El Gandhi rijoso
Nada ha movido el talante conciliador del presidente. Ni Trump y sus provocaciones, ni los gobernadores de oposici¨®n, ni la prensa cr¨ªtica con y sin raz¨®n, ni los polic¨ªas inconformes
El presidente mexicano Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador es un pendenciero falso, un camorrista ficticio. Invariablemente est¨¢ dispuesto a subirse al ring con un nuevo adversario, siempre y cuando no se llegue a los golpes. La precisi¨®n es importante porque gran parte de la opini¨®n p¨²blica ha comprado la noci¨®n de que se trata de un hombre intr¨ªnsecamente rijoso, conflictivo por naturaleza. Pero si se revisa su pr¨¢ctica pol¨ªtica a lo largo de los primeros trece meses de Gobierno se observar¨¢ justamente lo contrario. Una vocaci¨®n pacifista que en ocasiones, incluso, puede llegar a exasperar a sus cr¨ªticos. Tal es el caso, por ejemplo, en los que miembros del Ej¨¦rcito o de la Guardia Nacional son retenidos por la fuerza por parte de colonos que se sienten agraviados; cuando se suscita el bloqueo de carreteras, v¨ªas de tren o acceso a recintos legislativos y aeropuertos por parte de manifestantes. Una y otra vez, el presidente ha insistido en que nada se arregle por la fuerza y s¨ª por la negociaci¨®n.
Muchos asumieron que el planteamiento de campa?a de L¨®pez Obrador de otorgar una amnist¨ªa a delincuentes por delitos menores y la promesa de no perseguir peces gordos de la corrupci¨®n del pasado obedec¨ªa a la b¨²squeda de alianzas y votos. Se dec¨ªa que, una vez en el poder, desencadenar¨ªa el resentimiento acumulado por tantas d¨¦cadas de oposici¨®n agraviada y lanzar¨ªa una cacer¨ªa de brujas en contra de sus enemigos hist¨®ricos. Se daba por descontado que sus llamados a una rep¨²blica amorosa formaban parte de una narrativa calculada para contradecir a los que afirmaban que era un peligro para M¨¦xico.
Sin embargo, lo que hemos visto ha sido un Gobierno que opera sin recato en tomar lo que le ofrecen sus muchos recursos pol¨ªticos, pero con una enorme capacidad para desmantelar conflictos puntuales. En tal sentido, ha resultado un camorrista enga?oso y, ciertamente, anticlim¨¢tico.
En algunos escenarios se daba por descontado que tras un a?o de Gobierno de L¨®pez Obrador, el pa¨ªs estar¨ªa en el caos, producto de la desestabilizaci¨®n provocada por una mir¨ªada de conflictos sociales. Lo que hemos visto una y otra vez es una praxis pol¨ªtica refractaria a la represi¨®n y al antagonismo en el terreno f¨ªsico.
Ni Trump y sus provocaciones, ni los gobernadores de oposici¨®n y sus protagonismos, ni la prensa cr¨ªtica con y sin raz¨®n, ni los polic¨ªas inconformes, ni los l¨ªderes campesinos decididos a colapsar las v¨ªas publicas, ni las marchas feministas o de comerciantes ambulantes con provocadores que da?an el patrimonio. Nada ha movido el talante conciliador del presidente.
?l sigue pele¨¢ndose todos los d¨ªas con la prensa que a su juicio distorsiona sus acciones y prop¨®sitos o con los conservadores que resisten y boicotean los cambios de la 4T, pero retira las manos cuando tales quejas pueden convertirse en un conflicto. Y ni que decir de la luna de miel, absolutamente inesperada, que sostiene con Donald Trump a pesar de las obvias condiciones objetivas que llevar¨ªan a una colisi¨®n permanente con el abusivo vecino (tema ya abordado en este espacio).
En medios cr¨ªticos se habla una y otra vez del autoritarismo de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. No obstante, el tema es mucho m¨¢s complejo que eso. Se trata de una rigidez propia de quien acu?a ideales inamovibles, la obstinaci¨®n cebada en los principios de alguien que est¨¢ convencido de ser el depositario de una misi¨®n hist¨®rica, el compromiso no negociable de hacer justicia al pueblo. Pero no es una rigidez que se alimente de un rasgo personal de car¨¢cter autoritario.
Basta observar en detalle algunas sesiones de la conferencia de prensa abierta que sostiene todos los d¨ªas, la llamada ¡°ma?anera¡±. Durante hora y media se somete a las preguntas sin cortapisas de los reporteros que se dan cita en Palacio Nacional; un grupo variopinto en el que abundan paleros que tratan de hacer m¨¦ritos, pero tambi¨¦n periodistas profesionales que hacen las preguntas inc¨®modas. Hay necios y protagonistas del micr¨®fono con intervenciones tramposas, farragosas, demag¨®gicas, amarranavajas o simplemente que repiten lo que se pregunt¨® el d¨ªa anterior. A todas ellas el presidente escucha de pie y responde pacientemente (demasiado he pensado en m¨¢s de una ocasi¨®n). Podr¨ªa uno entender que una persona intolerante y autoritaria resistiera la tentaci¨®n durante algunas sesiones y fuera capaz de fingir una ecuanimidad que no tiene. Pero tras casi 300 "ma?aneras" y m¨¢s de 7.000 preguntas sin un exabrupto o un coscorr¨®n verbal tendr¨ªamos que comenzar a entender que pese a la vehemencia de sus convicciones pol¨ªticas, el hombre est¨¢ dotado de un car¨¢cter naturalmente pac¨ªfico.
El ascenso a la presidencia y la enorme acumulaci¨®n de poder alcanzada por L¨®pez Obrador en tan corto tiempo, es un fen¨®meno complejo. Por lo mismo, cr¨ªticos y adversarios tendr¨ªan que darse cuenta que los ep¨ªtetos simplistas no ayudan a aquilatar lo qu¨¦ hay detr¨¢s de este fen¨®meno. El resentimiento y el odio al presidente impiden entender que la pr¨¦dica de una rep¨²blica amorosa, despu¨¦s de todo, no es una narrativa calculada sino la expresi¨®n de un rasgo de su personalidad. ?Una rusticidad anacr¨®nica? Quiz¨¢, pero indispensable para comenzar a entender qui¨¦n es L¨®pez Obrador, por qu¨¦ lleg¨® all¨ª y a d¨®nde va su 4T.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.