Willem Dafoe: as¨ª es una charla sobre m¨®viles, comida y trajes con el actor m¨¢s impenetrable de Hollywood
Existen actores que solo quieren hablar de su ¨²ltima pel¨ªcula y otros que prefieren solo explayarse al respecto de ellos mismos. Viajamos a Roma, donde actualmente reside, para hablar con el actor de su nueva cinta, ¡®El faro¡¯
"Puedes pasaaaaar! ?Estoy listooooo!¡±. Una voz como de Cary Grant disfrazado de abuelita en Ars¨¦nico por compasi¨®n llega desde la habitaci¨®n contigua en el Palazzo Naiadi Hotel de Roma. Dos p¨®mulos afilados apuntan a la puerta y una sonrisa destartalada recibe a la periodista. Willem Dafoe (Appleton, Wisconsin, 1955) es feo, pero tremendamente atractivo. ?l prefiere decir que tiene un ¡°aspecto singular¡± y que la ¨²nica persona con la que le confunden es Mick Jagger. Despojado de los trajes de sastrer¨ªa audaz con los que posa para la sesi¨®n de fotos de esta entrevista, el actor exhibe un look de viejo roquero: leggins negros con rodillera estriada, camiseta de algod¨®n gris envejecido, camisa negra y botas moteras. ¡°Nunca me ver¨¢s con una gorra de b¨¦isbol o con una camiseta con mensaje¡±. Es su regla inquebrantable y su ¨²nico posicionamiento ideol¨®gico con respecto a las prendas de vestir.
Hablar de ropa es lo m¨¢s pr¨®ximo a una conversaci¨®n de ascensor en una revista de moda, y Willem Dafoe entra sin problema en la charla informal. Pero hay una carga de profundidad en su mirada que hace que el di¨¢logo roce el rid¨ªculo.
?Elige usted su propia ropa? La verdad es que no voy de compras, no me gusta. Casi siempre elijo por comodidad. Y tambi¨¦n conf¨ªo en el criterio de mi mujer [Giada Colagrande], que es italiana y tiene muy buen gusto.
?Qu¨¦ llev¨® en su primera alfombra roja? Un traje negro, creo.
Fue despu¨¦s de que lo despidieran de su primera pel¨ªcula¡ La puerta del cielo [1980], de Michael Cimino. Re¨ª la broma de un compa?ero en el set de iluminaci¨®n (llev¨¢bamos horas all¨ª de pie). No eleg¨ª el mejor momento, las cosas estaban un poco tensas: el presupuesto de la pel¨ªcula se hab¨ªa disparado y hab¨ªa ejecutivos merodeando por todos lados. Cimino estaba muy estresado. Ni siquiera la cuento como mi primera pel¨ªcula. Pero no fue nada traum¨¢tico. Despu¨¦s de que me echaran pens¨¦: ¡°Vale, pues volver¨¦ al teatro¡±. Por aquel entonces mi esencia segu¨ªa estando en el teatro.
Se supon¨ªa que, con La puerta del cielo, Cimino firmar¨ªa el ¨¦xito de la d¨¦cada, pero termin¨® siendo el mayor fracaso de todos los tiempos: cost¨® 44 millones de d¨®lares (39 millones de euros, aproximadamente) y, tras su estreno en Estados Unidos, no ingres¨® m¨¢s que tres y medio. De modo que no es de extra?ar que, cuando Cimino le pidi¨® a Dafoe que rodaran juntos 37 horas desesperadas una d¨¦cada despu¨¦s, el actor se negara. ¡°Le dije que no, pero por razones que nada ten¨ªan que ver con lo que hab¨ªa sucedido¡±, afirma. ¡°Nos llevamos bien¡±. Adem¨¢s, en el teatro se sent¨ªa bien. ¡°All¨ª se debat¨ªa sobre arte, literatura, filosof¨ªa o interpretaci¨®n. En mis primeros rodajes en Hollywood comprob¨¦ sorprendido que no se conversaba sobre nada de eso. Hablaban de sus casas, sus viajes, sus coches, sus yates¡¡±.
¡°En el teatro se debat¨ªa sobre arte, literatura, filosof¨ªa o interpretaci¨®n. En mis primeros rodajes en Hollywood comprob¨¦ sorprendido que no se conversaba sobre nada de eso. Hablaban de sus casas, sus coches, sus yates¡±
Y, con los a?os, ?se vio a usted mismo hablando de casas, coches y yates? S¨ª, quiz¨¢ alguna vez [ahoga una risa y echa la cabeza hacia atr¨¢s]. Pero no demasiadas.
Quiz¨¢ por eso nunca pens¨® realmente en volver a hacer cine. Hasta que Kathryn Bigelow y Monty Montgomery lo llamaron para La vida sin rumbo (1981) despu¨¦s de verlo actuar con su grupo de teatro experimental, The Wooster Group. Desde entonces, ha rodado 133 t¨ªtulos de lo m¨¢s variopintos: desde Spider-man (2002) hasta El cuerpo del delito (aquel sexythriller de 1993 en el que Madonna le vierte cera ardiendo sobre el pecho), pasando por The Florida project (2017), un proyecto independiente de muy bajo presupuesto que le vali¨® una de sus cuatro nominaciones a los Oscar (la ¨²ltima, el a?o pasado, por su interpretaci¨®n de Van Gogh). Ahora presenta dos t¨ªtulos muy diferentes, El faro, que se estrena en Espa?a el 10 de enero, y Hu¨¦rfanos de Brooklyn, que a¨²n no tiene fecha. Tambi¨¦n aparece en Tommaso, la ¨²ltima de Abel Ferrara.
