La historia de los dos sanitarios que levantaron una cl¨ªnica de la nada
El doctor Derib y la enfermera Solange no pararon hasta lograr levantar un centro de salud en Koundoul, en Chad, que ha cambiado la vida de miles de personas y consigue cifras alentadoras de supervivencia. Una lucha, hoy, entre la amenaza de Boko Haram y la covid-19
Derib Abdoulaye es un hombre pausado, de mirada tranquila y sonrisa perenne. Nunca levanta la voz y transmite seguridad en todos sus actos.?Abdoulaye ha alcanzado la cincuentena en el Chad, donde la esperanza de vida se sit¨²a en los 55 a?os. Conoce como nadie su oficio porque tras terminar sus estudios de enfermer¨ªa pas¨® seis a?os en centros de salud de distintas poblaciones de Batha, la regi¨®n que ocupa el centro del pa¨ªs. Entonces fue consciente de la dificultad de atender a toda la poblaci¨®n que requer¨ªa de cuidados.
Tras su experiencia regres¨® a Yamena, la capital de Chad y, tras un curso de acceso, comenz¨® la carrera de Medicina. Durante sus estudios visitaba con frecuencia a sus parientes en Koundoul. Est¨¢ situado a 30 kil¨®metros de la capital, pero quien conoce ?frica sabe que en el continente los kil¨®metros son sustantivos in¨²tiles como medida y se utilizan como adornos de carreteras o como adjetivos colocados entre dos ciudades. 30 kil¨®metros era una distancia inabordable para los casos m¨¢s urgentes de Koundoul. Al principio asist¨ªa a sus parientes y vecinos por tel¨¦fono, luego se llevaba a los enfermos a su casa de Yamena para tratarlos mientras estudiaba.
Koundoul necesitaba una cl¨ªnica y el doctor?Abdoulaye la iba a construir. Pregunt¨® a unos amigos en el Ministerio. ''El Estado no va a construir all¨ª, pero si lo deseas, crearemos una asociaci¨®n y luego obtendremos la autorizaci¨®n de apertura de un centro de salud'', le respondieron. As¨ª es como Derib Abdoulaye dej¨® su casa en Yamena para ir a Koundoul. Para entonces, Solange Nemoune Kobdji, la esposa de Abdoulaye, hab¨ªa obtenido su t¨ªtulo de enfermera. La gente decidi¨® darles tierra y, poco a poco, porque no hab¨ªa dinero para hacerlo de otra manera, les fueron ayudando a levantar la cl¨ªnica.
En 2006, el centro de salud Atefa en Koundoul comenzaba a dar servicio. La cl¨ªnica est¨¢ construida alrededor de un patio en un terreno de 945 metros cuadrados. Tiene dos edificaciones de una altura, una con seis peque?as salas y otra con dos. En la cl¨ªnica trabajan diez personas: un doctor, dos enfermeras, una matrona, un t¨¦cnico de laboratorio, dos agentes t¨¦cnicos de salud, dos t¨¦cnicos de superficie y un guarda que pr¨¢cticamente vive all¨ª.
Koundoul es una subprefectura que cuenta con 46 aldeas y tiene una poblaci¨®n de 32.778 habitantes que depende de la agricultura de productos hort¨ªcolas, la ganader¨ªa y el comercio. Hasta el momento de abrir la cl¨ªnica, la poblaci¨®n recurr¨ªa a curanderos tradicionales, vendedores ambulantes de medicamentos, o a los marab¨²es (m¨¦dicos tradicionales).
Las mujeres no pod¨ªan permitirse el lujo en tiempo y dinero de ir a dar? a luz al hospital y lo hac¨ªan en casa, como en cualquier zona rural del Chad. Muchos de los partos se complicaban con infecciones, hemorragias, traumas como fistulas o, en el peor de los casos, terminaban en muertes de las madres o los reci¨¦n nacidos. La tasa de mortalidad materna es una de las m¨¢s altas del mundo, con 1.160 por cada 100.000 partos en 2015 seg¨²n los datos de la OMS. En las zonas rurales, solo el 16% de las embarazadas recibi¨® asistencia cualificada en el parto en comparaci¨®n con el 59% en las zonas urbanas. Evitar los alumbramientos dom¨¦sticos era uno de los objetivos iniciales de la cl¨ªnica.
