Una sonda desvela el mundo m¨¢s lejano y antiguo del sistema solar
'New Horizons' retrata Arrokoth, en el cintur¨®n de Kuiper, a 6.000 millones de kil¨®metros de la Tierra
El 1 de enero de 2019 sucedi¨® un momento hist¨®rico al que nadie pudo asistir. La sonda rob¨®tica New Horizons sobrevol¨® un cuerpo g¨¦lido y totalmente desconocido a m¨¢s de 6.000 millones de kil¨®metros de la Tierra, el objeto celeste m¨¢s antiguo y lejano jam¨¢s visitado por una nave.
Hoy se publican todos los datos recogidos por la sonda de la NASA de aquel sobrevuelo. En conjunto ofrecen a cualquier terr¨ªcola la sensaci¨®n de visitar ¡ªaunque sea con la imaginaci¨®n¡ª un lugar del sistema solar al que nunca podr¨¢ llegar de otra forma.
Ultima Thule, ahora rebautizado Arrokoth, que significa cielo en la lengua de los indios norteamericanos, es un peque?o mundo de 36 kil¨®metros de lado formado por dos grandes esferas achatadas unidas por un estrecho cuello. Es uno de los millones de objetos que forman el cintur¨®n de Kuiper, un disco de escombros de tama?os muy diferentes ¡ªPlut¨®n es tal vez el m¨¢s famoso¡ª que se extiende m¨¢s all¨¢ de la ¨®rbita de Neptuno durante cientos de millones de kil¨®metros, hasta los confines del sistema solar.
La temperatura m¨¢xima en verano en Arrokoth es de unos 200 grados bajo cero debido a la poca luz solar que llega, equiparable a la de una habitaci¨®n sombr¨ªa, explica a Materia John Spencer, uno de los l¨ªderes cient¨ªficos de la misi¨®n. ¡° La superficie de este mundo es muy suave y de color rojo oscuro. Apenas hay colinas bajas y muy pocos cr¨¢teres de impacto. La fuerza de gravedad es tan baja, unas 1.000 veces menor que en la Tierra, que si saltases fuerte podr¨ªas volar de la superficie y salir al espacio¡±, resalta Spencer.
New Horizons pas¨® a unos 3.500 kil¨®metros de distancia de la superficie de Arrokoth, pero sus c¨¢maras pudieron retratarlo con detalle, de forma que cada p¨ªxel representa unos 30 metros.
Los resultados cient¨ªficos de esta parte de la misi¨®n, publicados hoy en la prestigiosa revista Science, muestran que Arrokoth se form¨® hace m¨¢s de 4.000 millones de a?os, cuando el sistema solar a¨²n estaba en formaci¨®n en torno a un Sol muy joven. A juzgar por los pocos cr¨¢teres de impacto que hay en su superficie los expertos creen que el objeto ha permanecido casi intacto desde entonces y por tanto puede explicar muy bien c¨®mo fueron los primeros pasos para la formaci¨®n de planetesimales, peque?os amasijos de polvo y tierra que, al aglutinarse, acabaron formando todos los planetas del sistema solar.
Los cient¨ªficos de la misi¨®n explican que objetos como este comenzaron a formarse por la ¡°coagulaci¨®n¡± de peque?¨ªsimos fragmentos m¨¢s peque?os que lentejas que orbitaban en la nube de gas y polvo que rodeaba al Sol. Los co¨¢gulos en esta zona m¨¢s externa de la nube fueron uni¨¦ndose hasta formar dos objetos kilom¨¦tricos que finalmente se encontraron a una velocidad no muy superior a la de una persona caminando, lo que finalmente form¨® este cuerpo con sus dos caracter¨ªsticas protuberancias con forma de esfera aplastada.
¡°Esto nos da una visi¨®n mucho m¨¢s clara de c¨®mo se formaron todos los planetas, incluida la Tierra¡±, resalta Spencer. ¡°Esa fusi¨®n delicada apoya nuestra idea de que los planetesimales se formaron por el colapso gravitatorio de peque?as nubes de polvo. Las colisiones eran tan suaves que permitieron que diferentes objetos que orbitaban a poca distancia se fundiesen, en lugar de tratarse de la colisi¨®n de objetos m¨¢s lejanos por choques m¨¢s violentos¡±, a?ade.
Una vez formados los planetas, el sistema solar joven vivi¨® una etapa de enorme violencia. Los planetas gigantes, que se hab¨ªan formado m¨¢s cerca del Sol, migraron y arrastraron consigo una enorme cantidad de objetos m¨¢s peque?os. En el cintur¨®n de Kuiper hay muchos de este tipo.