Para escoger papeles ¡°no hay estrategia¡±, advierte. ¡°Elijo los proyectos sin pensar en el desarrollo de una carrera como actor, sino por los personajes. Y por los directores¡±. Robert Eggers, el de El faro, atrap¨® a Dafoe desde el primer minuto de su anterior pel¨ªcula, La bruja: una leyenda de Nueva Inglaterra (2015). ¡°Construye universos que te envuelven, en los que eres capaz de introducirte de verdad. Me gusta ayudar a los artistas a crear su obra. Yo no soy m¨¢s que su criatura. Ellos me llevan a sitios donde no llegar¨ªa yo solo¡±. En el caso de esta cinta, le ha trasladado a un lugar oscuro e introspectivo, en los pliegues del ser humano. Es quiz¨¢ lo m¨¢s parecido a una obra de teatro que ha hecho Dafoe en la gran pantalla. Robert Pattinson y ¨¦l comparten una escenograf¨ªa que se limita al interior y el exterior de un faro expuesto a la violencia del oc¨¦ano en invierno. Tambi¨¦n profundas conversaciones, regadas con botellas de whisky, en un erudito ingl¨¦s antiguo. Para ello, no ha requerido tanto una preparaci¨®n psicol¨®gica como verbal: ¡°El lenguaje ha ayudado a articular las interacciones con Pattinson, algo que no se hubiese logrado con un uso m¨¢s prosaico de la palabra¡±.
De su papel en Hu¨¦rfanos de Brooklyn, en cambio, no habla, y se lo agradecer¨¢n los amantes del misterio. Su personaje es clave para resolver la inc¨®gnita de este thriller de detectives adaptado al cine de la novela hom¨®nima de Jonathan Lethem, y ambientado en los a?os cincuenta. Dafoe no descansa. A sus 64 a?os, tiene otros dos t¨ªtulos preparados para su estreno, dos m¨¢s en postproducci¨®n y cuatro en preproducci¨®n. ¡°Es la vida que he elegido. Mi mujer es directora, y este trabajo es a lo que nos gusta dedicar el tiempo¡±. Y cuando no est¨¢ rodando se recluye en su guarida romana.
?Me recomienda un restaurante para cenar? En mi casa. Es donde mejor se come en Roma, por eso no conozco muchos restaurantes en la ciudad. Mi favorito est¨¢ justo debajo de donde vivo, pero estos d¨ªas est¨¢ cerrado.
Es usted el pen¨²ltimo de ocho hermanos. ?Recibi¨® mucha atenci¨®n? Antes, no hab¨ªa pensado demasiado de qu¨¦ manera mi posici¨®n dentro de la familia pudo influir en mi personalidad. Pero ahora, con 64 a?os, creo que es un aspecto decisivo. No recib¨ª la misma atenci¨®n que mis hermanos mayores.
?Por eso se hizo actor? Quiz¨¢s s¨ª [r¨ªe]. Mis padres trabajaban mucho y fueron mis cinco hermanas las que me criaron. Eso me hizo menos dependiente, m¨¢s libre, y me forz¨® a encontrar mi propio camino.
¡°Cuando el p¨²blico te conoce se forma una opini¨®n sobre ti, les caes bien o mal, y eso dificulta mi trabajo como actor. Es mejor guardar la distancia para que tus personajes sean siempre cre¨ªbles¡±
Dafoe tiene fama de ser impenetrable. Posee la habilidad de crear un ambiente amistoso y envolverlo todo de cercan¨ªa, hasta que reparas en que est¨¢s hablando con un aut¨¦ntico desconocido. Pero, en realidad, el actor no quiere que sepan qui¨¦n es o qu¨¦ piensa. ¡°Cuando el p¨²blico te conoce se forma una opini¨®n sobre ti, les caes bien o mal, y eso dificulta mi trabajo como actor¡±, dice. ¡°Es mejor guardar la distancia para que tus personajes sean siempre cre¨ªbles y el espectador no acuda al cine con prejuicios, o deje de acudir precisamente por ellos¡±. Muy bien, pero ?qu¨¦ opina del mundo? ?Le da miedo Donald Trump? ?Cu¨¢les son los problemas que m¨¢s le preocupan? Dafoe mira el m¨®vil que graba la conversaci¨®n y descansa sobre la mesa. ¡°La adicci¨®n a la tecnolog¨ªa¡±, responde por fin.
?No es ¨²til? Muchas veces no lo es tanto como creemos. Yo nunca llevo mi tel¨¦fono cuando estoy con alguien. Hay personas que est¨¢n con todo el mundo menos con quien se encuentran en ese momento. Solo que esas personas con las que hablan a trav¨¦s del m¨®vil tampoco est¨¢n. Las nuevas tecnolog¨ªas nos hacen estar mucho m¨¢s solos.
Tambi¨¦n pretenden poner fin a esta soledad que han creado. Pienso, por ejemplo, en las aplicaciones de citas. Desde luego. Y generan adem¨¢s una sensaci¨®n de falsa libertad. Confiamos a la tecnolog¨ªa casi cualquier aspecto de nuestra vida: pedir comida, conocer gente nueva, encontrar el nombre de algo que hab¨ªamos olvidado...
Dicho esto, entra en escena la encargada de producci¨®n con un m¨®vil en la mano y se lo tiende al actor. El siglo XXI regresa a esta suite de estilo imperio en clave contempor¨¢nea, en la que hasta los relojes han sido desahuciados. Ha llegado la hora. Willem Dafoe se coloca los auriculares inal¨¢mbricos en los o¨ªdos, y se despeina con las dos manos mientras suena el tono de la llamada.
Asistente de realizaci¨®n: Tiziano Viticchie. Maquillaje y peluquer¨ªa: Loris Rocchi (Close Up Milano). Producci¨®n: NM Productions. Agradecimiento: Palazzo Naiadi, DA Hotels, representado por Ophir PR.
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