La cient¨ªfica portuguesa que invent¨® el microchip ecol¨®gico
Referente en un pa¨ªs donde la mayor¨ªa de estudiantes de ciencias son mujeres, Elvira Fortunato se sit¨²a desde Portugal a la vanguardia mundial de la electr¨®nica verde, m¨¢s sostenible y clave para el Internet de las cosas
NO HAY QUE viajar a Silicon Valley para saber lo ¨²ltimo en electr¨®nica. Ni estudiar en el MIT para inventarse microchips. De hecho, no hace falta ni salir de tu barrio. No, al menos, en el caso de Elvira Fortunato, la cient¨ªfica que sin salir de casa cre¨® el chip de papel.
¡°Soy Fortunato de nombre y afortunada en la vida¡±, se presenta. ¡°Nac¨ª en Almada [ciudad dormitorio de Lisboa] en 1964, estudi¨¦ en Almada y trabajo en Almada. Jam¨¢s tuve que viajar a Jap¨®n o Estados Unidos para conseguir la excelencia. Los electrones portugueses son iguales a los americanos o japoneses. Eso s¨ª, nos falta dinero y apostar por la meritocracia¡±.
Fortunato dirige el Centro de Investigaci¨®n de los Materiales de la Facultad de Ciencias y Tecnolog¨ªa de la Universidad Nova de Lisboa, de la que es vicerrectora. Sus materiales de trabajo son siempre sostenibles y baratos. Su laboratorio es un referente en electr¨®nica transparente (con circuitos transparentes) y en electr¨®nica de papel. Un centenar de personas trabajan en ¨¦l, la gran mayor¨ªa mujeres. Otro t¨®pico que cae. Las portuguesas no son fadistas, son cient¨ªficas. En Portugal, el 57% de los estudiantes de ciencias, matem¨¢ticas y computaci¨®n son mujeres. En Jap¨®n, el 25%; en Alemania, el 38%. No hay otro pa¨ªs de la OCDE con tantas estudiantes de ciencias como Portugal.
Hace 12 a?os que Fortunato alcanz¨® su excelencia cient¨ªfica al desarrollar los chips de papel, econ¨®micos, ecol¨®gicos y fundamentales para el Internet de las cosas, la dimensi¨®n online aplicada a lo cotidiano. Medicinas y alimentos pueden llevar incorporados estos chips que nos revelar¨¢n, por ejemplo, su caducidad, o podremos detectar por d¨®nde anda un paquete perdido; son funciones b¨¢sicas cuyo coste ser¨ªa inviable con chips de silicio, nacidos para mover potentes ordenadores a velocidad de v¨¦rtigo. ¡°Es absurdo instalar un chip de ordenador en una botella de leche para detectar si est¨¢ mala. Un chip de papel lo hace a un precio mucho m¨¢s barato¡±.
El respeto al medio es clave en su enfoque. En el chip de papel, por ejemplo, ha conseguido sustituir el silicio por el ¨®xido de zinc, m¨¢s abundante que la arena y sin toxicidad. Y ya ni siquiera el papel de los chips proviene de los ¨¢rboles. Las bacterias de la mosca del vinagre se encargan de crear la celulosa que necesita la investigadora. Los t¨®neres de las impresoras tampoco son de tinta, sino de cera, que con el calor imprime los circuitos deseados. Las pruebas se cuelgan en las paredes del laboratorio con pinzas de ropa, pero de las de madera.
Obsesionada por que la investigaci¨®n cient¨ªfica sea ¨²til, acaba de cofundar el AlmaScience, un laboratorio colaborativo con las empresas. ¡°Se trata de salvar el valle de la muerte: el espacio que separa a la universidad de la empresa¡±, anuncia. ¡°Uno de los proyectos es utilizar el papel en el ¨¢rea de la salud, en sensores de diagn¨®stico r¨¢pido como los que miden la glucosa, el colesterol o el ¨¢cido ¨²rico¡±. Uno de los logros de su tarea hasta el momento ha sido avanzar en la integraci¨®n de diversas funciones en un solo chip, superando el modelo de los circuitos de un solo uso. Fortunato acumula logros y respaldo p¨²blico. Su ¨²ltimo proyecto fue subvencionado por la Uni¨®n Europea con 3,5 millones de euros. ¡°La electr¨®nica verde ahora es la estrategia green deal de la pr¨®xima legislatura de la Uni¨®n Europea¡±, se?ala.
La vida de Elvira Fortunato gira en torno a la ciencia. Tanto en el laboratorio como en casa. Su marido, Rodrigo Martins, trabaja en su mismo campo cient¨ªfico, y su hija es biotecn¨®loga. ¡°Mi trabajo es un placer, c¨®mo no compartirlo en casa. Siempre hay novedades para comentar¡±.
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