Secretar¨ªa de Cooperaci¨®n ?con o sin Iberoam¨¦rica?
La nueva estructura para gestionar la ayuda internacional parece m¨¢s coherente con el actual perfil de Espa?a en el mundo
Hace pocos d¨ªas, tomaban posesi¨®n los cuatro nuevos Secretarios de Estado de un Ministerio de Asuntos Exteriores, Uni¨®n Europea y Cooperaci¨®n reestructurado para esta legislatura. Entre otros cambios, desaparece la Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica y el Caribe (SECIPIC). A la vez que se recupera la Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n Internacional (SECI), las relaciones con Am¨¦rica Latina se trasladan a la Secretar¨ªa de Estado de Asuntos Exteriores que pasa a incorporar Iberoam¨¦rica y el Caribe en su t¨ªtulo.
La reestructuraci¨®n del ministerio ha generado una cierta agitaci¨®n en los peque?os sectores de la cooperaci¨®n espa?ola, los analistas del desarrollo y de las relaciones internacionales y los latinoamericanistas.
Entre los latinoamericanistas se da una cierta divisi¨®n entre los que consideran que Am¨¦rica Latina pierde peso pol¨ªtico en esta nueva visi¨®n pol¨ªtica, al subsumirse en una Secretar¨ªa de Estado de la que depender¨¢n las relaciones con el resto del mundo (menos con la Uni¨®n Europea). Otros, sin embargo, se felicitan de que se reconozca formalmente la realidad de unas relaciones con la regi¨®n que trascienden, con mucho y desde hace mucho, la esfera de la cooperaci¨®n al desarrollo.
Sin embargo, entre las ONG para el desarrollo, activistas y analistas del sector, la noticia de la creaci¨®n de una Secretar¨ªa de Cooperaci¨®n ha sido acogida con entusiasmo y se identifica con un mayor peso pol¨ªtico para esta parte de la acci¨®n exterior en esta legislatura.
Dejando de lado las implicaciones para las relaciones pol¨ªticas con Am¨¦rica Latina, o la pertinencia pol¨ªtica de una Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n Internacional (dado el cometido de multiplicar por 2,5 los presupuestos de ayuda de aqu¨ª a fin de legislatura), este debate enlaza con otro ya algo antiguo acerca de la orientaci¨®n geogr¨¢fica de la cooperaci¨®n espa?ola.
Y es que esta peque?a escisi¨®n puede entenderse tambi¨¦n como el reconocimiento, no solamente del mapa actual de la proyecci¨®n exterior de Espa?a, sino tambi¨¦n de la orientaci¨®n geogr¨¢fica de su ayuda.
Hace un par de a?os, public¨¢bamos en el Real Instituto Elcano, un trabajo que, sirvi¨¦ndose del ?ndice Elcano de Presencia Global, desmenuzaba la proyecci¨®n exterior de Espa?a por destinos. Los resultados del estudio revelaban que la proyecci¨®n en Am¨¦rica Latina no llega al 14% del total; una cifra muy por debajo del 61% proyectado hacia Europa y equivalente a la presencia espa?ola en el Reino Unido, solamente.
Para las ONG de desarrollo, activistas y analistas del sector, la noticia de la creaci¨®n de una Secretar¨ªa de Cooperaci¨®n ha sido acogida con entusiasmo y se identifica con un mayor peso pol¨ªtico para esta parte de la acci¨®n exterior en esta legislatura
M¨¢s sorprendentemente a¨²n, se estar¨ªa replicando una situaci¨®n similar en lo que se refiere a la ayuda al desarrollo. Existe la percepci¨®n generalizada de que Espa?a ha sido tradicionalmente un donante a contracorriente, volcado en una Am¨¦rica Latina de renta media mientras que la agenda global y el conjunto de la comunidad internacional se centraban en un ?frica y un Asia extremadamente pobres y, por lo tanto, con mayores necesidades. No obstante, en un an¨¢lisis sobre el perfil de Espa?a como donante, observ¨¢bamos que, en realidad, la cooperaci¨®n espa?ola ha sido relativamente cumplidora de la agenda global (al menos de su letra), incluyendo una reducci¨®n relativa de la ayuda espa?ola a la regi¨®n latinoamericana (para dirigirse a otras zonas).