El coronavirus en Koundoul
En la entrada de la cl¨ªnica de?Koundoul se ha establecido un triaje donde se toma la temperatura a pacientes y visitantes. El doctor Derib Abdoulaye lamenta no tener equipos de protecci¨®n para el personal. "Llevamos a cabo la detecci¨®n de los casos, pero no nos ocupamos de ellos. Si el paciente es sospechoso, lo aislamos en una habitaci¨®n, le damos un tratamiento sintom¨¢tico y llamamos al n¨²mero 1313 facilitado por el Ministerio de Salud" Acto seguido, llega un equipo a recogerle. Si es positivo, sus contactos ser¨¢n confinados durante 14 d¨ªas. De momento, no han tenido que activar este protocolo. "No hemos tenido ning¨²n positivo en la cl¨ªnica, tan solo un caso en Koundoul".
Las medidas tomadas tratan de combatir tanto el brote de la covid-19 como la actividad terrorista de Boko Haram. Ante la imposibilidad de que la poblaci¨®n respete el confinamiento, el Gobierno obliga a utilizar mascarilla o pa?uelo para cubrirse. Pero hablamos de un pa¨ªs en el que se proh¨ªbe a los motoristas llevar casco como medida antiterrorista. Por lo tanto, para evitar atentados, el pasado mi¨¦rcoles se declar¨® el toque de queda entre las 14:00 y las 5:00 horas en todas las provincias. A la par, se inform¨® de cuatro casos nuevos, haciendo un total de 27. Entre ellos, al menos cinco sanitarios. Ning¨²n fallecido.
Para lograrlo, hab¨ªa que dar el m¨¢ximo de facilidades a las embarazadas y as¨ª se hizo. El parto es gratuito. Cada paciente que acude a la cl¨ªnica debe tener una cartilla que cuesta 500 francos CFA para adultos y 300 para los ni?os (0,76 y 0,46 euros respectivamente). Algunos de los medicamentos que se prescriben tambi¨¦n son de pago. Se receta un m¨¢ximo de tres por consulta y el precio de estos nunca debe superar los 1.000 francos CFA (un euro y medio aproximadamente). Con lo recaudado en la farmacia de la cl¨ªnica se reponen las medicinas, con la cartilla se mantiene el centro y se paga a los empleados. ¡°Nuestras tarifas son menores que las de los centros p¨²blicos creados por el Estado. La gente en Koundoul es pobre, pero el centro es utilizado por el 30% de la poblaci¨®n de la zona. Abrimos las 24 horas y la gente lo utiliza¡±, explica el doctor Abdoulaye.
No es una medida recaudatoria, es preventiva. La cl¨ªnica carece de medios esenciales en el control del embarazo como un ec¨®grafo, y utilizan los controles rutinarios para evitar sorpresas en el parto. Aun as¨ª, no consiguen que la mayor¨ªa de las mujeres acudan a ellos. ¡°Cuando llegan al centro les pedimos la cartilla. Si no la tienen, es que no han hecho una consulta prenatal y es un gran riesgo porque no sabemos lo que puede pasar¡±, asegura Solange.
En las zonas rurales de Chad solo el 16% de las mujeres recibe asistencia en el parto en comparaci¨®n con el 59% en las zonas urbanas. Evitar los alumbramientos dom¨¦sticos era uno de los objetivos iniciales de la cl¨ªnica
El riesgo es real ante una complicaci¨®n. La cl¨ªnica no tiene quir¨®fano y no puede hacer ni siquiera una ces¨¢rea. Derivar a cualquier tipo de paciente al hospital es practicante inviable. La ambulancia del Gobierno suele demorarse media hora en acudir. A veces hay un problema con el combustible y deben negociar. El centro se ocupa de una parte de la gasolina y, si los pacientes pueden hacerlo, tambi¨¦n contribuyen.
Aun sin cartilla, todos los pacientes son atendidos. A las embarazadas que han acudido a consulta se les ha dado una mosquitera gratuitamente dentro de un programa de la OMS para evitar la malaria. El Estado paga el sueldo a la matrona, a tres de los empleados, tambi¨¦n se ocupa de la oxitocina empleada en el parto y del primer d¨ªa de ampicilina, un antibi¨®tico utilizado de forma preventiva para las infecciones (un gramo cuesta 3000 francos CFA, casi cinco euros). El Estado tambi¨¦n suministra gratuitamente los medicamentos a ni?os menores de cinco a?os y contra la malaria. A pesar de la falta de medios, en 2019 la cl¨ªnica atendi¨® 785 partos y registr¨® dos muertes maternas. En 2018, 15 beb¨¦s nacieron muertos o no superaron el parto en la cl¨ªnica.
