Con enemigos como estos, ?qui¨¦n necesita amigos?
La oposici¨®n mexicana se ha convertido, parad¨®jicamente, en la mayor fuente de legitimaci¨®n de L¨®pez Obrador
Como las corridas de toros, la ¨®pera o los chongos zamoranos, el Gobierno del presidente mexicano Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no deja indiferente a nadie. Lejos de apaciguar pol¨¦micas, los datos de la realidad sirven para alzar la voz a favor o en contra con mayor intensidad que hace un a?o, cuando su llegada a Palacio Nacional infund¨ªa temor en unos y esperanza en otros. Hoy esos temores y esperanzas han sido reemplazados por la c¨®lera documentada de los pesimistas y por el entusiasmo fundamentado de los optimistas, armados ambos con los argumentos rojos y negros que estos 12 meses ofrecen con prodigalidad.
En medio de este panorama de claroscuros, L¨®pez Obrador disfruta, sin embargo, de una categ¨®rica certeza: la confianza de que el pasado inmediato le da el alto contraste necesario para sacarlo de cualquier apuro. La corrupci¨®n, la negligencia, la frivolidad y los abusos de los Gobiernos anteriores son tales que se convierten en un saco inagotable de recursos para un mago de la comunicaci¨®n como lo es el presidente. ?Que la indignaci¨®n del asesinato de la familia LeBar¨®n agota la paciencia de la opini¨®n p¨²blica y comienza hablarse de un fracaso en materia de inseguridad?: inoculaci¨®n inmediata con el anuncio de la detenci¨®n en Estados Unidos de Genaro Garc¨ªa Luna, el poderoso polic¨ªa y brazo derecho de Felipe Calder¨®n, creador de la estrategia de seguridad anterior. Nada supera el morbo que supone que el responsable del combate al crimen organizado y depositario de la confianza total de parte de su presidente habr¨ªa estado a sueldo del m¨¢s poderoso de los carteles. ?Que la Administraci¨®n de la 4T se atraganta de inoperancias en la distribuci¨®n de apoyos y pensiones? Nada, representa una minucia comparada con la noticia de los miles de millones que se robaron los que ya se fueron, con la venta de una refiner¨ªa o con la construcci¨®n del tren M¨¦xico Toluca.
El presidente del pa¨ªs puede no ser santo de la devoci¨®n de muchos, pero el desplome creciente de la imagen de los ¨²ltimos tres mandatarios, retrospectivamente cada vez menos presentables, constituye un marco de referencia infalible para reflotarse; un recurso del cual se puede echar mano indefinidamente. Vicente Fox (2000-2006) hoy arrinconado contra la pared por la fragilidad fiscal de sus empresas y por el uso desparpajado de donativos de toda ¨ªndole susceptibles muchos de ellos de ser auditados. Basta ver el cambio en el tono de los tuits del expresidente, furibundo antilopezobradorista hasta hace unos d¨ªas, s¨²bitamente atacado por el virus de la tolerancia, para darse cuenta de la espada de Damocles que se cierne sobre su cuello.
Enrique Pe?a Nieto (2012-2018), perdido en alg¨²n crucero del amor tratando de pasar inadvertido luego de que los desplantes de su romance adolescente terminaron por irritar incluso a sus allegados. Los trapos sucios de su c¨ªrculo inmediato y la frivolidad del expresidente alimentan la pregunta que muchos mexicanos se plantean cada vez con mayor frecuencia: ?c¨®mo fue posible que este inconsciente e irresponsable ni?o mimado haya dirigido los destinos del pa¨ªs durante seis a?os?
Y de Felipe Calder¨®n (2006-2012) no hace falta explicar mayor cosa. En este momento resulta imposible saber si el juicio de Garc¨ªa Luna en Nueva York desencadenar¨¢ alguna investigaci¨®n o un cargo del Departamento de Justicia en contra del exmandatario. Lo que es evidente es que en la narrativa popular, y al margen del resultado de ese juicio, el pol¨ªtico quedar¨¢ inexorablemente ligado por complicidad, omisi¨®n o negligencia a un pillo que trastoc¨® para siempre la vida de los mexicanos. Ya de entrada el esc¨¢ndalo extiende una carta de defunci¨®n al partido pol¨ªtico que Calder¨®n y su grupo intentaban arrancar para convertirse en una alternativa para los pr¨®ximos a?os.
Lo cual nos lleva a la reflexi¨®n de fondo. El balance de la gesti¨®n de L¨®pez Obrador puede ser de claroscuros, pero la ausencia de alternativas pol¨ªticas viables convierten a las objeciones en mero tema de charlas de sobremesa o regodeos de la prensa. Cada vez que la cr¨ªtica amenaza con enturbiar el ambiente y concretar en movilizaciones y protagonismos pol¨ªticos significativos, el presidente mexicano ha esgrimido los conspicuos pecados de todos los actores pol¨ªticos que no son ¨¦l. Una comparaci¨®n que sigue favoreci¨¦ndolo. No hay marcha de oposici¨®n que prospere una vez que se ventila el apoyo que recibe de calderonistas, foxistas, panistas o priistas.
La oposici¨®n en efecto, como dice el presidente, est¨¢ moralmente derrotada, pero no solo eso. Se ha convertido, parad¨®jicamente, en la mayor fuente de legitimaci¨®n del soberano. La mina inagotable para conjurar riesgos y amenazas. El camino del presidente est¨¢ empedrado de los previsibles esc¨¢ndalos de los que puede echar mano del pasado inmediato. Con enemigos como estos, ?qui¨¦n necesita amigos?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.