El ¡°Bol¨ªvar¡± de Marie Arana
Tarea obligatoria de todo buen dem¨®crata del continente es combatir las supercher¨ªas heroicas y militaristas con las que se ha justificado una fementida identidad nacional
Un respetado historiador venezolano, Germ¨¢n Carrera Damas, public¨®, hace ya un cuarto de siglo, una suma de ensayos titulada De la dificultad de ser criollo [Caracas, Grijalbo 1993.].
Pocas veces, creo, se ha propuesto con tan elegante concisi¨®n una tan extensa familia de turbadores temas ¡ªindagaciones sobre lo nacional, historia de nuestras mentalidades, usos sociales, gastronom¨ªa y muchos m¨¢s¡ª que ata?en a todos los hispanoamericanos. Dejar¨¦ para otro momento la recensi¨®n de ese libro en verdad singular cuya lectura recomiendo sin reserva. Lo que a esta columna interesa hoy es la eufon¨ªa del t¨ªtulo.
La locuci¨®n ¡°de la dificultad de ser criollo¡± se prendi¨® en el idiolecto de un ocurrente poeta amigo m¨ªo, ya fallecido, de tal modo que por largo tiempo se convirti¨® en el santo y se?a de sus latinoamericanas resignaciones, en la jovial sentencia con que cambiaba de tercio la conversaci¨®n sobre si es posible o no vida ciudadana alguna en las regiones equinocciales del Nuevo Continente.
Mi amigo poeta era negro y se dec¨ªa, con mundana sorna, ¡°negro criollo, si se quiere¡±, pues le exasperaba la ?o?er¨ªa identitaria, culturalista, de quienes hoy d¨ªa se dicen ¡°afrovenezolanos¡± o ¡°afrocolombianos¡±. Con frecuencia pienso en ¨¦l porque tambi¨¦n he hecho m¨ªo para siempre el santo y se?a. Cuando cerr¨¦ la biograf¨ªa de Sim¨®n Bol¨ªvar, admirablemente escrita por Marie Arana, pens¨¦, una vez m¨¢s, en la dificultad de ser criollo. No en balde el propio Bol¨ªvar se defin¨ªa a s¨ª mismo, arrebatado por la guerra, como ¡°el hombre de las dificultades¡±.
Esta es la obra que, a mi juicio, hace cabal justicia a la dificultad que entra?a nacer blanco y criollo en medio de la crisis del sistema colonial espa?ol, sin duda una de las variables determinantes que, como una fatalidad, cifr¨® la vida de Sim¨®n Bol¨ªvar.
Ya la hab¨ªa le¨ªdo en 2013, cuando apareci¨® en ingl¨¦s. Lo hice a instancias de Mois¨¦s Na¨ªm y entonces me pareci¨® urgente que se tradujera a nuestra lengua. Al fin, hoy, contamos con una insuperable traducci¨®n de Bol¨ªvar, Libertador de Am¨¦rica [ Debate, 2019] debida a Mateo Cardona y Marta Cecilia Mesa.
Elogiar una vez m¨¢s, como lo han hecho un¨¢nimemente sus comentaristas anglosajones, el muy envidiable don narrativo, el pulso cinematogr¨¢fico y la masiva documentaci¨®n aportada por Arana no resultar¨¢ redundante si se piensa en la profusi¨®n de biograf¨ªas publicadas en nuestra lengua con las que esta de Arana viene a contrastarse. Me apresuro a decir que, aun concediendo la excelencia de la biograf¨ªa bolivariana escrita por John Lynch (Cr¨ªtica, Barcelona, 2007), la de Marie Arana es mi favorita.
Arana es una novelista estadounidense de origen y ancestro peruano que exhibe una impresionante hoja de vida. Licenciada en lengua y literatura rusas por la Universidad de Northwestern, con una maestr¨ªa en Socioling¨¹¨ªstica en la Universidad de Hong Kong, fue por muchos a?os redactora jefe de la secci¨®n de libros de The Washington Post.
Muchos reparos pueden hacerse, con raz¨®n, a la visi¨®n predominantemente ¨¦pica que impregna el libro de Arana. Yo destaco, sin embargo, el valor de oportunidad que en el momento actual tiene su aparici¨®n en espa?ol.
No ser¨¢ dif¨ªcil comprender que muchos venezolanos repudien hoy las distorsiones que Ch¨¢vez y el chavismo a?adieron al culto a Bol¨ªvar, en s¨ª mismo ¨¦ste una formidable torcedura de la verdad hist¨®rica. El bolivarianismo es la summa de todas las mistificaciones heroicas que nos leg¨® la Guerra de Independencia.
Este justificado repudio a la teolog¨ªa bolivariana ha hecho que las j¨®venes generaciones ¡ªy aun muchos de sus mayores¡ª no sientan siquiera curiosidad ante la figura que Ch¨¢vez logr¨® hacer ep¨®nima de su socialismo del siglo XXI.
¡°El bolivarianismo es un historicismo de la peor especie que entra?a una moral inhumana e impracticable y, por ello mismo, tremendamente corruptora de la vida republicana.¡±
As¨ª defini¨® al bolivarianismo el desaparecido Luis Castro Leiva, historiador de las ideas venezolano en su ensayo De la patria boba a la teolog¨ªa bolivariana (Monte ?vila Editores, Caracas, 1987).
Castro Leiva explica all¨ª c¨®mo la biograf¨ªa machaconamente ejemplarizante de Sim¨®n Bol¨ªvar ha sido, al parecer, la ¨²nica filosof¨ªa pol¨ªtica que los venezolanos hemos sido capaces de discurrir en casi dos siglos de vida independiente.
Esa ¡°filosof¨ªa¡± no es, concluye Castro Leiva, m¨¢s que una perversa ¡°escatolog¨ªa ambigua¡± que s¨®lo ha servido para alentar el uso pol¨ªtico del pasado.
Castro Leiva escrib¨ªa esto en un tiempo en que el culto a Bol¨ªvar era todav¨ªa en Venezuela patrimonio del autoritarismo conservador y militarista. Desde la instauraci¨®n de la teolog¨ªa bolivariana por el dictador Antonio Guzm¨¢n Blanco, en el ¨²ltimo tercio del siglo XIX, el culto hab¨ªa servido para apuntalar nuestros muchos cesarismos, ya fuesen b¨¢rbaros o ilustrados. Pero con Ch¨¢vez y los suyos el culto se torn¨® m¨¢s delirante y embustero que nunca, llegando a extremos grotescamente necrof¨ªlicos.
Tarea obligatoria de todo buen dem¨®crata del continente, en especial de los venezolanos de esta era tenebrosa, es combatir las supercher¨ªas heroicas y militaristas con las que se ha justificado una fementida identidad nacional. De lo contrario, no faltar¨¢n en el futuro ep¨ªgonos de Hugo Ch¨¢vez que nos tiranicen con el pretexto de terminar la ¡°gesta inconclusa de Bol¨ªvar¡±.
Un buen ant¨ªdoto, para empezar, puede ser la lectura del libro, a la vez hipnotizante y esclarecedor, que ha dedicado Marie Arana a la vida de Sim¨®n Bolivar, el criollo universal por excelencia, el criollo de las dificultades.
@ibsenmartinez
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