¡®All You Need Is Love¡¯: la huella cristiana del himno de Los Beatles
El cristianismo es el legado m¨¢s influyente de la Antig¨¹edad, seg¨²n el historiador Tom Holland. Est¨¢ presente incluso en la m¨²sica de los cuatro fabulosos de Liverpool
Domingo, 25 de junio de 1967. En Saint John¡¯s Wood, uno de los barrios m¨¢s ricos de Londres, los fieles se dirig¨ªan a la misa de v¨ªsperas. Pero no el grupo m¨¢s famoso del mundo. Hab¨ªan contratado a los Beatles para dar su mayor concierto. Por primera vez, un programa que establecer¨ªa conexiones en directo con diferentes pa¨ªses iba a emitirse en directo para todo el mundo, y, para el segmento que le correspond¨ªa, la British Broadcasting Corporation hab¨ªa elegido a John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Durante los ¨²ltimos cinco a?os, los Beatles hab¨ªan grabado en los estudios de Abbey Road las canciones que hab¨ªan transformado la m¨²sica popular y los hab¨ªan convertido en los j¨®venes m¨¢s idolatrados del planeta. Ahora, ante un p¨²blico de 350 millones de personas, estaban grabando su ¨²ltimo single. La canci¨®n, con un estribillo que todo el mundo pod¨ªa cantar, era un himno feliz y pegadizo. Su mensaje, escrito en carteles de cart¨®n en toda una serie de idiomas, estaba pensado para ser f¨¢cilmente accesible para una aldea global. Las flores, serpentinas y globos contribu¨ªan a la sensaci¨®n de que se trataba de una fiesta. John Lennon, que a ratos cantaba y a ratos mascaba un mont¨®n de chicle, ofreci¨® al mundo que los contemplaba un consejo con el que santo Tom¨¢s de Aquino, san Agust¨ªn y san Pablo habr¨ªan estado de acuerdo: ¡°Necesitas amor¡±.
Dios era amor; eso era lo que se dec¨ªa en la Biblia. Ama y haz lo que quieras. ¡°Y abundar¨¢ el amor perfecto¡±, dec¨ªa san Agust¨ªn
Despu¨¦s de todo, Dios era amor; eso era lo que se dec¨ªa en la Biblia. Durante 2.000 a?os, hombres y mujeres hab¨ªan reflexionado acerca de esa revelaci¨®n. Ama y haz lo que quieras; eran muchos los cristianos que, a lo largo de los siglos, hab¨ªan tratado de poner en pr¨¢ctica este precepto de Agust¨ªn; pues, entonces, como hab¨ªa anunciado un predicador husita, ¡°el para¨ªso se abrir¨¢ para nosotros, la benevolencia se multiplicar¨¢ y abundar¨¢ el amor perfecto¡±. Pero ?y si hab¨ªa lobos? ?Qu¨¦ har¨ªan entonces los corderos? Los propios Beatles hab¨ªan crecido en un mundo marcado por las cicatrices de la guerra. Muchas zonas de Liverpool, su ciudad natal, hab¨ªan sido arrasadas por las bombas alemanas. Su aprendizaje como banda se hab¨ªa desarrollado en Hamburgo, en clubes donde trabajaban exnazis mutilados en la guerra. Incluso ahora, mientras cantaban su mensaje de paz, la sombra del conflicto ensombrec¨ªa una vez m¨¢s el mundo. La guerra en Tierra Santa hab¨ªa estallado solo tres semanas antes de la retransmisi¨®n desde Abbey Road. Los restos de aviones egipcios y sirios calcinados salpicaban el paisaje que otrora pisaran los patriarcas b¨ªblicos. Israel, el hogar jud¨ªo prometido por los brit¨¢nicos en 1917 y que, finalmente, se hab¨ªa fundado en 1948, hab¨ªa conseguido en solo seis d¨ªas una asombrosa victoria sobre vecinos que se hab¨ªan juramentado para aniquilarla. Jerusal¨¦n, la ciudad de David, estaba bajo gobierno jud¨ªo por primera vez desde tiempos de los c¨¦sares. Sin embargo, esto no ofrec¨ªa ninguna soluci¨®n a la desesperaci¨®n de aquellos que se hab¨ªan visto obligados a abandonar lo que anteriormente hab¨ªa sido Palestina. Al contrario. En todo el mundo, como el napalm en la jungla vietnamita, parec¨ªa que el odio ard¨ªa de forma descontrolada. Lo m¨¢s aterrador era la tensi¨®n entre las dos grandes superpotencias, la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos. (¡) La humanidad corr¨ªa el riesgo de desatar el apocalipsis; se hab¨ªa arrogado lo que hasta entonces hab¨ªa sido un derecho divino: el poder de poner fin al mundo.
