Farsa en Arabia Saud¨ª

El juicio por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi celebrado en Arabia Saud¨ª, que se ha saldado esta semana con cinco condenas a muerte, tres penas de prisi¨®n y tres absoluciones, resulta una farsa que no cumple las m¨ªnimas garant¨ªas legales. Si llegan a ejecutarse las penas de muerte ¡ªno hay que olvidar, adem¨¢s, que en Arabia Saud¨ª normalmente las ejecuciones son p¨²blicas y por decapitaci¨®n¡ª habr¨¢ que sumar cinco asesinatos m¨¢s al del periodista saud¨ª, que el 2 de octubre de 2018 entr¨® en el consulado de su pa¨ªs en Estambul para realizar una gesti¨®n y nunca sali¨®. Fue asfixiado y despedazado.

M¨¢s informaci¨®n

Impunidad

Respuesta europea

Crisis con Arabia Saud¨ª

Durante las primeras semanas tras el crimen, Arabia Saud¨ª intent¨® ocultar lo ocurrido con burdas mentiras. Este juicio, celebrado en secreto, sin que se conozcan las pruebas presentadas ni los nombres de los condenados, forma parte de la misma operaci¨®n de encubrimiento para tratar de exculpar a la c¨²pula del poder y, sobre todo, al pr¨ªncipe heredero y gobernante de facto, Mohamed Bin Salm¨¢n. Pero en vez de disipar las sospechas, lo ¨²nico que ha logrado la sentencia es aumentarlas.

Las diferentes reconstrucciones del crimen, que fue grabado por los servicios secretos turcos, incluyen un minucioso trabajo de la investigadora especial para ejecuciones extrajudiciales de la ONU, Agn¨¨s Callamard, varias investigaciones period¨ªsticas, as¨ª como de la CIA. Todas coinciden en los hechos b¨¢sicos: Arabia Saud¨ª envi¨® un equipo especial de asesinos a Estambul para cometer el crimen y deshacerse del cad¨¢ver, dirigido por uno de los hombres de mayor confianza del heredero, Saud al Qahtani, que no solo ha quedado exonerado sino que ni siquiera ha sido juzgado.

Los servicios secretos turcos y estadounidenses, el informe de Naciones Unidas y hasta el Senado de EE?UU, pese a tener mayor¨ªa del Partido Republicano, tradicional aliado del r¨¦gimen saud¨ª, coinciden en se?alar que es imposible que una operaci¨®n de esta magnitud se pudiese llevar a cabo sin el conocimiento o la autorizaci¨®n del pr¨ªncipe heredero. Mohamed Bin Salm¨¢n, adem¨¢s, se ha mostrado implacable con cualquier oposici¨®n interna y externa, por muy moderada que sea, pese a haber emprendido una campa?a de reformas que, entre otras cosas, ha permitido conducir a las mujeres.

El veredicto conocido el lunes se?ala de nuevo en la direcci¨®n del pr¨ªncipe heredero, porque Arabia Saud¨ª es una monarqu¨ªa absoluta en la que no existe la separaci¨®n de poderes y resulta dif¨ªcil pensar que haya permanecido ajeno a este proceso, destinado sobre todo a blanquear su imagen internacional, que ha sufrido un claro deterioro desde el asesinato de Khashoggi. Este veredicto no ha hecho m¨¢s que empeorar las cosas.