"Hoy d¨ªa se sabe que todos los planetas han migrado, en mayor o menor medida, unos un poco hacia adentro y otros hacia afuera en la ¨²ltima etapa de formaci¨®n del sistema solar", detalla Jos¨¦ Luis Ortiz, del Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa. "Neptuno migr¨® hacia afuera una distancia seis veces mayor que la de la Tierra al Sol. Se supone que hubo un periodo de gran inestabilidad din¨¢mica que produjo una r¨¢pida migraci¨®n planetaria y un abrupto bombardeo de planetesimales hacia el interior y tambi¨¦n eyecci¨®n hacia el exterior. En este proceso, gran cantidad de planetesimales ricos en agua y compuestos org¨¢nicos pudieron chocar contra la Tierra y quiz¨¢ favorecer la formaci¨®n de la vida, pero esto es muy especulativo", detalla.
Los resultados de los estudios muestran que Arrokoth es en cambio un objeto ¡°cl¨¢sico¡±, es decir, que tiene una ¨®rbita muy circular y se form¨® justo en este punto de las afueras del sistema solar sin ser arrastrado por ning¨²n planeta, lo que aumenta su valor como c¨¢psula del tiempo casi intacta de los or¨ªgenes del sistema solar.
Otro de los estudios se centra en el intenso color rojo de Arrokoth, que indica que contiene compuestos org¨¢nicos, entre ellos metanol, un tipo de alcohol. ¡°Su formaci¨®n se debe al impacto de los rayos c¨®smicos y la radiaci¨®n ultravioleta en compuestos org¨¢nicos¡±, explica Silvia Protopapa, coinvestigadora de New Horizons. No se ha encontrado hielo de agua ¡ªs¨ª de metano¡ª pero es posible que en el pasado lo hubiera. Una de las explicaciones para la presencia de metanol es que sea producto de la descomposici¨®n de hielo de agua y de metano por el impacto de la radiaci¨®n. Sea como sea, se?ala Protopapa, la presencia de compuestos org¨¢nicos no basta para la existencia de vida. Arrokoth es simplemente demasiado fr¨ªo para que esta pueda surgir.
En estos momentos New Horizons sigue cruzando el cintur¨®n de Kuiper, donde ha observado m¨¢s de 20 objetos desde 2015, explica Spencer. ¡°Todos ellos los ha visto a una distancia de m¨¢s de 10 millones de kil¨®metros, as¨ª que son apenas puntos de luz para sus c¨¢maras. No obstante nos sirven para saber en qu¨¦ sentido rotan, si tienen lunas y para entender mejor c¨®mo son de comunes en esta regi¨®n los objetos como Arrokoth. Seguiremos observando objetos como estos durante varios a?os hasta que dejemos el cintur¨®n y nos acerquemos a la frontera del sistema solar, donde comienza el espacio interestelar. La nave tiene suficiente energ¨ªa como para seguir funcionando durante la pr¨®xima d¨¦cada, as¨ª que esperamos a¨²n muchos descubrimientos¡±. Resalta.
El ge¨®logo planetario David Jewitt, de la Universidad de California, opina que deber¨ªan planearse nuevas misiones ya no para atravesar el cintur¨®n de Kuiper, sino para quedarse en ¨¦l explorando toda su variedad de cuerpos. En esta desconocida regi¨®n del sistema solar puede esconderse un descubrimiento sin precedentes: el noveno planeta del sistema solar que los astr¨®nomos buscan desde hace a?os y de cuya existencia solo hay pruebas indirectas, por sus posibles efectos gravitatorios en otros cuerpos. Hewitt cree que merece la pena invertir en misiones dise?adas para orbitar planetas enanos de esta regi¨®n como Plut¨®n o Eris, o incluso dise?ar naves capaces de ¡°saltar de uno a otro¡±, como hizo la sonda Dawn, que viaj¨® de Ceres a Vesta, dos cuerpos del cintur¨®n de asteroides, que se extiende entre Marte y J¨²piter. La energ¨ªa solar es tan d¨¦bil y las distancias entre cuerpos tan inmensas que probablemente sean necesarios motores nucleares, razona. ¡°Tecnol¨®gicamente, probablemente podr¨ªamos hacerlo. Solo nos falta visi¨®n cient¨ªfica y compromiso pol¨ªtico para que esta misi¨®n pueda hacerse realidad¡±, escribe.
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