haya realizado cada firmante) o la preocupaci¨®n por la ausencia de perspectivas de futuro, que en nuestro pa¨ªs se ve agravada por el incumplimiento sistem¨¢tico del principio b¨¢sico de transparencia e igualdad de oportunidades que deber¨ªan regir los concursos p¨²blicos de adjudicaci¨®n de las plazas de profesor en nuestras universidades (como bien se ejemplifica en este art¨ªculo).
Por todo lo expuesto anteriormente nos encontramos con que realizar un doctorado supone en muchos casos una experiencia que se lleva por delante las ilusiones y la salud de muchos investigadores j¨®venes que acaban abandonando la investigaci¨®n. ?Qui¨¦n puede imaginar los descubrimientos que se han quedado por el camino debido a la destrucci¨®n de todas estas carreras cient¨ªficas?
Voces muy destacadas, como la revista Nature y el Wellcome Trust, uno de los principales financiadores de ciencia biom¨¦dica en el Reino Unido, han puesto de manifiesto los problemas que la h¨ªper competitividad y el foco en la excelencia que caracteriza a la pr¨¢ctica cient¨ªfica actual est¨¢n causando en los investigadores, y continuamente se est¨¢n publicando art¨ªculos y editoriales sobre la necesidad de cambiar la forma en que se hace y eval¨²a la actividad cient¨ªfica, de eliminar toda forma de discriminaci¨®n y acoso en las universidades y centros de investigaci¨®n y de disminuir la presi¨®n a la que se ven sometidos los investigadores en general, y los doctorandos en particular.
Cambiar?la situaci¨®n de la pr¨¢ctica cient¨ªfica actual no es ni f¨¢cil ni r¨¢pido, y requiere de acciones a m¨²ltiples niveles
Cambiar el statu quo de la pr¨¢ctica cient¨ªfica actual no es ni f¨¢cil ni r¨¢pido, y requiere de acciones a m¨²ltiples niveles (desde cambios en el comportamiento de individuos hasta la modificaci¨®n de procedimientos administrativos y leyes a nivel nacional e internacional) que no puedo detallar en su totalidad en esta columna por falta de espacio. No obstante, me gustar¨ªa hablar sobre cuatro medidas clave que, junto a un muy necesario aumento de la financiaci¨®n destinada a la I+D+i, deber¨ªan considerarse para mejorar la situaci¨®n de los doctorandos en Espa?a, lo que sin duda no solo les beneficiar¨ªa a ellos y a la labor que realizan sino a toda la sociedad.
Investigar, sancionar y eliminar el acoso en todas sus formas
El acoso en el ¨¢mbito cient¨ªfico es particularmente doloroso ya que las personas que lo practican, generalmente profesores o investigadores que se encuentran en una clara situaci¨®n de superioridad, tienen la m¨¢xima formaci¨®n acad¨¦mica que la universidad puede brindar y se les presupone tambi¨¦n una elevada integridad y educaci¨®n en valores (que por desgracia no todo el mundo parece poseer). Esta pr¨¢ctica intolerable deber¨ªa simple y llanamente desterrarse de nuestros campus universitarios y centros de investigaci¨®n. Am¨¦n de realizar estudios para conocer las cifras reales de acoso en Espa?a, habr¨ªa que hacer cumplir los protocolos contra el acoso que ya existen en universidades y centros de investigaci¨®n, reforzar las oficinas de atenci¨®n a los estudiantes, tanto dentro de los programas de doctorado como a un nivel m¨¢s gen¨¦rico (p. ej. oficinas del defensor del estudiante), proteger como es debido y prestar toda la atenci¨®n psicol¨®gica, laboral y legal que necesiten las personas que han sido acosadas y sancionar como es debido a los acosadores, denunciando a la justicia aquellos casos en los que haya indicios de que se haya cometido alg¨²n delito. No puede ser que los acosadores, que suelen ser en la mayor parte de casos reincidentes cuando se trata de delitos como el acoso sexual, puedan seguir trabajando impunemente mientras destrozan las carreras profesionales y las vidas de las personas a las que han acosado.
