?Quieres tener ¨¦xito? ?ltimas noticias de la inteligencia emocional
Triunfar y superar retos no depende solo de las habilidades racionales, sino sobre todo de las emocionales. Pero apenas se ense?an en el colegio. Canarias ha sido pionera con una asignatura obligatoria.
HACE 2.400 a?os, Plat¨®n elabor¨® una f¨¢bula para referirse al equilibrio que debemos conseguir en la vida. El fil¨®sofo griego afirm¨® que conducimos un carro del que tiran dos caballos: uno blanco, noble y obediente, y otro negro, rebelde y desbocado. Imagin¨® nuestra existencia como un camino que serpentea por un acantilado. Es imprescindible controlar el corcel negro para no caer al vac¨ªo. La alegor¨ªa trata de explicar las dos naturalezas que conviven en cada uno de nosotros: la raz¨®n y las emociones, a las que present¨® como instintos perversos de los que conviene huir.
Las emociones nos han acompa?ado desde el principio de los tiempos y han contribuido decisivamente a nuestra supervivencia como especie. Cada una de ellas constituye un impulso que nos lleva a la acci¨®n. Llevamos miles de a?os respondiendo con recursos primarios a retos complejos.
Hasta hace unas d¨¦cadas, la ciencia estuvo de acuerdo con Plat¨®n. Cre¨ªa que las personas con mayor capacidad intelectual eran las m¨¢s aptas para desenvolverse en la vida, alcanzar el ¨¦xito y la felicidad. Fiaba todo a la raz¨®n. Sin embargo, el ser humano es un ser social; necesita de los otros para crecer. Forma parte de un complejo sistema de interacciones donde no basta con ser inteligente.
La neuropsic¨®loga Carmen Sarabia, profesora en la Universidad de Cantabria, sostiene que el cociente intelectual no determina el ¨¦xito y que es mucho m¨¢s importante el cociente socio?emocional. Explica que el cerebro est¨¢ mejor dise?ado para sentir que para pensar. Las conexiones neuronales se activan antes por una emoci¨®n que por un razonamiento. Son estructuras biol¨®gicamente arcaicas.
El ser humano tambi¨¦n es emoci¨®n. Saberlo nos ayuda a comprender su conducta y a justificar sus relaciones con los dem¨¢s. Tradicionalmente se consideraban inteligentes a aquellas personas capaces de desentra?ar problemas te¨®ricos complejos. Sin embargo, usamos el t¨¦rmino listo cuando alguien se desenvuelve con ¨¦xito en terreno hostil, algo que la inteligencia no garantiza.
Los primeros en hablar de inteligencia emocional fueron los psic¨®logos Peter Salovey y John Mayer a principios de los noventa, pero fue Daniel Goleman quien populariz¨® el t¨¦rmino unos a?os m¨¢s tarde. En su opini¨®n, el cociente intelectual apenas representa el 20% de los factores que determinan el ¨¦xito. El 80% restante depende de otras variables, como la clase social, la suerte y, en gran medida, la inteligencia emocional. El mundo empresarial encontr¨® en ella una herramienta para optimizar la productividad laboral.
Los equipos de recursos humanos comprendieron que los test de cociente intelectual no arrojaban excesiva luz sobre la capacidad de una persona para desempe?ar un cargo, as¨ª que desarrollaron nuevas t¨¦cnicas de selecci¨®n. Ahora priorizan la inteligencia emocional, que es la que lleva a un individuo a liderar equipos, a empatizar con el grupo y a motivarlo. La que nos ayuda a no ahogarnos en un vaso de agua y a no sentirnos mal si las cosas no salen como imagin¨¢bamos. Las habilidades emocionales no solo nos hacen m¨¢s humanos: a veces son la base para desplegar otras capacidades asociadas al intelecto.
El ser humano nace con una carga gen¨¦tica, pero eso no significa que el cociente socioemocional no se pueda mejorar. Las emociones se pueden entrenar de la misma manera que la inteligencia y la memoria, como demostr¨® el experimento de L¨¢szlo Polg¨¢r, un maestro jud¨ªo que estudi¨® las biograf¨ªas de los grandes pensadores. Polg¨¢r concluy¨® que hab¨ªa un alto componente de estudio desde la ni?ez, as¨ª que emple¨® esa t¨¦cnica para convertir a sus hijas en genios. Las tres llegaron a ser campeonas de ajedrez.
A pesar de las recomendaciones de los expertos y de que en 2002 la Unesco puso en marcha una iniciativa mundial para promocionarlo, el aprendizaje emocional apenas se ha hecho hueco en las escuelas. La soci¨®loga Lorena Crusellas lo introdujo hace m¨¢s de una d¨¦cada en Portugal y ha comenzado a implantarlo en centros de Asturias, Canarias y Andaluc¨ªa. Lo aplica en ni?os de entre tres y seis a?os, a los que ense?a a controlar sus emociones, a expresarlas y a medir los tiempos para hacerlo.
Canarias ha sido la primera comunidad en implantar una asignatura obligatoria de educaci¨®n emocional. Desde 2014, los ni?os de entre seis y nueve a?os aprenden durante 90 minutos semanales a identificar estados de ¨¢nimo y reacciones. Aunque a¨²n no se ha evaluado el impacto de esta materia en los escolares canarios, se conocen sus bondades. Una revisi¨®n de 500 estudios ha hallado que se mejora un 13% el rendimiento acad¨¦mico.
Crusellas reconoce que dominar las matem¨¢ticas no sirve de nada si no sabemos c¨®mo funciona el mundo. Hay que aprender a saltar los obst¨¢culos que se plantean a diario y para eso no es preciso resolver ecuaciones de tercer grado ni hablar cinco idiomas. No solo.?
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