La cooperaci¨®n europea ante el espejo de las revueltas en Am¨¦rica Latina
Compartimos una agenda global, retos, objetivos y valores. La mayor¨ªa de los ciudadanos de ambas regiones sigue defendiendo la democracia, a pesar de la erosi¨®n de la confianza en las instituciones
Pongamos que se llama Mar¨ªa y que forma con su hija una familia monoparental. Digamos que, junto a sus hermanos y hermanas, echa una mano a su madre. Situ¨¦mosle en el barrio de Larra?aga en Montevideo, y decidamos que, como la mayor¨ªa de sus vecinos, pertenece a la clase media.
Mar¨ªa vive en uno de los pa¨ªses con mayor ingreso per c¨¢pita de Am¨¦rica Latina y de acuerdo a The Economist con un ¨ªndice de democracia similar al de Alemania. Vive en un pa¨ªs que se encuentra en la lista de receptores de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) del Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo de la OCDE. Pero no le convence la educaci¨®n p¨²blica que el Estado ofrece para su hija y no le llegan las ayudas de dependencia. Est¨¢ todo el d¨ªa corriendo, llega justa y sin grandes ahorros a fin de mes y no se siente parte de la fase de crecimiento m¨¢s duradera de su pa¨ªs en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Podr¨ªamos ubicar a Mar¨ªa en Valencia, Cali, Santiago de Chile o Burdeos. Su indignaci¨®n es compartida en un mundo globalizado de letargocracias, construido sobre un modelo hegem¨®nico de econom¨ªa de mercado. Su confianza en las instituciones se resquebraja, cuestionando la esencia de la democracia. En algunos casos, esta desconfianza se traduce en revueltas callejeras. En otros, en el voto al m¨¢s disruptivo, a las fuerzas llamadas imprecisamente populistas, algunas de ellas ubicadas en la extrema derecha. En ambos, expresa m¨¢s que demandas y propuestas de reforma.
Desde luego, lo dicho hasta ahora tiene mucho de generalizaci¨®n. Si analizamos la situaci¨®n particular de cada uno de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y de la Uni¨®n Europea, identificamos diferencias muy sustanciales, pero tienen tambi¨¦n mucho en com¨²n: reflejan un cambio de ciclo hacia algo nuevo, un reto social, econ¨®mico y pol¨ªtico al que responder.
El descontento social y los populismos en Am¨¦rica Latina tambi¨¦n nos obligan a los actores de la cooperaci¨®n europea a plantearnos como responder, sobre todo cuando nos sit¨²an ante el espejo, evocando dilemas sociales cada vez m¨¢s presentes en nuestras propias sociedades. ?La prioridad de respuesta es la inversi¨®n o la pol¨ªtica?, ?el crecimiento econ¨®mico o el Estado de derecho y la apuesta por pol¨ªticas inclusivas e instituciones s¨®lidas? El crecimiento es condici¨®n para el desarrollo, pero nada evidencia una correlaci¨®n directa entre el volumen de flujos de ayuda y los niveles de renta nacional. Adem¨¢s, la actualidad nos vuelve a demostrar que un crecimiento sin mecanismos (y percepci¨®n) de inclusi¨®n y sin instituciones s¨®lidas, no resulta sostenible y puede llevar a agrandar a¨²n m¨¢s las brechas sociales.
Sin quitarle importancia a la movilizaci¨®n de todos los recursos para el desarrollo, deber¨ªamos plantearnos si queremos un modelo de acci¨®n exterior que compita con un modelo chino de inversiones sin preguntas
La reciente comunicaci¨®n al Parlamento Europeo y al Consejo titulado La Uni¨®n Europea, Am¨¦rica Latina y el Caribe: aunar fuerzas para un futuro com¨²n aboga por compromisos pol¨ªticos m¨¢s estrat¨¦gicos y una mayor concertaci¨®n birregional respecto a los valores e intereses vitales ¡ªprosperidad, democracia, resiliencia y gobernanza mundial efectiva¡ª. Estructura una agenda compartida entre las instituciones comunitarias y los Estados miembro de la UE con Am¨¦rica Latina y el Caribe. En materia de cooperaci¨®n, aspira a una profunda reforma de la acci¨®n exterior, para impulsar objetivos e intereses comunes, trabajando a medida, de acuerdo a las diversas realidades existentes en la regi¨®n. Pone en el centro de la agenda a las personas, a la cohesi¨®n social, al desarrollo sostenible, a la transici¨®n justa, a la democracia y a los compromisos internacionales compartidos.