La pobreza constituye el mayor freno para el desarrollo sanitario en esta zona. Las actividades preventivas no est¨¢n bien desarrolladas, lo que favorece la propagaci¨®n de enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias y malnutrici¨®n en ni?os menores de cinco a?os.
La falta de informaci¨®n sanitaria de la poblaci¨®n es la causa de la propagaci¨®n de las enfermedades de transmisi¨®n sexual y del VIH-sida. Las principales patolog¨ªas que se atiende la cl¨ªnica son traumas derivados de accidentes en la v¨ªa p¨²blica o traumas por arma blanca cuando se mezclan armas y alcohol. Le siguen los casos de malaria. Tambi¨¦n son frecuentes las infecciones respiratorias y las enfermedades diarreicas en ni?os menores de cinco a?os.
Existe un programa que lucha contra estas dolencias que son tratadas con medicamentos gratuitos que aporta el Gobierno. Existen muchos casos de contagios de transmisi¨®n sexual entre las mujeres. La asociaci¨®n Amasot suministra preservativos, pero en la cl¨ªnica se ocupan de tratarlas. Los tratamientos requieren de muchos antibi¨®ticos de los que no disponen. Muchas de ellas aparecen tras abortos espont¨¢neos o clandestinos.
Abdoulaye?es consciente de las necesidades cl¨ªnicas que tienen en este momento. ¡°El personal es suficiente, pero tenemos serios problemas de laboratorio. Por ejemplo, cuando hay un caso de anemia, no tenemos un equipo que nos permita medir la hemoglobina y nos vemos obligados a derivar a nuestros pacientes. Tenemos una sala de partos con una sola mesa, mientras que asistimos dos o tres partos al d¨ªa. Como m¨¦dico, me limito solo a aquellas cosas que podemos hacer. Tenemos la capacidad de hacer mucho m¨¢s, pero no tenemos los recursos¡±.
Desde la cl¨ªnica tambi¨¦n se ocupan de las vacunaciones de rutina y las de las campa?as. Estas ¨²ltimas son problem¨¢ticas, asegura Abdoulaye. ¡°La zona cubre pueblos hasta a 20 kil¨®metros. Para llegar a todos, se necesita un medio de transporte. Tenemos una motocicleta, pero a veces se rompe, hay problemas de combustible... Tenemos dos equipos de vacunadores para toda la zona y tienen que inmunizar dos veces por semana. Pero no podemos cubrir toda el ¨¢rea. Administrativamente, diremos que hemos llegado al 60%, pero el m¨ªnimo que deber¨ªamos alcanzar es el 80%. La encuesta de cobertura que hicimos recientemente prueba que est¨¢bamos llegando a cubrir menos del 50%¡±.
Desde Madrid
Laura de Mingo es ginec¨®loga en el hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s (Madrid) y es la responsable de los proyectos m¨¦dicos en ?frica de la Fundaci¨®n Ram¨®n Grosso. El pasado octubre visit¨® la cl¨ªnica de Koundoul para conocer de primera mano sus necesidades. Bas¨¢ndose en esto, est¨¢ elaborando un proyecto con el objetivo de disminuir la mortalidad materna en la zona.
La fundaci¨®n recibi¨® una propuesta de construir un nuevo hospital en Chad pero, tras evaluarlo, han decidido descartarlo e iniciar un proyecto que consiste en elegir cl¨ªnicas de zonas rurales para dotarlas del instrumental y los medios necesarios para atender a los pacientes. La de Solange y el doctor?Abdoulaye es la primera beneficiada. ¡°Mi objetivo es dar formaci¨®n tanto a las matronas como a otros profesionales que atienden en los peque?os dispensarios acerca de c¨®mo manejar situaciones de emergencia como partos dist¨®cicos, hemorragias puerperales... Para que al menos puedan dar una primera asistencia y, aunque no siempre se resuelvan, puedan ser trasladadas en mejores condiciones al hospital de referencia¡±.
Los an¨¢lisis de la OMS respecto a Chad muestran que, a pesar que se ha avanzado en el control del VIH, la malaria y enfermedades como la tuberculosis, los Objetivos de Desarrollo Sostenible referentes a promover la igualdad de g¨¦nero y la autonom¨ªa de la mujer, reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna no se lograr¨¢n a este ritmo.
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