Promover entornos de trabajo m¨¢s saludables
La cultura cient¨ªfica actual debe cambiar. No podemos permitir que dedicarse a la investigaci¨®n implique sacrificar nuestra salud o la vida personal/familiar, ya que dif¨ªcilmente podemos ser creativos y productivos cuando estamos quemados, somos infelices o tenemos problemas de salud derivados de la sobrecarga de trabajo. Mis consejos para crear entornos de trabajo m¨¢s saludables dentro de los grupos de investigaci¨®n, en los que se prime el bienestar de las personas, se fomente la colaboraci¨®n frente a la competencia y se priorice el desarrollo profesional sus miembros, pueden encontrarse en el art¨ªculo ¡°Diez reglas sencillas para conseguir laboratorios m¨¢s saludables¡± (en ingl¨¦s, una versi¨®n resumida en castellano puede encontrarse aqu¨ª). Este trabajo ha sido descargado/visualizado m¨¢s de 115.000 veces y ha sido tuiteado por m¨¢s de 4300 personas (y se sigue tuiteando casi ocho meses despu¨¦s de ser publicado!) lo cual no solo denota el inter¨¦s sobre este tema, sino tambi¨¦n la necesidad de informaci¨®n sobre el mismo. Estoy convencido de que la aplicaci¨®n de estas reglas pueden ayudar notablemente a mejorar las condiciones de trabajo para los investigadores en general, y para los doctorandos en particular. Es por ello que aconsejar¨ªa a todos aquellos profesores/investigadores que piensen que son solo buenos deseos sobre el papel o que es imposible tener un grupo productivo y competitivo sigui¨¦ndolas que les den una oportunidad, estoy convencido de que no se arrepentir¨¢n de hacerlo. Estas reglas han contribuido notablemente a generar un ambiente seguro y saludable dentro de mi propio grupo de investigaci¨®n, y el seguirlas no ha evitado el que hayamos alcanzado est¨¢ndares elevados a nivel internacional en materia de productividad cient¨ªfica, impacto medi¨¢tico, financiaci¨®n, divulgaci¨®n de los resultados de nuestra investigaci¨®n y supervisi¨®n de estudiantes de grado, m¨¢ster y doctorado.
Mejorar la formaci¨®n en aspectos clave para el buen funcionamiento de un grupo de investigaci¨®n
Los profesores universitarios e investigadores tenemos que realizar m¨²ltiples tareas, desde idear una investigaci¨®n y publicar los resultados de los mismos hasta enfrentarnos a una mara?a de procedimientos burocr¨¢ticos para solicitar y justificar financiaci¨®n para nuestra investigaci¨®n, pasando por lidiar con numerosas situaciones de ¨ªndole personal que afectan la actividad dentro de nuestros grupos de investigaci¨®n (como puede ser la p¨¦rdida de un ser querido o un problema de salud grave de un miembro de nuestro grupo de investigaci¨®n o conflictos personales director-doctorando o entre miembros de nuestros grupos de investigaci¨®n). Al igual que la inmensa mayor¨ªa de colegas que conozco, yo no he recibido formaci¨®n espec¨ªfica para abordar muchas de las situaciones que surgen en el d¨ªa a d¨ªa dentro de mi grupo de investigaci¨®n y he tenido que aprender sobre la marcha y de forma autodidacta.
Junto a las acciones formativas que lleven a cabo las distintas universidades ser¨ªa muy deseable que la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n las tuviera en cuenta a la hora de acreditar al profesorado
Al igual que nuestras universidades ponen mucho empe?o en la formaci¨®n de sus profesores en materias como las nuevas tecnolog¨ªas y la adquisici¨®n de competencias docentes, deber¨ªan generalizarse programas formativos en aspectos clave para el buen funcionamiento de un grupo de investigaci¨®n, como la resoluci¨®n de conflictos personales, la empat¨ªa, la gesti¨®n del estr¨¦s, el trabajo en equipo, la ¨¦tica cient¨ªfica y las relaciones director-doctorando. Pese a que hay excelentes recursos en l¨ªnea (y entre ellos recomiendo estas recomendaciones de Jos¨¦ Manuel Torralba para construir relaciones doctorando-director exitosas), existe una demanda real de formaci¨®n en estos temas, tal como se?ala esta reciente encuesta de Nature realizada a 3200 investigadores en todo el mundo. Junto a las acciones formativas que lleven a cabo las distintas universidades ser¨ªa muy deseable que la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n las tuviera en cuenta a la hora de acreditar al profesorado, lo que sin duda har¨ªa que muchos m¨¢s profesores se interesasen por la misma.
