Samjiyon es ¡°pornograf¨ªa arquitect¨®nica¡±: la nueva ciudad de Kim Jong-un en Corea del Norte vista por los arquitectos
"La idea de crear una ciudad de la nada es algo muy tentador para arquitectos, urbanistas y dictadores", dice uno de los expertos. Solo que esta vez se ha quedado en una estaci¨®n de esqu¨ª. Analizamos la "utop¨ªa socialista" del l¨ªder norcoreano
Samjiyon, la nueva ciudad que el l¨ªder norcoreano Kim Jong Un ha presentado este martes como "utop¨ªa socialista", es "un lugar inh¨®spito, sin alma, y con una arquitectura que carece del m¨ªnimo inter¨¦s", opina Martha Thorne, directora ejecutiva del Premio Pritzker y decana en la escuela de arquitectura de IE University.
Construida de la nada en las faldas del monte sagrado Baekdu, donde Kim Jong-un dice tener sus ra¨ªces, se trata de una urbe encajada entre seis avenidas dispuestas en forma de cuadr¨ªcula. En las calles exteriores, un conjunto de casas bajas con tejados de colores pretende dar la nota amable a este lugar que, para Thorne "no es m¨¢s que una simple estaci¨®n de esqu¨ª". En el siguiente anillo, edificios de apartamentos, tambi¨¦n con los tejados rojos, azules y verdes, dan paso al centro, compuesto por un grupo de ideas inconexas, como si se hubieran aprobado todos los proyectos presentados a un concurso convocado sin acotaci¨®n alguna.
El "ep¨ªtome de la civilizaci¨®n moderna", seg¨²n la prensa norcoreana. Una arquitectura "del siglo XX", analiza Thorne. "No refleja las nuevas formas de vivir. Pone poco ¨¦nfasis en la calidad urbana y en el uso del suelo p¨²blico. Y no proyecta espacios donde las personas puedan desarrollar una vida plena".
Conceptos todos ellos que tienen una dif¨ªcil cabida en un r¨¦gimen que premia la lealtad a su l¨ªder como ¨²nico pasaporte a las clases acomodadas. Un sistema social que se refleja en la propia configuraci¨®n de la ciudad. No existe el m¨ªnimo inter¨¦s por el peat¨®n, que, por otro lado, es la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n: "Solo grandes avenidas para hacer los desfiles. Una ciudad del siglo XXI deber¨ªa dar espacio a las actividades h¨ªbridas y tener un equilibrio entre la zona de trabajo, la de educaci¨®n y la de ocio", ilustra Thorne a modo de contraste.
Debido al hermetismo del r¨¦gimen norcoreano es dif¨ªcil saber cu¨¢l es el par¨¢metro de modernidad que maneja Kim. "Quiz¨¢ esta peque?a ciudad, comparada con otras, es m¨¢s amable en cuanto a la infraestructura, al tama?o de los pisos y las cosas son nuevas", comenta prudentemente Thorne. Si fuera as¨ª cuesta imaginar c¨®mo son el resto de las localidades. En cualquier caso, "si hay que elegir una palabra para describir la arquitectura de este sue?o socialista es banal. Todos los aspectos importantes en una ciudad como la sostenibilidad, la localizaci¨®n, el aprovechamiento de los recursos, la armon¨ªa con el clima y la geograf¨ªa no est¨¢n reflejados. Se trata de un ejercicio de poder, control e imposici¨®n en un territorio", explica la arquitecta.
Tampoco consigue impactar por su monumentalidad. No aparecer¨¢ en los anales de la arquitectura como otras entonaciones de l¨ªderes comunistas. De hecho, no se conoce ni el nombre de su arquitecto. Unas 4.000 familias se mudar¨¢n a este pueblo de monta?a que cuenta con apartamentos, hoteles, una estaci¨®n de esqu¨ª, centros comerciales, culturales y sanitarios, tirados como en un juego de dados sobre un tablero.
