El cementerio que convirti¨® a los neandertales en humanos
El hallazgo de un nuevo esqueleto en el yacimiento iraqu¨ª de Shanidar reafirma la idea que los neandertales enterraban a sus muertos con rituales sofisticados
En el a?o 2020, 400 siglos despu¨¦s del ocaso neandertal, cuesta imaginar un encuentro con otra especie humana, casi como nosotros, pero no del todo. Hace 100.000 a?os, en Oriente Medio, las dos especies se cruzaron y tuvieron encuentros sexuales que han quedado grabados en nuestro genoma y en varias cuevas de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica se han encontrado obras de arte de 65.000 a?os realizadas por neandertales. Ahora, se sabe que compartimos la Tierra con unos seres que tambi¨¦n ten¨ªan lenguaje y pensamiento simb¨®lico y que sucumbieron poco despu¨¦s de nuestra llegada a la Europa que habitaban. Pero aquella especie extinguida no tuvo siempre el marchamo de humanidad.
En la d¨¦cada de 1950, en la Cueva de Shanidar, en el kurdist¨¢n iraqu¨ª, el arque¨®logo estadounidense Ralph Solecki descubri¨® parte de los esqueletos de diez neandertales de ambos sexos y distintas edades. Algunos ten¨ªan restos de polen a su alrededor que Solecki atribuy¨® a ritos funerarios en los que los allegados del muerto le honraban con flores. Adem¨¢s, entre aquellos esqueletos, se encontr¨® el de un hombre tuerto y manco que sobrevivi¨® durante a?os con su minusval¨ªa. Los neandertales eran una especie solidaria con sus cong¨¦neres.
En el yacimiento iraqu¨ª hay restos de flores que los neandertales utilizar¨ªan para honrar a sus muertos
Aquel descubrimiento y su interpretaci¨®n humaniz¨® a la especie, pero no todo el mundo estaba convencido. Los restos vegetales podr¨ªan haber llegado llevados por animales y las antiguas t¨¦cnicas de investigaci¨®n empleada por Solecki no eran tan fiables como las actuales.
Solecki quiso volver al yacimiento que le hizo famoso para ampliar sus estudios y confirmar sus hip¨®tesis, pero muri¨® el a?o pasado con 101 a?os sin haber logrado su objetivo. En su lugar, el Gobierno Regional del Kurdist¨¢n se puso en contacto con Graeme Barker, del Instituto McDonald de Investigaci¨®n Arqueol¨®gica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), para encargarle la tarea. Un equipo de arque¨®logos comenz¨® las excavaciones en 2014, pero tuvo que parar durante un a?o cuando el ISIS estuvo a punto de conquistar aquella regi¨®n iraqu¨ª. El objetivo inicial del grupo de Barker era datar con precisi¨®n los sedimentos que ya se conoc¨ªan y determinar con mayor certeza que se trataba de enterramientos que se realizaron de un modo concreto. Sin embargo, se encontraron con una sorpresa.
Entre 2018 y 2019 descubrieron un cr¨¢neo completo y huesos de la parte superior de un neandertal con la cabeza reposada sobre la mano izquierda. Aquel individuo, que muri¨® hace unos 70.000 a?os, es un indicio m¨¢s, seg¨²n publican ahora Barker y sus colegas en la revista Antiquity, de que los neandertales enterraban a sus muertos a prop¨®sito. Seg¨²n Emma Pomeroy, primera autora del art¨ªculo, una roca prominente junto a la cabeza del nuevo cuerpo, bautizado como Shanidar Z, pudo servir como referencia para aquellos grupos humanos, que volvieron una y otra vez a ese lugar para depositar a sus muertos, durante un periodo que pudo abarcar siglos.
¡°El hecho de volver a encontrar otro esqueleto y evidencias de que est¨¢ depositado intencionalmente reafirma la idea de que los neandertales eran capaces de enterrar. Yo me sit¨²o entre los que pensaban que s¨ª enterraban, as¨ª que este trabajo me refuerza en esa opini¨®n¡±, se?ala Carlos Lorenzo, investigador del IPHES (Instituto Catal¨¢n de Paleoecolog¨ªa Humana y Evoluci¨®n Social) de Tarragona. Para Lorenzo, la capacidad mental de comprender el significado de la muerte y actuar en consecuencia ya se estaba desarrollando en especies anteriores. ¡°En Atapuerca, en la Sima de los Huesos, se llev¨® a cabo una acumulaci¨®n intencional de cad¨¢veres y es un yacimiento de preneandertales, de hace m¨¢s de 400.000 a?os¡±, apunta Lorenzo.
Neandertales y sapiens tuvieron hijos en com¨²n en Oriente Pr¨®ximo, no muy lejos del enterramiento de Shanidar
350.000 a?os despu¨¦s, no resulta extra?o pensar en que una especie m¨¢s sofisticada, que adem¨¢s ya habr¨ªa entrado en contacto con los humanos modernos, hubiese desarrollado rituales funerarios. Joseba Rios, investigador del CENIEH (Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana) de Burgos, coincide en que los nuevos resultados permiten proponer con solidez que los neandertales realizaban enterramientos, pero matiza que los yacimientos son demasiado escasos para afirmar que exist¨ªa una cultura funeraria compartida por los neandertales. ¡°Es dif¨ªcil establecer un patr¨®n porque son pocos casos. Es probable que fuese un comportamiento ocasional, pero no tenemos pruebas para decir que fuese una tradici¨®n cultural arraigada ni recurrente¡±, afirma Rios. No obstante, el investigador recuerda que tampoco se conocen muchos enterramientos de hace 100.000 a?os donde se pueda estudiar la cultura funeraria de los humanos modernos.
En la ¨¦poca en que vivi¨® Shanidar Z, hace 70.000 a?os, y no muy lejos de aquella regi¨®n, los encuentros entre las dos ¨²nicas especies a las que se conoce producci¨®n art¨ªstica dieron lugar casi con seguridad a un intercambio cultural que ser¨ªa bidireccional. Rios refiere indicios cerca del Paleol¨ªtico Superior, cuando los neandertales comenzaron su decadencia, de una explosi¨®n tecnol¨®gica y cultural que puede explicarse por una relaci¨®n m¨¢s estrecha con la especie inmigrante. Es posible que el grupo humano que pudo ser una de las causas de su extinci¨®n les ense?ase antes formas m¨¢s sofisticadas de morirse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.