El baile del desalojo en Calais
En la Jungla de Calais, los desmantelamientos de los asentamientos migrantes se han convertido ya en una rutina que ocurre cada 48 horas
Son las ocho y media de la ma?ana de un s¨¢bado. La ciudad francesa de Grande Synthe todav¨ªa est¨¢ despert¨¢ndose mientras en torno a unas cuatrocientas personas seleccionan sus pertenencias m¨¢s esenciales y esperan frente a lo que ya se ha convertido en su hogar, la conocida como ¡°Jungla de Calais¡±. ¡°Aqu¨ª la gente est¨¢ siempre despierta¡±, valora Hugo Diehl, miembro del Observatorio de Derechos Humanos que lleva a?os documentando la evoluci¨®n de las condiciones de vida de estos asentamientos.
La hierba de La Jungla est¨¢ cubierta por una capa blanca debido a la bajada de las temperaturas durante la noche. A las ocho de la ma?ana hac¨ªa tan solo cuatro grados, aunque la sensaci¨®n t¨¦rmica era menor. Los migrantes del norte de Francia ya no se esconden entre los ¨¢rboles. Duwi (*), un joven de Eritrea ¡ªuna de?las nacionalidades m¨¢s comunes en los asentamientos¡ª explica: "Estamos cansados de que tiren nuestras tiendas y ya las dejamos fuera".
Esta mezcla de sensaciones, entre impotencia y frustraci¨®n, se reforz¨® cuando a finales del a?o, la polic¨ªa avis¨® a los migrantes de Calais de que el entierro de su amigo nigeriano de 24 a?os muerto por inhalaci¨®n de mon¨®xido de carbono en su tienda ser¨ªa a las cuatro de la tarde. A esa hora, cuando los j¨®venes llegaron a la incineradora, la polic¨ªa les dijo que el acto hab¨ªa tenido lugar una hora antes y que ya estaba terminado.
Y unos minutos despu¨¦s de las ocho y media, dos furgones militares con ocho agentes, un coche de la Polic¨ªa Nacional francesa y otro del Gobierno se presentaron en el lugar de los hechos.
As¨ª comenzaba otro de esos desmantelamientos que, d¨ªa s¨ª, d¨ªa no, se producen en los alrededores del puerto de Calais, donde desde 2015, cientos de migrantes esperan su oportunidad para entrar en Reino Unido y comenzar una nueva vida.
Cada 48 horas, la polic¨ªa limpia la zona
Los pobladores esperan a una distancia prudencial, distancia que seg¨²n Garniet es ¡°subjetiva, depende del asentamiento y de los agentes, puede que tengan que estar a 50 metros de distancia o pueden llegar a ser 200¡±.
Seg¨²n el informe del Observatorio de Derechos Humanos, en un a?o se realizaron m¨¢s de 738 evacuaciones, una cada 48 horas. Una rutina ya. ¡°Debes estar fuera de la zona habitada mientras se produce, porque en el momento en el que llegan los agentes de seguridad, todo lo que est¨¢ dentro de la misma se retira y se arroja a dos contenedores: uno en el que van las tiendas de campa?a y la basura recogida por el equipo de limpieza contratado por el Estado franc¨¦s; y otro, una furgoneta en donde se desechan los art¨ªculos personales y que se llevan a Ressourcerie de Calais, una tienda de segunda mano. Este es un acontecimiento absurdo porque los migrantes saben que va a haber un desmantelamiento. El otro d¨ªa uno le dijo a un agente que llegaban tarde, porque aparecieron una hora despu¨¦s de la prevista¡±, comenta Diehl.
Cuando la violencia es psicol¨®gica
El uso de la fuerza f¨ªsica no es el mayor de los problemas en los asentamientos de Dunkerque y Calais, sino la violencia psicol¨®gica que los migrantes sufren diariamente. Por una parte, estas evacuaciones coinciden con el reparto de desayuno que las organizaciones francesas Salam y La Vie Active distribuyen por encargo del gobierno franc¨¦s. ¡°De 9 a 11 se distribuye desayuno, pero esto les confunde porque saben que, a las mismas horas, algo bueno y algo malo est¨¢ pasando en la ciudad de la mano del mismo Gobierno¡±, comenta Diehl.
De ah¨ª que las perspectivas de los migrantes se vuelvan en contra: "El sistema de asilo en Francia no funciona¡±, asegura un hombre pakistan¨ª, otra de las nacionalidades m¨¢s comunes. ¡°Mienten y te enga?an. Yo ped¨ª asilo hace ya un a?o y todav¨ªa no se nada del proceso". Esta falta de comunicaci¨®n desde el Estado franc¨¦s se visibiliza tambi¨¦n en los ya mencionados autobuses que trasladan a los migrantes de los asentamientos a los distintos centros de acogida del norte del pa¨ªs. ¡°Se llenan, pero los ocupantes no saben ni a d¨®nde van, a veces hasta hay m¨¢s personas que asientos y tienen que estar por los pasillos¡±, asegura Diehl. ¡°Los migrantes suelen acceder a subirse a los autobuses porque saben que pueden descansar en un centro durante tres d¨ªas sin tener que solicitar asilo ni poner tus huellas dactilares, por lo que van ¨²nicamente para recuperar fuerzas y regresar¡±.
En poco m¨¢s de dos horas, la limpieza del primer asentamiento de Calais estaba hecha. Y los residentes regresan a lo que consideran su hogar mientras ven a las patrullas policiales marchar al siguiente campo. As¨ª hasta limpiar las seis zonas habitadas en Calais y en Dunkerque. Todos saben que, en menos de 48 horas, volver¨¢n a ser desalojados.
Los autores pertenecen a la Fundaci¨®n Por Causa
(*) Los nombres utilizados en este reportaje son seud¨®nimos para proteger la identidad de las personas
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