Tiempos de ruido y furia
Ha dejado de haber acuerdo sobre los principios encargados de regular los desacuerdos. As¨ª no hay forma de mediar en el pluralismo de valores
Estoy reci¨¦n aterrizado de un congreso internacional sobre el fen¨®meno del populismo. El t¨ªtulo elegido por los organizadores ya dio la pauta sobre la forma en la que hemos enmarcado el fen¨®meno: Tiempos irascibles: populismo y el descontento con la democracia. No teman, no voy a resum¨ªrselo. Pero s¨ª me gustar¨ªa dar dos brochazos a partir del propio t¨ªtulo. Sobre todo, porque encajan como un guante con nuestra propia pol¨ªtica nacional. De hecho, la coincidencia entre algunas de las intervenciones y el alboroto que en esos mismos momentos se produjo en nuestro Congreso con motivo de la pol¨¦mica reuni¨®n entre ?balos y la vicepresidenta venezolana me confirmaron que, en efecto, vivimos en eso que Pankaj Mishra defini¨® como la Edad de la ira. Por limitarnos a Espa?a, aqu¨ª tambi¨¦n todo el mundo parece estar furioso: la oposici¨®n, los campesinos, los independentistas y sus opositores, los barceloneses por la absurda cancelaci¨®n del Mobile. El ruido y la furia, algunas m¨¢s justificadas que otras, lo invaden todo.
No se limiten a echar la culpa al populismo, este no es m¨¢s que uno de los instrumentos de los que algunos sectores de la poblaci¨®n se han valido para hacer m¨¢s visible su malestar. Adem¨¢s, en algunas de sus versiones ya est¨¢ de retirada. Venezuela es quiz¨¢ el mejor ejemplo de r¨¦gimen zombi. El populismo sigue siendo un marr¨®n para la democracia, pero es a esta ¨²ltima a quien debemos mirar; no deja de ser una respuesta a sus muchos problemas. Quiz¨¢, y sobre esto hab¨ªa coincidencia, porque el hasta ahora ajuste virtuoso entre sus elementos democr¨¢ticos y liberales se ha hecho pedazos. Lo malo es que no sabemos bien c¨®mo dar de nuevo con el adecuado balance entre soberan¨ªa popular y los mecanismos liberales de control del poder. O entre la necesaria gesti¨®n tecnocr¨¢tica y la atenci¨®n a las demandas ciudadanas, algo que contribuye a emborronar el famoso Gobierno multinivel.
¡°Tengo una mala y una buena noticia¡±, dijo el veterano profesor franc¨¦s Yves M¨¦ny. ¡°La mala es que la democracia est¨¢ en crisis; la buena es que siempre lo ha estado¡±. La peor de todas es que el autor m¨¢s citado del congreso fue Carl Schmitt. Y no por casualidad. La actual crisis de nuestro anterior modelo seguramente resida en el faccionalismo que todo lo inunda, en la dial¨¦ctica amigo/enemigo, que ahora adem¨¢s se envuelve en permanentes guerras culturales. El perdedor, lo vimos en el frustrado impeachment a Trump, son los sacrosantos principios normativos de la democracia, pisoteados en el Senado estadounidense. El bien o el mal no lo decide la naturaleza de las conductas, lo deciden los votos. Bueno es lo que hacen los nuestros, malo es lo de ellos. Moral tribal se llama a este s¨ªndrome. Apl¨ªquenlo al caso catal¨¢n o a lo que sea, siempre funciona. Ha dejado de haber acuerdo sobre los principios encargados de regular los desacuerdos. As¨ª no hay forma de mediar en el pluralismo de valores o en el choque de intereses; sin ¨¢rbitro no hay partido. Y encima, si los procedimientos o instituciones democr¨¢ticas no me dan la raz¨®n, me enfurezco, cuando lo que de verdad deber¨ªa irritarnos es esa absolutizaci¨®n de los intereses de parte. Ya ven, yo tambi¨¦n ando cabreado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.