Elecciones en sesi¨®n continua
Pol¨ªticos sensatos, pongan orden en estos alocados calendarios y echen el freno para no perjudicar a nuestro sistema constitucional
?Recuerdan, los que est¨¦n en edad de recordarlo, las sesiones de cine en sesi¨®n continua? Quiz¨¢s a¨²n exista alguna, no lo s¨¦, pero creo que han pasado a la historia o bien todas las sesiones lo son. En todo caso, para quien no lo sepa, eran las sesiones de aquellas salas de cine que proyectaban dos pel¨ªculas ininterrumpidamente o s¨®lo, entre una y otra, sin abrir las luces, se pod¨ªa ver alg¨²n documental, pel¨ªculas de dibujos o el No-Do. Total, que por un duro te tirabas toda la tarde. Pues a m¨ª la profusi¨®n de tantas elecciones me recuerda a las antiguas sesiones continuas. Es un no parar.
En menos de un a?o, se han celebrado dos elecciones generales, unas europeas, unas locales, 12 auton¨®micas, y, ahora, el 5 de abril se han anunciado por sorpresa las del Pa¨ªs Vasco y Galicia. Y despu¨¦s vendr¨¢n, nadie lo duda, las catalanas. Un atrac¨®n de elecciones que puede llegar a indigestar a los ciudadanos y deteriorar el funcionamiento regular de las instituciones, de todas las instituciones, sea del tipo y ¨¢mbito que sean.
Cualquier elecci¨®n, como sabemos, supone movilizaciones y par¨¢lisis, todo a la vez aunque parezca parad¨®jico. Moviliza a los partidos, medios de comunicaci¨®n y opini¨®n p¨²blica, pero paraliza Gobiernos, Parlamentos, Administraciones, otros organismos p¨²blicos y hasta asociaciones o empresas privadas. Tantas veces hemos o¨ªdo la consabida frase de ¡°esto lo dejamos para despu¨¦s de las elecciones¡¡±, bien sea un acuerdo, una subvenci¨®n, un permiso, un acto p¨²blico o una inversi¨®n. Un pa¨ªs pendiente, en m¨¢s o en menos, de unos determinados resultados electorales. Eso no es bueno.
Es obvio que en una democracia debe haber elecciones pero quiz¨¢s podr¨ªamos ordenar un poco el d¨ªa que deben celebrarse. Ya s¨¦ que no es f¨¢cil. Pero tambi¨¦n soy consciente de las interferencias que producen en las instituciones p¨²blicas y la fatiga que causan a los ciudadanos. Si a ello le juntamos el desprestigio creciente y peligroso de la pol¨ªtica y de los pol¨ªticos, los efectos pueden contribuir al deterioro de la democracia.
Para solucionar un problema se debe ser primero consciente del mismo. Quiz¨¢s hemos tocado techo, en las elecciones generales de noviembre la participaci¨®n ha sido bastante menor que en las de abril, debemos extraer consecuencias. Incluso, cuando se comprueba que se disuelven las C¨¢maras anticipadamente por t¨¢cticas y estrategias que interesan a los partidos en el poder ¡ªcomo es el caso de los comicios vascos, gallegos y catalanes¡ª y no por motivos de inter¨¦s p¨²blico. Todo ello contribuye al desprestigio de las instituciones democr¨¢ticas.
Pi¨¦nsenlo los pol¨ªticos sensatos, pongan orden en estos alocados calendarios y echen el freno para no perjudicar a nuestro sistema constitucional.
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