Hemos visto el futuro y andaba raro: ?ha muerto la deportiva de padre?
Conseguir comprarse unas zapatillas de deporte que no hicieran que uno pareciera un astronauta no ha resultado especialmente f¨¢cil. Pero esa ¨¦poca toca a su fin
Han sido a?os muy duros. Para qu¨¦ vamos a negarlo. Conseguir comprarse unas zapatillas de deporte que no hicieran que uno pareciera un astronauta o a un jubilado en Florida no ha resultado especialmente f¨¢cil. Es cierto que siempre habr¨¢ alg¨²n sitio al que acudir para comprarse unas Converse Chuck Taylor o unas Adidas Gazelle, pero lo cierto es que en las tiendas de moda y deporte cada vez el espacio destinado a estos cl¨¢sicos era m¨¢s peque?o, menos iluminado y m¨¢s alejado del aparador. Hemos vivido la eclosi¨®n de la zapatilla de padre, la bamba fea, del portaaviones, de la ortopedia chic. Hemos visto el futuro y andaba raro.
Para cualquiera que desee saber por qu¨¦ compra algo de vestir cuando compra algo de vestir, esta tendencia ha resultado dura de aceptar y casi imposible de abrazar. Se forman gobiernos de colaboraci¨®n con menos dolor. Pero, seg¨²n varios detalles (?se ha avistado a Kate Middleton luciendo -ella solo sabe lucir- zapas normales!) parece que podr¨ªa estar cerca de tocar a su fin. Podr¨ªa ser que adquirir unas Nike Cortez vuelva a ser algo chulo -su prematura reedici¨®n puede verse como un error de c¨¢lculo o un impecable ejercicio de control de da?os- y que gastarse 70 euros en unas Gazelle ya alcance para colocar todo lo que est¨¢ por debajo del tobillo a la moda.
Ya no es necesario hipotecarse para comprar algo que no sabes ni c¨®mo se abrocha
Ya no es necesario hipotecarse para comprar algo que no sabes ni c¨®mo se abrocha. Seg¨²n la web de moda Whottowear o la edici¨®n estadounidense de Esquire, ya podemos volver a comprarnos zapatillas normales. Los que van a la moda no lo notar¨¢n. Nunca notan cuando cambia un ciclo, porque ellos son el ciclo. Los dem¨¢s, pues bueno, subir¨¢n al tren de nuevo. Hasta que el revisor los vuelva a echar.
En muchas ocasiones es m¨¢s f¨¢cil saber cuando acaba una tendencia que cuando comienza. El punk muri¨® en San Francisco el 14 de enero de 1978 y la era dorada de las series se finiquit¨® cuando se termin¨® de emitir Breaking bad. Claro que hubo punk tras los Pistols. Mucho de bueno, o incluso mejor. Y claro que se han producido grandes series despu¨¦s de la obra de Vince Gilligam. Y claro que habr¨¢ zapatillas de deporte feas mientras vivamos, pero tal vez el 19 de septiembre de este pasado a?o, sobre la pista de aterrizaje de la terminal de vuelos privados del aeropuerto de Atlanta muri¨® de forma oficiosa la tendencia de la zapatilla de padre, de la deportiva fea y aparatosa que combina con todo del mismo modo que no combina con nada.
En esa pista de aterrizaje se encontraron Kanye West y DJ Khaled. Ambos bajaron de sus jets privados. Ambos vestidos de blanco. Se saludaron. Kanye se sac¨® las zapatillas que luc¨ªa, un modelo de Yeezy (unas 700 V3) entonces a¨²n no a la venta y se las regal¨® a Khaled, uno de los principales coleccionistas de deportivas del planeta. El momento fue inmortalizado y viralizado. Propuls¨® un ataque de ira y conciencia clim¨¢tica y de consumo en redes, que es hoy la mejor m¨¢s efectiva forma de acabar con algo que est¨¢ moda. La tendencia m¨¢s expansiva, transversal y a la vez m¨¢s elitista y codificada de la moda del siglo XXI hab¨ªa acabado. ?Seguro? Los que han visto Alien saben que, con los monstruos, nada es seguro.
