?D¨®nde queda la Agenda 2030 en el nuevo Gobierno?
No cabe duda de que la Agenda 2030, cuyo perfil pol¨ªtico se elev¨® en la anterior legislatura, goza de un lugar destacado en el nuevo Ejecutivo. No obstante, existe riesgo de reducci¨®n y fragmentaci¨®n
Esta semana hemos estrenado el Consejo de Ministros del primer Gobierno de coalici¨®n en el actual per¨ªodo democr¨¢tico, al que han sido convocados 11 ministras y otros tantos ministros, as¨ª como cuatro vicepresidentes. Se trata, sin duda, de un gobierno amplio (en carteras y vicepresidencias) si lo comparamos con los de los anteriores ejecutivos, lo que podr¨ªa sugerir un buen n¨²mero de solapamientos (al menos en potencia) y un importante reto en materia de coordinaci¨®n.
Una de las ¨¢reas en la que se da un cambio institucional importante es la de la Agenda 2030. Aunque esta se refiere, esencialmente, a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en la asamblea general de Naciones Unidas de 2015, bajo esta etiqueta se suelen empaquetar, tambi¨¦n, la agenda de cambio clim¨¢tico y la de financiaci¨®n global del desarrollo. Se trata pues, record¨¦moslo, de una agenda de desarrollo en el sentido m¨¢s amplio de la palabra (econ¨®mico, social, medioambiental, pol¨ªtico), llamada a moldear el conjunto de las pol¨ªticas tanto internas como externas.
Espa?a se sum¨® a esta agenda de forma proactiva, ya desde su gestaci¨®n, en los a?os previos a 2015, y bajo la presidencia del gobierno de Rajoy. En aquellos a?os se cre¨® una embajada en misi¨®n especial para la Agenda 2030, dependiente de la secretar¨ªa de Estado con responsabilidades en cooperaci¨®n internacional, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperaci¨®n. Su ubicaci¨®n institucional defin¨ªa por lo tanto una fuerte vinculaci¨®n con la pol¨ªtica de cooperaci¨®n internacional para el desarrollo, que pod¨ªa, si acaso, extenderse a otros planos de la pol¨ªtica exterior.
Con el presidente S¨¢nchez en la Moncloa, adem¨¢s de mantener la embajada en misi¨®n especial, se cre¨® un Alto Comisionado para la Agenda 2030, con rango de subsecretar¨ªa de Estado y dependiente de Presidencia del Gobierno. Esta opci¨®n posiblemente respond¨ªa de mejor manera al esp¨ªritu de la Agenda 2030, de car¨¢cter transversal y con vocaci¨®n de transformaci¨®n del conjunto de la acci¨®n interior (desde el modelo de crecimiento econ¨®mico hasta la igualdad de g¨¦nero) y exterior (la ayuda al desarrollo, s¨ª, pero tambi¨¦n la paz o la acci¨®n por el clima).
En los meses de actividad del Alto Comisionado se multiplicaron las referencias a los ODS en el discurso oficial. La ya conocida rosca de 17 colores (uno por cada ODS) prolifer¨® en las solapas de los representantes del Gobierno y de la Administraci¨®n
En los meses de actividad del Alto Comisionado, se produjo un giro importante hacia una comunicaci¨®n whole-of-government (todo el Gobierno) de la Agenda 2030. Se multiplicaron las referencias a los ODS en el discurso oficial. La ya conocida rosca de 17 colores (uno por cada ODS) prolifer¨® en las solapas de los representantes del Gobierno y de la Administraci¨®n, en perfiles de Twitter de ministerios varios (incluido el de Hacienda), y en la carteler¨ªa que acompa?a la rueda de prensa posterior a los Consejos de Ministros.
Sin embargo, tambi¨¦n surgieron dudas sobre la capacidad transformadora que se le pod¨ªa exigir a una instituci¨®n con escasos presupuesto y recursos humanos, y con rango inferior al de los ministerios cuya acci¨®n pol¨ªtica estaba llamada a coordinar, o incluso moldear. Asimismo, la prevalencia de los ODS y de la Agenda 2030 en el discurso del partido en el gobierno contrast¨® con su ausencia en la narrativa de los otros principales partidos del arco parlamentario, mostrando el poco recorrido que estaba teniendo esta agenda, en Espa?a, como pol¨ªtica de estado.
Podr¨ªa decirse que en el actual Ejecutivo, la Agenda 2030 sube de rango institucional, de un Alto Comisionado a una vicepresidencia, o incluso a dos (seg¨²n se mire), lo que supondr¨¢ tambi¨¦n, previsiblemente, un cambio en t¨¦rminos presupuestarios y de personal. Sin embargo, surgen tambi¨¦n nuevos retos. En primer lugar, la agenda se ubica formalmente en asuntos sociales, lo que podr¨ªa leerse como un cierto paso atr¨¢s conceptual, hacia una definici¨®n m¨¢s estrecha, y exclusivamente social, del desarrollo (m¨¢s propia de los ya superados Objetivos de Desarrollo del Milenio que de los ODS). El avance que supusieron los ODS, respecto de los ODM, al reconocer la vinculaci¨®n entre el sistema social y sus contextos econ¨®mico, medioambiental y pol¨ªtico, podr¨ªa verse limitado si la aplicaci¨®n de la Agenda 2030 en Espa?a se atrincherara en una vicepresidencia de contenido exclusivamente social y desvinculada de la acci¨®n econ¨®mica (que en m¨¢s de una ocasi¨®n tendr¨¢ que responder a otros objetivos, quiz¨¢s incluso contrarios al esp¨ªritu de los ODS).
En segundo lugar, adem¨¢s del riesgo de reducci¨®n, est¨¢ el de fragmentaci¨®n. Entre los debates y dilemas que precedieron el dise?o y aprobaci¨®n de los ODS estuvo el de la pertinencia de fusionar las agendas de desarrollo y clim¨¢tica (como finalmente ocurri¨®). Los detractores de esta opci¨®n tem¨ªan que la agenda clim¨¢tica acabara canibalizando la de desarrollo, relegando a un segundo plano los objetivos sociales. Y es que la coexistencia con la denominada vicepresidencia verde podr¨ªa llevar a una competici¨®n entre la agenda clim¨¢tica y la de desarrollo social.
En definitiva, no cabe duda de que la Agenda 2030, cuyo perfil pol¨ªtico se elev¨® en la anterior legislatura, goza de un lugar destacado en el nuevo Ejecutivo. No obstante, tambi¨¦n existe un riesgo de reducci¨®n, por una parte, y de fragmentaci¨®n, por otro, de la acci¨®n pol¨ªtica necesaria para su cumplimiento. La gesti¨®n de este riesgo requerir¨¢ esfuerzos ingentes de cohesi¨®n y coordinaci¨®n.
Iliana Olivi¨¦ es investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora de la Universidad Complutense de Madrid.
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