Modificar los criterios de evaluaci¨®n de la actividad investigadora
Buena parte de los problemas que sufren hoy en d¨ªa los investigadores en general, y los doctorandos en particular, derivan de la presi¨®n a la que est¨¢n sometidos por publicar cuanto m¨¢s mejor (el famoso ¡°publica o perece¡±) y a ser posible en revistas con un elevado factor de impacto, un indicador que recordemos no se dise?¨® para evaluar el resultado de la actividad de los investigadores y que no es un buen indicador de la calidad de la investigaci¨®n. La presi¨®n por publicar mucho y en estas revistas es un importante problema de la pr¨¢ctica cient¨ªfica actual que adem¨¢s favorece la proliferaci¨®n de falsos positivos y resultados fraudulentos, fomenta los plagios y otras pr¨¢cticas poco ¨¦ticas o muy discutibles como el ¡°trocear¡± los resultados de una investigaci¨®n para as¨ª sacar el mayor n¨²mero de art¨ªculos posibles o la aparici¨®n de autores fantasma. Ello no solo socava la credibilidad del sistema cient¨ªfico y dilapida dinero p¨²blico sino que incluso pone en juego vidas humanas (como ha ocurrido con fraudes como los del cirujano Paolo Macchiarini). En ciencia, al igual que en otros ¨¢mbitos de nuestra vida, cantidad y calidad no tienen por qu¨¦ ser sin¨®nimos. La presi¨®n por publicar mucho y r¨¢pidamente va en contra de la tranquilidad que necesitamos para desarrollar todo nuestro potencial creativo, y no olvidemos que la creatividad y el impacto cient¨ªfico suelen ir de la mano. En las evaluaciones a las que estamos sometidos en Espa?a se da un peso excesivo al n¨²mero de publicaciones y al factor de impacto de la revista donde aparecen publicados, lo que unido a la escasez de plazas ofertadas en las universidades y en convocatorias como las Juan de la Cierva y Ram¨®n y Cajal lleva a una competencia extrema que deja fuera de nuestro sistema cient¨ªfico a candidatos/as excelentes. ?C¨®mo cambiar esta din¨¢mica? Am¨¦n de incrementar notablemente las partidas presupuestarias destinadas a estas convocatorias y de considerar de manera expl¨ªcita las situaciones personales que suponen un par¨®n en nuestra actividad investigadora (como la maternidad/paternidad o una enfermedad grave), un paso importante ser¨ªa el que los criterios a la hora de evaluar el resultado de la actividad investigadora pasen a regirse por los principios delineados en la declaraci¨®n de San Francisco en lugar por el factor de impacto y los cuartiles de las revistas en las que publicamos. Y que nosotros mismos no le demos tanto peso a estos factores a la hora de contratar a personal investigador con cargo a nuestros proyectos de investigaci¨®n.
Elementos que est¨¢n fuera de nuestro control, como la escasez de fondos y plazas de profesor/investigador, contribuir¨¢n a que la investigaci¨®n siga siendo un mundo altamente competitivo para nuestros doctorandos. No obstante, debemos reducir la presi¨®n que padecen y eliminar el acoso en todas sus formas para: i) mejorar sus condiciones laborales ahora y en el futuro (si se forman bajo un ambiente de presi¨®n extrema o piensan que sufrir acoso en el ¨¢mbito acad¨¦mico es lo normal es m¨¢s que probable que reproduzcan estos comportamientos con sus futuros doctorandos si llegan a formar su propio grupo de investigaci¨®n), ii) reducir los problemas sobre la salud y desarrollo profesional de la pr¨¢ctica cient¨ªfica actual y iii) contribuir a formar investigadores que disfruten de su trabajo y sean m¨¢s creativos y productivos a largo plazo.
A todos los colegas que supervisan doctorandos me gustar¨ªa formularles las siguientes cuestiones: ?Puede usted hacer bien su trabajo y ser creativo cuando trabaja bajo presi¨®n o est¨¢ muy estresado?, ?es mejor cient¨ªfico por tener m¨¢s art¨ªculos en su curr¨ªculo?, ?aceptar¨ªa que acosaran a un hijo/a suyo?, ?puede continuar impasible ante la situaci¨®n actual? Si la respuesta es no, entonces p¨®ngase manos a la obra y contribuya a mejorar la situaci¨®n de los doctorandos, t¨¦cnicos, estudiantes e investigadores bajo su supervisi¨®n. Discuta estos asuntos con sus colegas y responsables administrativos, haga lo posible por hacer de su laboratorio un entorno de trabajo saludable, contribuya a echar abajo los estereotipos (podemos tener una vida acad¨¦mica/investigadora plena sin renunciar a nuestra familia, amigos y aficiones) y sea proactivo para cambiar la situaci¨®n que padecemos en estos momentos. La ciencia en su conjunto, y particularmente los profesores e investigadores del futuro, se lo agradecer¨¢n.
Y termino aqu¨ª no sin antes recordar que nuestros laboratorios deber¨ªan ser lugares donde se formen investigadores, no donde se destruyan personas.
Fernando T. Maestre es investigador distinguido de la Universidad de Alicante y catedr¨¢tico de Ecolog¨ªa (en excedencia) de la Universidad Rey Juan Carlos
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