Es m¨¢s, debemos tener en cuenta que nuestra forma de mirar el perfil geogr¨¢fico de los donantes de la Uni¨®n Europea (mirada que tomamos del m¨¦todo de la OCDE) ignora c¨®mo se distribuyen los fondos que los Estados miembros canalizan por la v¨ªa de las instituciones europeas. Este hecho es particularmente relevante a la hora de analizar el perfil de Espa?a por dos motivos. En primer lugar, la fuerte ca¨ªda de los fondos de la cooperaci¨®n espa?ola en la ¨²ltima d¨¦cada ha elevado a la mitad el volumen de ayuda espa?ola canalizado v¨ªa UE (precisamente por tratarse de contribuciones obligatorias). En segundo lugar, los principales destinos de estos fondos (b¨¢sicamente, la vecindad europea y ?frica Subsahariana) difieren sensiblemente de los de la ayuda bilateral espa?ola. Por estos dos motivos, si imputamos el reparto geogr¨¢fico de estos fondos UE a la ayuda espa?ola, nos encontramos con que, recibiendo 30% de la ayuda total, ?frica es, de facto, su regi¨®n prioritaria.
Con la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la comunidad internacional puso el foco en ?frica y, en menor medida, Asia, al designar como prioritarios para la ayuda mundial los pa¨ªses menos adelantados (PMA). M¨¢s all¨¢ de que Espa?a u otros donantes sigan con mayor o menor entusiasmo la recomendaci¨®n de desviar la ayuda desde los pa¨ªses de renta media (PRM) hacia los PMA, se da la circunstancia de que buena parte Am¨¦rica Latina y el Caribe est¨¢ abandonando, poco a poco, la lista de pa¨ªses receptores de ayuda oficial al desarrollo (AOD).
Si bien por el momento solo se han graduado Chile y Uruguay, los pa¨ªses de la regi¨®n se agolpan ahora en la categor¨ªa de renta media-alta (21 pa¨ªses), cinco se encuentran en la de renta media-baja y solo Hait¨ª se ubica entre los menos adelantados. Es m¨¢s, de entre los pa¨ªses de renta media alta, Argentina, Costa Rica, Panam¨¢, Venezuela y Antigua y Barbuda registran, todos ellos, rentas per c¨¢pita superiores a los 11.500 d¨®lares EE UU al a?o y, por lo tanto, se sit¨²an ya en el borde de la horquilla de renta que define a los pa¨ªses receptores de ayuda.
En definitiva, los ¨²ltimos secretarios de Estado de Cooperaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica y el Caribe tuvieron bajo su responsabilidad dos carteras (una geogr¨¢fica y otra sectorial) crecientemente desligadas. Adem¨¢s, vistos estos datos, todo parece pronosticar que esta divisi¨®n se har¨¢ m¨¢s profunda en los pr¨®ximos a?os. En esta bicefalia, la pol¨ªtica de cooperaci¨®n (estructural y de largo plazo) ten¨ªa pocas probabilidades de capturar la atenci¨®n de su Secretario de Estado, al contrario que la cartera geogr¨¢fica (m¨¢s propensa, por definici¨®n, a urgencias y sobresaltos). En este sentido, no solamente una Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n le da a esta pol¨ªtica la atenci¨®n que necesita para su recuperaci¨®n y reestructuraci¨®n. Tambi¨¦n parece m¨¢s coherente con el actual perfil de Espa?a, y su ayuda, en el mundo.
Iliana Olivi¨¦, Investigadora principal del Real Instituto Elcano y Profesora de la Universidad Complutense de Madrid.
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