Fue a principios de 2017 cuando los m¨¢s avispados creadores de necesidades del universo de la moda decidieron que, aunque a simple vista no parec¨ªa posible, s¨ª exist¨ªa a¨²n algo de las d¨¦cadas de los ochenta y noventa por recuperar est¨¦ticamente. A ver, si hab¨ªan colado los leggins, la ri?onera y los pantalones ciclista podr¨ªan colar todo. ?Todo? Todo. Empezaron, pues, a verse por las redes y las calles algunos modelos de zapatilla de deporte de aquellos a?os que a¨²n no hab¨ªan pasado por la centrifugadora de la reedici¨®n.
Eran, obviamente, los m¨¢s feos (la moda es soberbia, peor no es idiota). Eran zapatillas de padre. Sorprendentemente, la cosa cuaj¨®. Todas las celebridades las llevaban. Balenciaga lanzaba las Triple S a m¨¢s de 800 euros y agotaba existencias. Prada, Gucci, Escada, Jimmy Choo y dem¨¢s grandes de la moda las convert¨ªan en la guinda al pastel de la ropa deportiva de pasarela. Casi todo el mundo las acab¨® vistiendo, aunque muy pocos realmente sab¨ªan por qu¨¦ lo estaban haciendo. Magia. Llegaron las reediciones de Reebok, Adidas o Nike de sus modelos m¨¢s tradicionalmente denostados. Meses m¨¢s tarde, Puma, por ejemplo, confesaba que la moda les hab¨ªa pillado con el pie cambiado. No hab¨ªan sabido cazarla a tiempo.
El verano de 2018 vio c¨®mo la cantidad de este tipo de zapatillas disponibles para su compra online hab¨ªa subido un 627%, seg¨²n datos de la compa?¨ªa de an¨¢lisis de consumo online Edited. Hab¨ªa hasta 122 marcas ofreciendo estas bambas. Entonces, claro, llegaron las colaboraciones y las ediciones limitadas, o sea, la parafernalia habitual que dota de relato a la tendencia. Hab¨ªa zapatillas de padre de Louis Vuitton por 1.000 euros y reediciones de Skechers por 100. Y tambi¨¦n hab¨ªa gente que recuperando las zapatillas de sus padres y aprovechando que est¨¦ticamente la tendencia era difusa para pasearse por la calle como quien desfila.
Pero la tendencia empez¨® a dar signos de agotamiento a principios de 2019. La flaqueza la lleg¨® por donde menos pod¨ªa preverse. Aunque, si lo vemos con detenimiento, tiene todo el sentido. En fin, que las deportivas de padre eran amenazadas por las deportivas¡?c¨®modas! C¨®modo tal vez sea la palabra que menos gusta en el universo de la moda.
Este tipo de deportivas lo eran (y lo son), pero jam¨¢s a nadie en estos a?os se le ha ocurrido venderlas como tales. Nadie imagina a Kanye West lanzando su marca Yeezy como una firma de calzado c¨®modo. Antes dir¨¢ que son caras (aunque est¨¢n en unos 300 euros, que es gama media en este negociado) o, sobre todo, que son ediciones limitadas (en el mercado secundario algunos modelos de Yeezy fuera de circulaci¨®n se venden por m¨¢s de mil euros). Pero jam¨¢s que son c¨®modas.
De hecho, la moda, durante sus primeros a?os de expolio de los ochenta y noventa, antes que vender algo confortable hab¨ªa preferido incluso vender algo yonqui o algo de gimnasio. Pues nada, que a principios del pasado a?o, firmas como Allbirds empezaron a hacerse un hueco en el negocio con bambas confortables, sencillas. Para la generaci¨®n hygge, dec¨ªan. Hasta pod¨ªas meterlas en la lavadora. Lo petaron fuerte en Silicon Valley, en lo que pareci¨® un peque?o gui?o a aquel normcore de principios de siglo. Parec¨ªa un paso atr¨¢s, pero, en realidad, era un paso a un lado. Hab¨ªa que dejar pasar el siguiente tren del revival.
?Vuelve la zapatilla normal? A ver, normal es una palabra casi igual de fea que c¨®modo. Pero igual es cierto, aunque m¨¢s que normal, igual lo que vuelve es, simplemente, lo que sucedi¨® antes de los a?os ochenta. Y ya. ?Se va la zapatilla aparatosa, fea y extremadamente cara? Igual a¨²n no. Pero tarde o temprano lo har¨¢. Cuando esto suceda, vaya al caj¨®n donde guardaba las Converse Chuck Taylor, desemp¨®lvelas y meta en su lugar -si le caben ah¨ª, claro- sus zapatillas feas. No las esconda demasiado.
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