El reto de Chile
Las revueltas sociales se unen al descr¨¦dito de la clase pol¨ªtica
La ola de protestas populares que surgi¨® en octubre en Chile y que a¨²n contin¨²a, con menor intensidad debido al periodo estival, ha colocado al pa¨ªs sudamericano ante varias encrucijadas que, de no solucionarse, pueden desestabilizar el futuro a corto plazo de uno de los pa¨ªses m¨¢s estables de Am¨¦rica Latina desde que recuper¨® la democracia.
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Las revueltas sociales han golpeado el crecimiento de la econom¨ªa chilena el pasado a?o. El Banco Central estima que el incremento del PIB ser¨¢ la mitad de lo que hab¨ªa proyectado. Antes del estallido social se esperaba un aumento del 2,5%, mientras que las ¨²ltimas predicciones apuntan al 1,2%, colocando la econom¨ªa chilena en el peor momento de la ¨²ltima d¨¦cada. Es significativo que la peque?a mejora que se registr¨® en diciembre con respecto a los dos meses previos coincidiera con un ambiente de menor tensi¨®n y con protestas decrecientes.
Las pr¨®ximas semanas, sin embargo, ser¨¢n decisivas. En marzo comienza el a?o acad¨¦mico, se han convocado manifestaciones feministas multitudinarias con motivo del D¨ªa Internacional de la Mujer y se anuncia un rebrote con fuerza de las protestas con vistas al 26 de abril, fecha en la que el pa¨ªs celebrar¨¢ el plebiscito para la reforma de la Constituci¨®n, redactada bajo la dictadura de Augusto Pinochet. Ser¨¢, pues, un momento importante para comprobar c¨®mo responde el Gobierno de Sebasti¨¢n Pi?era, que cumple la mitad de su mandato, a un nuevo desaf¨ªo de orden p¨²blico.
Pese a que las revueltas han bajado de intensidad y no se registran grandes manifestaciones como las de octubre y noviembre, se siguen produciendo protestas, que son en muchos casos reprimidas de una manera que cuestiona la actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad p¨²blica. Desde que se iniciaron las manifestaciones, m¨¢s de 23.000 personas han sido detenidas, aunque la mayor¨ªa fueron puestas posteriormente en libertad. La semana pasada, siete polic¨ªas fueron suspendidos por dar una paliza a un joven de 18 a?os. Son alarmantes tambi¨¦n las denuncias de persecuci¨®n, conocidas como ¡°funas¡±,?focalizadas en una persona en particular, tanto en la calle como en las redes sociales. El Gobierno de Chile debe dar plenas garant¨ªas de que las manifestaciones no se van a saldar, de nuevo, con una represi¨®n desproporcionada o brutal, que solo servir¨ªa para agudizar la tensi¨®n de una sociedad que ya esta crispada y que exige respuestas pol¨ªticas.
Chile es ahora un pa¨ªs en el que el descr¨¦dito y la desconfianza con las instituciones alcanzan cotas alarmantes. Solo un 5% conf¨ªa en el Gobierno y solo un 6% aprueba la gesti¨®n del presidente Pi?era. Apenas un 2% se f¨ªa de los partidos, tanto del oficialismo como de la oposici¨®n, carente de un liderazgo claro. En el sector privado, las cosas no van mejor: solo el 7% de los chilenos conf¨ªa en las empresas. La clase pol¨ªtica de Chile, un pa¨ªs que se ha caracterizado durante las ¨²ltimas d¨¦cadas por ser una referencia en Am¨¦rica Latina por su transici¨®n pol¨ªtica de una dictadura a una democracia, tiene ante s¨ª un desaf¨ªo formidable: responder a las demandas de sus ciudadanos y devolverles el aprecio por sus instituciones.
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