La tentaci¨®n de todo dictador
"La idea de crear una ciudad de la nada es algo muy tentador para arquitectos, urbanistas y dictadores. Ninguno de ellos (nosotros) es impermeable a sucumbir al deseo de crear un conjunto urbano y dejar su impronta", indica el arquitecto Armando Valenzuela, director del estudio ORV Arquitectos. "La historia de la arquitectura tiene buenos ejemplos de planificaci¨®n urbana como Chandigarh (India), Bras¨ªlia (Brasil), San Petersburgo (Rusia), La Plata (Argentina), Washington (EE UU) o, sin ir tan lejos, el barrio madrile?o Ciudad Lineal, de Arturo Soria".
En cada una de estas intervenciones urbanas, explica Valenzuela, "puede leerse una intenci¨®n de organizaci¨®n, desde un simple damero con un centro expansivo hasta un desarrollo lineal como la del proyecto de Soria, que sirvi¨® de ejemplo para las ciudades industriales sovi¨¦ticas. Y desde luego, hay en todas ellas un control con la escala, es decir, un estudio del tama?o que tienen los edificios entre s¨ª y en relaci¨®n con las calles, los parques y plazas, un cuidado dise?o de las barreras contra el viento, la protecci¨®n contra el fr¨ªo y la nieve, etc¨¦tera. Nada de eso se ve en Samjiyon".
Para Valenzuela el conjunto m¨¢s "rampl¨®n y descontextualizado" de la ciudad es el centro oficial y de gobierno, "formado por dos edificios sim¨¦tricos que flanquean el acceso al monumento de Kim Jong-il (principal ejemplo de lo que es estar fuera de escala)". Y es "inmensamente pueril". No hay dictador del siglo XX (con la notable excepci¨®n de Mussolini) que no se inspire en el clasicismo para construir los edificios de gobierno. Pensemos, por ejemplo, en las construcciones de Albert Speer para el Berl¨ªn hitleriano, que ten¨ªan coherencia y una presencia urbana que las convert¨ªa en notables. El edificio de Samjiyon es, sin embargo, bajito y anodino".
Un centro pornogr¨¢fico, de sumisi¨®n arquitect¨®nica al l¨ªder
Valenzuela se apoya,?para analizar el conjunto de edificios gubernamentales, en los conceptos "protoexistencialistas que Schopenhauer aplicaba al ser humano: ?qu¨¦ es? ?Qu¨¦ tiene? y ?Qu¨¦ representa?".
El centro oficial es "la impronta de un r¨¦gimen totalitario" que se erige "de manera pornogr¨¢fica diferenci¨¢ndose del resto de la arquitectura en forma, color y estilo". Las pilastras y las dos filas de ventanas verticales rematadas por una voluminosa cornisa son, en conjunto, un "pastiche de elementos". Su escasa altura (dos plantas) solo se justifica como "sumisi¨®n arquitect¨®nica al megamonumento de King Jong-il para su enaltecimiento intencionado". Se trata de "la peor arquitectura al servicio del poder".
En cuanto a lo que tiene ¡ªo no tiene¡ª este edificio de falso clasicismo son "proporciones cl¨¢sicas ni un orden jer¨¢rquico. Su centralidad se debe a la imposici¨®n de una simetr¨ªa de tablero que se adorna de un cierto aire cl¨¢sico para ocultar la falta de ideas proyectuales", explica Valenzuela.
Su funci¨®n es distinta de la de cualquier otro edificio de su entorno. "Rompe con la arquitectura de estaci¨®n de esqu¨ª que tiene toda la ciudad, para presentar una imagen m¨¢s cercana a los palacios de gobierno de la capital [Pionyang]". Para Valenzuela, "no deja de resultar extra?a toda esta arquitectura de aire rancio si la comparamos con otras obras p¨²blicas de Corea del Norte, como el Centro de Ciencia y Tecnolog¨ªa [con forma de ¨¢tomo], inaugurado en Pyongyang en 2015, donde se apostaba claramente por una imagen moderna y relativamente tecnol¨®gica que, al menos, ten¨ªa una buena intenci¨®n arquitect¨®nica. La arquitectura del poder rara vez genera obras notables que puedan pasar a la historia. Desde luego en esta ocasi¨®n tampoco ha sido posible".
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