En este sentido, la Agenda 2030 puede ser un motor para esa repolitizaci¨®n y revalorizaci¨®n de nuestras relaciones euro-latinoamericanas. Compartimos una agenda global. Compartimos retos y objetivos. Compartimos valores. La mayor¨ªa de los ciudadanos de ambas regiones sigue defendiendo la democracia, a pesar de la erosi¨®n de la confianza en las instituciones. Compartimos fronteras culturales en mayor grado que con otras regiones del mundo.
Los debates actuales en relaci¨®n a los futuros instrumentos de acci¨®n exterior de la UE ya est¨¢n corrigiendo los errores de la graduaci¨®n, que dejaba sin financiaci¨®n la asociaci¨®n con los pa¨ªses m¨¢s importantes de Am¨¦rica Latina, debido a una clasificaci¨®n estad¨ªstica en base a la renta nacional bruta. Queda aterrizar una asignaci¨®n presupuestaria m¨¢s acorde a nuestros compromisos compartidos.
Pero los debates sobre los futuros instrumentos de acci¨®n exterior de la UE en el marco financiero 2021-2027 no parecen considerar suficientemente la dimensi¨®n pol¨ªtica y de valores. Sin quitarle importancia a la movilizaci¨®n de todos los recursos para el desarrollo, deber¨ªamos plantearnos si queremos un modelo de acci¨®n exterior que compita con un modelo chino de inversiones sin preguntas, o queremos poner a disposici¨®n de nuestros socios de Am¨¦rica Latina el conocimiento de nuestras pol¨ªticas y compartir con ellos posibles reformas, que puedan permitirnos aprender conjuntamente a abordar, cada uno a nuestra manera, los cambios imprescindibles y, en algunos casos radicales, que reclaman nuestras sociedades.
El valor a?adido, el elemento distintivo de la cooperaci¨®n europea a nivel global es la agenda social europea, es la diversidad y son las variaciones de ese modelo de globalizaci¨®n con matices de la econom¨ªa social. Este acervo de pol¨ªticas y los valores de nuestras democracias, que requieren cambios adecuados a los retos actuales, son los que deben guiar nuestra cooperaci¨®n al desarrollo, tanto la cooperaci¨®n t¨¦cnica como la financiera. Y nuestra cercan¨ªa con Am¨¦rica Latina nos permite pilotar conjuntamente una nueva forma de asociaci¨®n.
El ODS 17 aboga en sus metas sist¨¦micas por alianzas eficaces en la esfera p¨²blica, convirtiendo el conocimiento del sector p¨²blico y el aprendizaje entre pares en un elemento central para alcanzar las metas del ODS 16 en materia de promoci¨®n de sociedades justas, pac¨ªficas e inclusivas, construidas sobre instituciones s¨®lidas. Estas dos metas son el eje de la agenda ¨¦tica y de valores con la que deber¨ªamos responder desde la UE ante los retos compartidos con nuestros socios de Am¨¦rica Latina.
La cooperaci¨®n t¨¦cnica con el conocimiento de las administraciones p¨²blicas de la Uni¨®n Europea, retroalimentada por nuevos modelos de pactos sociales y alianzas en las esferas p¨²blico-privadas y de la sociedad civil, debe nutrir los di¨¢logos pol¨ªticos y guiar la priorizaci¨®n de nuestra acci¨®n exterior en su conjunto hacia procesos de desarrollo, incluyendo la cooperaci¨®n financiera.
De esta forma, las alianzas eficaces en la esfera p¨²blica son vehiculares para el resto de los objetivos de la Agenda 2030 y un motor para reforzar ese espacio euro-latinoamericano de valores compartidos en el marco de nuestra b¨²squeda com¨²n de un nuevo modelo global, basado en instituciones s¨®lidas, transparentes, que rinden cuentas y que gobiernan una econom¨ªa respetuosa con el planeta y que sirva a las personas, sin dejar a nadie atr¨¢s.
Tobias Jung Altrogge es director de Estrategia y Comunicaci¨®n de la FIIAPP (Fundaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica de Administraci¨®n y Pol¨ªticas P¨²blicas.
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