Los polvos del S¨¢hara
Espa?a debe mantener las mejores relaciones posibles con sus dos vecinos meridionales por motivos pragm¨¢ticos, lo que exigir¨¢ mucha habilidad, pedagog¨ªa y buena comunicaci¨®n
Han pasado casi 45 a?os desde la atropellada retirada de Espa?a del S¨¢hara Occidental, pero sus efectos perviven. Los polvos levantados por esa decisi¨®n mal concebida y peor implementada enturbian con frecuencia el ambiente entre los tres principales pa¨ªses ribere?os del mar de Albor¨¢n. Las relaciones entre Argelia, Espa?a y Marruecos reciben sacudidas c¨ªclicas con el asunto del S¨¢hara como catalizador del conflicto. Guste o no, as¨ª seguir¨¢ ocurriendo mientras no haya una soluci¨®n pol¨ªtica aceptable para todas las partes.
A nadie se le escapa que Espa?a abandon¨® a la poblaci¨®n saharaui y que, por ello, tiene una responsabilidad hist¨®rica con esas gentes. Como tampoco a nadie se le escapa la importancia estrat¨¦gica que tienen hoy d¨ªa tanto Marruecos como Argelia para nuestro pa¨ªs por una infinidad de motivos econ¨®micos, energ¨¦ticos, geopol¨ªticos y de seguridad. Mantener relaciones equilibradas entre Espa?a y sus dos vecinos del sur depende tanto de la habilidad de las autoridades espa?olas como del contexto internacional y, sobre todo, de los factores internos propios de cada uno de esos vecinos. Aqu¨ª es donde se est¨¢n produciendo reajustes en los ¨²ltimos tiempos.
Argelia ha visto c¨®mo su proyecci¨®n exterior iba menguando durante la ¨²ltima d¨¦cada. Eso fue un resultado de la incapacidad de su ex presidente Abdelaziz Buteflika para ejercer las funciones de jefe de Estado, sobre todo desde el deterioro de su salud en 2013. Ese vac¨ªo fue aprovechado por Marruecos aumentando su presencia en foros internacionales y su activismo continental en ?frica. Por su parte, las disfunciones del r¨¦gimen argelino y el hartazgo de su sociedad alimentaron unas movilizaciones populares que provocaron la deposici¨®n de Buteflika en abril de 2019 y la llegada a la presidencia de Abdelmayid Teb¨²n a finales de ese a?o, en un contexto de una incesante movilizaci¨®n social que pide reformas profundas en el sistema.
Parece que ahora los dos grandes vecinos magreb¨ªes vuelven a la carga con expresiones de nacionalismos antag¨®nicos donde la cuesti¨®n del S¨¢hara es usada como arma arrojadiza. La desconfianza entre esos dos sistemas de gobierno, sus retos socioecon¨®micos y de legitimidad internos, las tensiones y conflictos armados que recorren el sur y el este del Mediterr¨¢neo, las luchas de poder en el Magreb entre actores externos ¡ªincluidos algunos pa¨ªses del Golfo¡ª y el punto muerto en la mediaci¨®n de la ONU en el conflicto del S¨¢hara Occidental est¨¢n complicando el panorama norteafricano. Todo eso, a priori, hace m¨¢s complicado el equilibrismo de la pol¨ªtica exterior espa?ola hacia su vecindario inmediato al sur.
Espa?a debe mantener las mejores relaciones posibles con sus dos vecinos meridionales por motivos pragm¨¢ticos, lo que exigir¨¢ mucha habilidad, pedagog¨ªa y buena comunicaci¨®n, pero tambi¨¦n deber¨¢ mostrar firmeza y claridad de ideas para responder a los envites que le puedan llegar del sur. Los problemas colectivos requieren cada vez m¨¢s de soluciones colectivas que deben pasar por una mayor colaboraci¨®n e integraci¨®n regional. De no hacerlo, se corre el riesgo de repetir malas decisiones del pasado. De aquellos polvos saharianos, estos lodos mediterr¨¢neos
Haizam Amirah Fern¨¢ndez es investigador principal de Mediterr¨¢neo y Mundo ?rabe en el Real Instituto Elcano y profesor de Relaciones Internacionales en IE University.
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