?C¨®mo iba entonces a bastar con el amor? Aunque fueron objeto de burlas por su mensaje, los Beatles no eran los ¨²nicos que cre¨ªan que quiz¨¢ bastar¨ªa con el amor. Una d¨¦cada antes, en lo m¨¢s profundo del sur de Estados Unidos, un predicador baptista llamado Martin Luther King hab¨ªa reflexionado sobre el significado de Dios e instado a sus seguidores a amar a sus enemigos. ¡°Lejos de ser un consejo piadoso de un so?ador ut¨®pico, este mandamiento es absolutamente necesario para la supervivencia de nuestra civilizaci¨®n. S¨ª, es el amor lo que salvar¨¢ nuestro mundo y nuestra civilizaci¨®n, el amor incluso hacia los enemigos¡±. King no hab¨ªa afirmado, como har¨ªan los Beatles en All You Need Is Love, que fuera f¨¢cil. El pastor hablaba como un hombre negro a una congregaci¨®n negra que viv¨ªa en una sociedad que practicaba la opresi¨®n institucionalizada. La guerra civil, aunque hab¨ªa acabado con la esclavitud, no hab¨ªa puesto fin al racismo y la segregaci¨®n. (¡) Aunque sus ¨¦xitos lo convirtieron en una figura c¨¦lebre en toda la naci¨®n, tambi¨¦n le granjearon un gran odio. Su casa fue atacada con explosivos incendiarios y lo encarcelaron en repetidas ocasiones; pero King nunca devolvi¨® odio a quienes lo atacaban. Sab¨ªa lo que costaba dar testimonio de la palabra de Dios. En la primavera de 1963, escribiendo desde la c¨¢rcel, hab¨ªa reflexionado sobre c¨®mo san Pablo hab¨ªa llevado el evangelio de la libertad all¨ª donde era m¨¢s necesario, sin preocuparse por los riesgos. Al llamar al clero blanco a romper su silencio y a hablar sobre las injusticias que sufr¨ªan los negros, King hab¨ªa invocado la autoridad de santo Tom¨¢s de Aquino y de su propio tocayo, Mart¨ªn Lutero, pero, sobre todo ¡ªal responder a la acusaci¨®n de ser un radical¡ª, hab¨ªa apelado al ejemplo del Salvador. Las leyes que sancionaban el odio y la persecuci¨®n de una raza por parte de otra, declar¨®, eran leyes que el propio Cristo habr¨ªa quebrantado. ¡°?No era Jes¨²s un extremista del amor?¡±. (¡)
Para los Beatles, el concepto del amor, la fuerza motriz del universo, no derivaba de una atenta lectura de las Escrituras, como s¨ª lo hac¨ªa el de Martin Luther King, sino que la daban por supuesta. Liberada de sus amarras teol¨®gicas, esa comprensi¨®n claramente cristiana del amor que tanto hab¨ªa hecho para revitalizar el movimiento en favor de los derechos civiles empez¨® a flotar libremente sobre un paisaje psicod¨¦lico. En ese verano de 1967, los Beatles no eran los ¨²nicos que estaban ¡°saliendo raros¡±; hab¨ªa abalorios y cachimbas por todas partes. Los evang¨¦licos estaban horrorizados. Para ellos, la emergencia de los monstruos de pelo largo y con flores en el cabello parec¨ªa una confirmaci¨®n del giro sat¨¢nico que hab¨ªa tomado el mundo. El mensaje de paz y amor desde una felicidad absoluta no era sino una propaganda perniciosa: una tapadera para las drogas y el sexo. Parec¨ªa que se estaban revirtiendo 2.000 a?os de contenci¨®n de la violencia de las pasiones. Que esto fuera cierto, claro, no hac¨ªa que los cristianos fueran menos carcas. Vistos a trav¨¦s de la nube de marihuana de una sentada en San Francisco, los predicadores parec¨ªan unos fan¨¢ticos. ?D¨®nde estaba el amor en esos hombres con pelo corto que se?alaban con el dedo y se excitaban hasta ponerse morados? La vibrante tensi¨®n de la existencia de un abismo insalvable entre dos bandos enfrentados en una irreconciliable guerra cultural estuvo siempre presente en el Verano del Amor.
Tom Holland es un historiador y escritor brit¨¢nico. Este extracto es un adelanto editorial de ¡®Dominio. Una nueva historia del cristianismo¡¯, de la editorial ?tico de Libros,
que se publica el pr¨®ximo 4 de marzo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.